El agravio de las moscas, siete maneras de afrontar el fin del mundo

Es un sábado como cualquier otro. La puerta del apartamento de Teresa suena temprano y, aunque ella no se encuentra, sus amigos empiezan a llegar, como todos los sábados, a lavar la ropa en la lavadora.

Pero algo extraño sucede. Las calles están vacías y un silencio sepulcral inunda la ciudad.

En el apartamento, los amigos van airando chismes y problemas: una pareja separada se hace reclamos en torno a su relación y al hijo que ha quedado a cargo de la abuela, dos hermanas discuten por un drama familiar, y dos amigos insisten en irse a los puños constantemente a raíz de un conflicto laboral.

Pero afuera algo raro pasa. Todo está cerrado, las sirenas de los autos de la policía suenan por todas partes, un humo extraño invade el apartamento, un olor horrible entra por las ventanas y hay moscas por todas partes.

Así arranca 'El agravio de las moscas', un thriller teatral que combina el suspenso con un oscuro sentido del humor y que se exhibe de viernes a domingo en el Teatro Patio de Comedias, en Quito, hasta el domingo 2 de febrero.

La obra, explica su dramaturgo, Fabián Patinho, “ensaya ser un retrato del Ecuador actual; un país adormecido, acorralado por los toques de queda, pandemias, estados de excepción, inseguridad, incendios, apagones. Un país cautivo en sí mismo que deambula con resignación y sin rumbo hacia ninguna parte, donde ni siquiera queda lugar ya para el hastío o la rabia”, indica.

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La pieza es dirigida por Diego Coral e interpretada por Maya Villacreses, Gonzalo Estupiñán, Tamia Otálora, Mara Serrano, Javier Ordóñez, Marilú Vaca y el propio Coral.

El suspenso de lo inesperado

“Si la pandemia nos mostró algo es que el ‘fin del mundo’ o cualquier crisis de esa magnitud ya sea un virus, un terremoto, una plaga, nos parece imposible. Parece ciencia ficción hasta que llega, pero nuestra capacidad para ignorar lo inevitable es enorme”, reflexiona Coral.

Y esta es una curiosa característica de la obra, pues conforme la tensión aumenta y los hechos extraños se intensifican, los personajes permanecen en casa, enfrascados en sus pequeños conflictos. “Me encantaba esa idea de que ‘algo pasa afuera’ porque, en Ecuador, algo siempre puede pasar afuera, pero esa idea de quedarnos sentados a esperar a que pase prevalece”, añade el director.

A la par de la trama, los personajes cuentan con breves monólogos en los que prima el lenguaje poético y que sirven como una reflexión sobre lo que sucede en la historia, así como en el contexto nacional.

“Hay espacios en el texto donde nos dimos la posibilidad de hablar sobre la realidad que estamos viviendo porque, finalmente, el arte también es político”, comenta el director.

Mirar hacia el pasado

Una característica curiosa de 'El Agravio de las moscas' es el uso de fashbacks, que son parte de la trama, y que ofrecen detalles sobre las situaciones que atraviesan y los contextos emocionales en los que se encuentran los protagonistas. Sobre todo Teresa, quien parece unirlos a todos los personajes, pese a no estar en escena. El personaje es interpretado por Marilú Vaca, que también produjo la obra.

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“Teresa, es una catalizadora de la acción. Ella casi no está en escena, pero es vital para lo que sucede en su casa y en que ellos se enfrenten a lo que está pasando en el exterior”, señala Marilú.

'El agravio de las moscas' obtuvo un fondo para producción de obras escénicas provenientes del Fondo de Fomento de las Artes, la Cultura y la Innovación, en la Línea de financiamiento de las Artes y la Creatividad. 

Esto, explica Coral, permitió llevar a cabo la obra en gran formato y con tantos personajes, lo que también supuso un reto. “Es complejo pensar en el desplazamiento en escena y en el trabajo conjunto”, afirma.

Las funciones se llevan a cabo de viernes a domingo. 

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