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Ana María Serrano.
Ana María Serrano.Fotos Adrián Jaramillo 

Ana María Serrano: "Mi divorcio fue en buenos términos y tranquilo"

La presentadora y exreina de Quito sigue viviendo en Colombia

Desde hace casi 14 años (en agosto los cumplirá), la reina de Quito 1998 y presentadora de noticias, Ana María Serrano (45) vive en Bogotá, Colombia. Es parte del noticiero central de Cablenoticias, está en 'Hoy en el mundo' y 'Primer plano' (un espacio sobre las empresas con propósito). Además es directora de un proyecto político que nace de la sociedad civil llamado Visión Colombia.

Con Ecuador se mantiene vinculada a través de Ekos Today Radio. Laboró en RTS y TC. En el último canal fue presentadora de 'El Noticiero' y de la revista familiar 'Cosas de casa'.

Está divorciada de Juan Esteban Arellano y vive con sus hijos José María (18), quien en las próximas semanas terminará la etapa secundaria, y Juan Pedro (16).

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¿Se ha planteado volver?

No se puede decir nunca, porque Ecuador es mi país. Allá tengo a mis familiares y amigos, trabajo con algunas marcas, visito de manera frecuente Quito porque presento eventos. En abril estuve, en mayo vuelvo. Mi vida por ahora está en Colombia, no tengo planes inmediatos de regresar, pero no se sabe las vueltas que da la vida. Estoy feliz.

Como dice la canción, “el amor no tiene horario ni fecha en el calendario”, es decir llega de manera inesperada. ¿Ha tocado nuevamente a las puertas de su corazón?

Todavía me estoy organizando con mi trabajo, con mis hijos, estoy enfocada en aquello. Cuando se da una separación, por más que se diga que es lo mejor y lo correcto, no deja de ser difícil, sin embargo estoy tranquila. Estuve casada aproximadamente 20 años. Mantengo una buena relación con el padre de mis hijos. Nosotros lo conversamos, fue un divorcio en buenos términos y tranquilo, a pesar de lo duro que siempre es.

Los hijos suelen ser los que más sufren cuando ven que ya la relación de sus padres se acabó.

Para ningún hijo es fácil. Hemos tratado de que se afecten lo menos posible. Siempre les dijimos que aunque ya no seamos pareja, siempre seremos sus padres. Nadie cambiará aquello. Considero que ver que sus papás se llevan bien, para ellos es un alivio. Hace un par de meses, él (Juan Esteban) regresó a Ecuador por sus proyectos de trabajo. Ha sido duro sentir la responsabilidad de dos adolescentes, es heavy. Es súper complicado, a pesar de que es un papá muy preocupado, muy presente. Los dos tenemos que hacer equipo por nuestros hijos. Al principio fue más fácil porque él estaba en Colombia, teníamos la custodia compartida. Una semana ellos estaban con su padre, otra conmigo. Debo acostumbrarme al nuevo estilo de vida, no hay opción.

A veces los chicos son medio rebeldes y más en un mundo que está ‘patas arriba’.

Sé que el mundo está convulsionado, pero los hemos preparado y formado para ello. Todo lo que les hemos podido decir, se los hemos dicho. Tienen claros sus valores, los hemos educado bien. Con el mayor he conversado y le he dicho que es muy rico llegar a la mayoría de edad para ciertas situaciones, pero aquello trae consigo también responsabilidades. Ya no hay mamá y papá que lo cubran por sus actos. Las nuevas generaciones son más desafiantes, cuestionan mucho la autoridad. En mi época, mis padres me miraban y era suficiente para yo quedarme tranquila. Ahora lo cuestionan todo.

¿Se daría una nueva oportunidad, sentimentalmente hablando?

Los seres humanos hemos sido creados y hechos para vivir en pareja, lo creo firmemente. Estar solos me parece durísimo, tal vez alguien lo logre. Yo soy de la teoría de que tarde o temprano debemos estar en pareja.

Aunque sus hijos nacieron en Ecuador, no habrá otro país para ellos que Colombia.

Los colegios de mis hijos están aquí. El mayor estudiará Administración de Negocios en una prestigiosa universidad colombiana. Toda su vida la han hecho en Colombia, es su país. Cuando llegamos, Juan Pedro tenía dos años cuatro meses. Yo le digo en broma: “Ni aunque te hubiera parido en Colombia, serías tan colombiano”. Aunque no lo crean, cuando se baña escucha vallenatos (risas).

Ana María Serrano.
Es madre de dos hijos.Adrián Jaramillo

Aunque ha vivido catorce años en Colombia, ¿hay algo a lo que todavía no se acostumbra?

(Risas) Al frío. Aunque soy de Quito, Bogotá es más húmeda. La gente la llama la nevera, me cuesta. Son más cerrados en su forma de vestir. No se usan colores muy vivos, el blanco es para clima caliente. No es para la capital. Creo que el clima influye en las personas. Me encanta el sol y el calor porque permiten hacer más actividades en el exterior.

No hay ecuatoriano que no extrañe la sazón de su país.

El ajiaco se parece al locro, es rica la bandeja paisa, pero yo mato, muero por los cangrejos o por la pangora. No se consumen tan fácil, cuando voy a Quito regreso con carne de cangrejo. A fines de mayo iré, pero es un viaje rapidísimo. Estoy preparando la graduación de mi hijo para los primeros días de junio.

Siempre hay placeres que nos queremos dar...

Quiero viajar, es de los placeres que nos damos en la vida. Son experiencias. Deseo conocer la India, es un país con el que tengo mucha conexión. Ya no eres igual cuando vuelves. Hace un año estuve en Catar, Dubái y Estambul. Fui con mis hijos para mostrarles lo grande que es el mundo. Me reuní con Ruth del Salto. Además me encantaría ir a Quito, una vez al mes. Allá están mis padres (Silvia y Rafael ), se van poniendo grandes y hay que aprovecharlos porque nadie tiene la vida comprada.

Las ecuatorianas Ruth del Salto, Andrea Bernal y usted lograron abrirse paso en Colombia. Muchos creen que en la vida todo es suerte, pero no siempre es así.

Desde Catar (en Medio Oriente) Ruth se mantiene conectada a Colombia, Andrea continúa y por un tiempo también estuvo Janeth Hinostroza. No hay que olvidar la larga carrera que hizo Ximena Aulestia (exreina y periodista) en este país. Creo que la apertura que hemos tenido es por el trabajo que hemos hecho, lo digo con orgullo.

Desde que usted fue reina de Quito hasta ahora ha corrido mucha agua bajo el puente. La inclusión en los certámenes de belleza, incluso forzada, es el pan nuestro de cada día.

Los reinados han cambiado, no sé hasta qué punto a las mujeres les interesa participar en un concurso en el cual solo se cataloga su belleza. La mujer con este nuevo enfoque, es la primera que ha empujado a que se den esas transformaciones. Veo casos de chicas a las que les dicen que lucen bonitas y responden: ‘Soy inteligente, no bonita’ (risas)’.

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Sin embargo, en Ecuador cada vez se ven más casos de modelos, actrices e inclusos reinas que se ven salpicadas por el narcotráfico. El fin de semana pasado fue asesinada una exaspirante a Miss Ecuador.

Vivo en un país en donde eso se dio en las décadas de los 80 y 90. El narcotráfico se llevó por delante mucho y a muchos. Ecuador está viviendo algo similar. Son chicas que se dejan llevar por el estatus que les da el dinero. Acá ya no se ve tanto aquello, se tiene claro quiénes han hecho su trabajo con esfuerzo y profesionalismo y quiénes han llegado por una plata mal conseguida. 

La noticia del atentado a su anterior canal, TC, recorrió el mundo. ¿Ver aquello de lejos seguramente provocó dolor, nostalgia?

TC fue mi casa en la que trabajé diez años. Ahí me formé, vi a mucha gente que conozco. Lo más triste y doloroso es que compañeros colombianos se me acercaban para decirme que era una pena muy grande que Ecuador viva aquello, lo que ellos ya vivieron. Existe solidaridad.

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