El voluntariado en Guayaquil: una práctica que busca mayor inclusión
Voces de líderes de fundaciones promueven proyectos sociales, educativos y trazan la línea de ruta para una mayor inclusión
El camino es complicado, pero nunca lo suficiente como para rendirse. Desde Guayaquil, ciudad que cumple un año más de Fundación, nacen propuestas para devolverle el ánimo a todo un país y seguir avanzando. EXPRESO las agrupa en el especial Guayaquil, grito de Esperanza.
Una trayectoria que inicia desde la necesidad de aportar a la sociedad. Algunas fundaciones con 58 años de trabajo y otras con poco tiempo de creación, pero con la misma visión: generar un cambio significativo en el accionar de la ciudadanía guayaquileña ante la pobreza, enfermedad y discapacidad.
(Sigue leyendo: Devolución IVA 2024: diferencias del beneficio para discapacidad y tercera edad )
Laura María Noboa de González, directora de Fasinarm
Falta menos que antes. Es la sensación que le genera la actual convivencia de la comunidad guayaquileña ante la presencia de un niño con Síndrome de Down. A decir de Laura María Noboa de González, directora general de Fasinarm, la inclusión poco era tomada en cuenta, mientras la discriminación abundaba.
Diario EXPRESO, un periódico sin tapujos y sin vergüenza de decir la verdad
Leer másAlgo que con el tiempo ha cedido tanto en sectores sociales como en las propias familias. Sin embargo, el camino es largo y necesita de espacios que logren aterrizar acciones positivas que involucren a todos en un sistema: el educativo, por ejemplo, es el eje de trabajo en el que se esmera la fundación.
“Realizamos charlas a profesores para que ellos tengan herramientas para incluir a chicos con discapacidad, que ya les están llegando y deben ser incluidos en sus escuelas. La idea es que sean incluidos y tengan todo lo que necesitan para aprender”, expresa Laura María, mientras una sonrisa esperanzadora se escapa de su rostro.
(Te puede interesar: SRI: La devolución del IVA en locales autorizados es para evitar estafas )
Laura María Noboa de González
Es así como surge la fórmula social: reflexión y acción. Se trata de un ecosistema de trabajo donde los padres de hijos con discapacidad cognitiva retoman iniciativas escolares y formativas de sus niños. Asimismo, desarrollan campañas para sensibilizar a la ciudad.
“Los padres de familia de los demás compañeros del niño con discapacidad que está incluido en las escuelas, a veces, ellos (los padres) son el primer freno para la inclusión de sus hijos. Son los primeros en decir: no te juntes con tal persona porque no es igual que tú”, se lamenta la educadora. Y al mismo tiempo se pregunta: ¿Cómo cambiar el mundo? Respira y asevera: “cambiando las mentes y los hijos adquieran el ‘chip’ de la inclusión en todos sus espacios”.
Luis Cortez Alvarado, director de Fundación Otoño
Una ciudad solidaria. Es el sueño que mueve a Luis Cortez, director ejecutivo de Fundación Otoño Inolvidable, en la toma de decisiones, creación de estrategias y elaboración de proyectos, que beneficien la conducta y estilo de vida de niños y adultos mayores.
(Te invitamos a leer: Feriado de julio en Guayaquil: planes para disfrutar de los días de descanso)
Luis Cortez Alvarado
Entre esas propuestas asoman los programas de actividad física, talleres de apoyo emocional psicológico, jornadas lúdicas y recreativas, visitas guiadas culturales, clínicas móviles y promoción de la salud, talleres educativos de alfabetización, emprendimiento, tecnología, escuela de la tercera edad, campañas de sensibilización y concienciación.
Es decir, una lucha en contra de las desigualdades, de la pobreza, al fin y al cabo, de las injusticias en general. Para hacerlo realidad no es suficiente la voluntad (aunque es el primer paso para alcanzar grandes cambios), se necesita de la colaboración privada y para eso la fundación gestiona alianzas con empresas y ONG que desplieguen búsqueda de financiamiento sostenible, a través de patrocinios y campañas de recaudación; gestión y monitoreo de los proyectos y propuestas; capacitación a voluntarios y el empoderamiento comunitario: entre las acciones que ejecuta y promueve Otoño Inolvidable.
“Al implementar estas estrategias, estamos comprometidos en asegurar que nuestras propuestas se concreten y generen un impacto positivo en la vida de los adultos mayores”, asegura Cortez. Y hace un llamado a las autoridades: “solicitamos el apoyo del gobierno en recursos, infraestructura y el acceso a permisos”.
María Delia García Jouvin, voluntaria y presidenta de Acorvol
Tasciende el voluntariado. En una ciudad que por años se hizo de la vista gorda a los problemas urgentes de los más necesitados. Y aunque la cruzada recién empieza, María Delia García, presidenta de Acorvol, se muestra entusiasta por el avance en su ciudad o en la ‘cuna del voluntariado’, como sabe llamar a Guayaquil.
(También: El lento crecimiento económico agrava la informalidad laboral )
María Delia García Jouvin
Piensa que un avance significativo sería implementar un estilo solidario en iglesias, universidades, colegios, y en los ministerios. No depender del Estado porque mucho o nada se notan presto a la ayuda.
“Tejer juntos y agarrados de la mano un mundo sostenible, un planeta más solidario, donde el bien prevalezca y la unión sea la fuerza que nos impulse adelante”, exhorta la titular de Acorvol, quien ahora se prepara para lanzar un proyecto que se convertirá en la vitrina de otras organizaciones sociales.
Muchas de ellas apuntan a oportunidades que permitan una sociedad justa, solidaria y que reduzca las desigualdades. “También visibiliza la labor social que las fundaciones participantes llevan a cabo en beneficio de la población que atienden y logran impactar de manera eficiente para asistir las necesidades de dichas comunidades compuestas por poblaciones vulnerables”, alega García.
Para lograrlo, espera la acción colectiva del voluntariado y de la comunidad en general. Considera que el aporte nunca debe acabarse y que las ganas tienen que perdurar mientras se transita en la vida. “Invito a lo sociedad civil a reconocer la dignidad humana, abandonar la indiferencia y darnos las manos unos a otros, y en conjunto generar cambios sostenibles en una corriente de solidaridad, que trascienda fronteras, credos e ideologías”, concluye García.
Josue Constante, coordinador de voluntariado de la Fundación Azriel
Un legado que cosecha frutos. Junto a la evolución de la ciudad en los temas sociales. Tanto así, que Josue Constante, coordinador del voluntariado de la Fundación Azriel, lo tilda de “equipo” y de ser el principal motor que direcciona la esperanza a las personas en situación de calle.
(Además: Corea del Sur se decanta por el banano ecuatoriano tras eliminación de arancel )
EXPRESO lanza emotivo video para la cobertura de los Juegos Olímpicos París 2024
Leer más“Desde el punto de vista actual, nosotros tenemos propuestas y lo estamos trabajando: un comedor comunitario. Se lo ha distribuido por diferentes fases y es bonito porque aportamos a la disminución del hambre, por lo menos, eliminar un porcentaje, así sea pequeño de las personas más vulnerables”, comenta Constante, mientras en su rostro se dibuja seguridad y su tono lo envuelve en determinación.
Para esta organización social, los beneficios tributarios son un salvavidas. Reciben apoyo del Estado y de la empresa pública y privada. Se convierten en gestores culturales y planifican propuestas que ayuden a los patrocinadores.
Las etapas tienen su presupuesto y este sale de los voluntarios y el área empresarial, con actividades donde se pueda recaudar fondos. “Ellos se encargan de los pulgueros, venta de comida, mercaditos y un sinfín de eventos en la ciudad”, sostiene el coordinador.
Josue Constante
Azriel se caracteriza por lanzar propuestas innovadoras y a la vanguardia de las actuales necesidades y de lo que le interesa a la comunidad. De por sí, Constante sentencia que el guayaquileño tiene alma generosa y que en las publicaciones que sube a las redes sociales lo puede observar.
“En seguida recibimos a los voluntarios que nos cuentan que consiguieron víveres, ropa y medicinas, en familia. Con eso armamos todos los proyectos y abrimos las puertas a todas las donaciones”, cuenta Josue, al mismo tiempo que aclara, que la donación no es económica, y reitera el compromiso de los ciudadanos cuando se trata de ayudar con “poco o mucho”.
No obstante, la falta de comunicación aún sería el talón de Aquiles del voluntariado en Guayaquil. Una acción colectiva en todos los sectores y familias lograría más aportes para el que no tiene recursos.
Para leer contenido de calidad sin límite, SUSCRÍBETE A EXPRESO