Guayaquil se vuelca a las calles para despedir al 2020
En la bahía, la Alborada y la Seis de Marzo, se realizaron compras de última hora. El control fue insuficiente Ciudadanos piden ser responsables
Fue el último día del 2020 y al igual que como pasó en Navidad, los habitantes se lanzaron a las calles. Querían hacer las compras de última hora. La bahía, el centro de la ciudad, así como la Alborada, la calle Seis de Marzo, Sauces y la avenida Domingo Comín, cerca de La Pradera; estaban llenas de personas, que se instalaron en los sitios buscando desde chispeadores y pavo, hasta monigotes, uvas y “las prendas de la buena suerte”.
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Leer más“Sin duda parece que en Guayaquil, el virus se ha tomado un descanso. La imagen es de terror...”, se quejó ayer la habitante de la cuarta etapa de la Alborada, Olivia Martínez; mientras compraba inciensos en los exteriores del centro comercial Plaza Mayor, uno de los sitios donde, por la cantidad de peatones circulando, era difícil movilizarse.
“No pensé que habría tanta gente, quería dar un pequeño paseo por el sector, como lo he hecho cada año desde hace dos décadas, pero hoy no es la mejor opción. Ya con las aglomeraciones de estos días, la más grande que fue generada por el triunfo de Barcelona, debemos estar alerta: el virus debe estar por aquí rondando. Iré de regreso a casa”, reconoció.
Pensé que después de las aglomeraciones generadas por el triunfo de Barcelona, la ciudad se tranquilizaría. Lamentablemente me equivoqué. Guayaquil es un caos. A pocos le importan la salud. Pocos toman precauciones.
Pero en el lugar, no todos pensaron así. Hubo familias y ciudadanos como Jhon Suárez, de La Garzota, que decidieron precisamente caminar por todos esos sitios donde se percibía un espíritu de fiesta. “Hoy (ayer) no me levanté sintiendo esta fecha, no sentí la emoción de antes. Quizás sea porque, más allá de despedir la noche con pocos, a la medianoche no me abrazaré con los vecinos ni veré toda una fila de muñecos ardiendo. El escenario será distinto y sí, me apena”, lamentó Suárez; quien a fin de levantarse los ánimos, había optado por recorrer parte del norte es busca de un monigote.
“En los parterres de La Alborada, Álamos Norte y El Cóndor, vi color y escuché cumbia. Eso es el 31. Eso quiero escuchar en la noche”, dijo; mientras se rociaba alcohol y se lo esparcía también a los artículos que había comprado.
Si bien la calle Seis de Marzo, a diferencia de otros años, no estaba abarrotada de compradores, a partir de las 10:00 empezó a ser visitada por los clientes; quienes para sorpresa de los artesanos, apostaban por llevarse los monigotes más grandes.
“Estos días han adquirido solo los pequeños porque no se los puede quemar. Sin embargo, he vendido ya tres de tres metros solo este 31, ojalá siga así. Cruzo los dedos porque sea así”, detalló a EXPRESO el artesano Julián Casas; mientras ataba un enorme Snoopy a la camioneta de Augusto Robles, residente de Samanes.
“Hoy desbarataré a ese monigote en honor a los que se han ido y no volverán. Reconozco que no quería comprarlo, pero han pasado los días y he considerado necesario desestresarme con algo. Si no lo quemo, no importa. Vamos a cortarlo en pedacitos, le daremos con la escoba o le prenderemos fuego en el patio de la casa... Lo importante es que se irá. Esta año finalmente se va”, agregó.
Pese a la prohibición de incinerarlos, las familias compran monigotes para despedazarlos o golpearlos. Artesanos piden que se permita la quema en sitios privados. @JuanDaPonce con los detalles.
— Diario Expreso (@Expresoec) December 29, 2020
Donde sí se pudo ver el mismo amontonamiento de siempre fue en la bahía. Allí hubo vendedores y clientes que no respetaron el distanciamiento ni usaron mascarilla; e incluso hubo niños que jugaban en los parterres, las veredas por las que decenas se desplazaban, y hasta cerca de los canales de agua lluvia.
“Acá el virus está jugando al pepo. No quiero ni pensar en los casos de coronavirus que habrá en dos semanas. Mire, es una irresponsabilidad todo lo que estamos viendo. Es una vergüenza, una burla al pasado”, se quejó Martha Cuenca, habitante de la calle Chimborazo, una de las tantas congestionadas en la zona.
La bahía y el centro fueron hoy (ayer) dos sitios intransitables. Demasiada gente había en ambos: sin mascarilla, sin mantener el distanciamiento. Era una locura, la misma de todos los años, salvo que este hay un virus circulando.
Monigotes de bolsillo, una apuesta biosegura para despedir el año
Leer másAllí, una vez más, el control por parte de la Policía, los agentes metropolitanos y de tránsito resultó escaso.
“Es imposible ponerle un freno a toda esta marea de personas. Cuánta ignorancia ciudadana. Vine a la bahía por blusas e interiores de color rojo, para tener mucho amor el 2021, pero prefiero sacrificarlo. Así no voy a entrar a la plaza comercial. ¿De qué me servirá el amor si me enfermo? La bahía es y seguirá siendo el foco de contagio más grande de diciembre”, sentenció Romina Jaramillo, de Sauces 4.
Espero que la gente en las semanas siguientes no se esté quejando por el aumento de casos de Covid. Lo que hemos vivido estas dos últimas semanas, la cantidad de aglomeraciones que ha tenido Guayaquil, no son un buen augurio.