Amores finos: cuando lo cotidiano se convierte en arte
EXPRESIONES conversó con la artista plástica Paula Arias. Su creación se expone en el Centro Cultural Benjamín Carrión, sede Bellavista (Quito)
“Desde hace varios años vengo trabajando en distintas prácticas con una poética personal que busca reinventar la cotidianidad”, señala la artista contemporánea Paula Arias.
La exposición de su autoría, Amores finos, que se lleva a cabo en en el Centro Cultural Benjamín Carrión, sede Bellavista (Quito), inicia con un gigantesco mural desde el que cuelgan pequeños hilos con un arsenal de prendas en miniatura: pantalones, vestidos, sostenes, calzones y zapatos.
Dos grandes murales con las prendas plasmadas sobre la pared le siguen en el recorrido. De ahí en adelante, son las pequeñas piezas de ropa las que reciben al público. Estas se ven reflejadas en lienzos a pequeña escala, esculturas miniatura y telares en los que priman las prendas tejidas en color rosado.
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Leer más“La ropa, los textiles, suelen descartarse con mucha facilidad; están relacionados al ámbito íntimo, femenino y poco importante a pesar del peso social e identitario que tienen. En mi caso, además son elementos que han estado cobijando mi memoria familiar”, estableció.
En ese sentido, a la hora de plasmar los primeros bocetos, Arias ahondó en su pasado para recuperar las anécdotas relacionadas a estas prendas, al hogar y a la infancia.
“La intención era explorar la posibilidad de reescribir mi historia personal a través de juegos repetitivos y colaborativos, en los que es importantísima la atmósfera, las diferentes texturas y el movimiento visual y táctil que se genera”, comenta.
Añade, no obstante, que el proceso no fue estrictamente planificado, sino que conforme avanzaba, iba hallando el formato visual con que quería expresarse. “No siempre tengo el control, a veces hay que dejar que la pieza encuentre su camino”, afirma.
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Leer másLo que sí tenía claro era que en este proceso quería rendir un homenaje al telar andino, elemento con el que trabajó varias de las piezas centrales de la exposición y que aprendió de manos de los artesanos José y Luz María Cotacachi.
Su interés por este artefacto surgió en 2020, cuando se encontraba transcribiendo la historia de las producciones manuales en la memoria artística del país.
“Con José y Luz María aprendí sobre las raíces del telar andino”, explica. “San Antonio de Ibarra es una zona conocida por la talla de madera, producen muebles de todo tipo y mucha artesanía religiosa. Me pareció interesante ensayar un proyecto similar a ese, de traducción, pero esta vez con ciertos atuendos”, analiza.
Es así que del encuentro con los artesanos, surgió una serie de ‘telares colaborativos’, en el que Arias, José y Luz María Cotacachi elaboraron obras a seis manos, tomando como punto de partida los imaginarios de la artista y la relación a los espacios domésticos que esta proponía.
“Fue un proyecto que se enriqueció con el intercambio y las licencias creativas que cada uno tenía”, dice.
WARMI POWER, MUJERES EMPODERADAS
El proyecto Warmi Power impulsa el trabajo de mujeres indígenas bordadoras de Imbabura. Esta iniciativa se orienta a fortalecer la identidad cultural y las economías locales, y en ella ha venido colaborando Paula Arias.
“Mi trabajo se relaciona con la auto-comunicación interior propia y sus posibilidades a través del arte. Me interesa abordar temáticas como los derechos de las mujeres desde el feminismo y el desarrollo de sus economías como productoras de arte”, comentó en una entrevista.
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CREAR, OTRA MANERA DE CUESTIONAR
Paula Arias se ha movido siempre en el mundo del arte, pasando por la escultura, la fotografía, la pintura y el diseño. Se especializó en Bellas Artes en la Nueva Escuela de Comunicación y Diseño, en Buenos Aires, Argentina, y posteriormente estudió escultura en la Universidad del Museo Social Argentino.
La cotidianidad ha sido un elemento habitual de exploración en sus piezas, primero en la tienda-taller que abrió al regresar al país, Paula Arias Arte Aplicado, donde plasmaba sus obras en chompas, cojines, bisutería, entre otros objetos, y luego en sus exposiciones individuales y colectivas.
En 2018, presentó Viento, claro y brillante: otros lugares reconocibles, una muestra en la galería Más Arte, en la que esta se cuestionaba hacia dónde se estaba moviendo el mundo. Piezas como Desierto, construida con veintidós pares de hormas de zapatos formados en una espiral, llevaban a la audiencia a preguntarse hacia dónde se dirigían sus propios pasos.
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