Ancestras: una muestra que reivindica a las mujeres
La artista Pollet Zapata aborda la labor invizibilizada de las mujeres. La muestra se exhibe en el Museo de la Ciudad de Quito
“Desde pequeña estuve rodeada de mujeres; mi abuela, mi madre. Ellas eran las que se quedaban en casa a atender a los hijos, a cuidar de la casa y atender a los esposos cuando volvían del trabajo. De niña no entendía el porqué, me parecía normal. Cuando crecí y pude hablar con ellas, vi que era una historia que se repetía. No pudieron estudiar, cumplir esos sueños que eran otros a solo tener una familia”, reflexiona la artista quiteña Pollet Zapata.
Reivindicar esas historias y las de cientos de mujeres que se vieron en esa misma situación durante siglos es el eje de Ancestras, exposición temporal que se puede recorrer en el Museo de la Ciudad, en el centro histórico de la capital.
La colección explora la transformación de los espacios, la calidez de los hogares, la calma y el caos de la cotidianidad y la naturaleza como vértice de la identidad. Estas emplean la nostalgia como una fuerza cromática que rescata y transmuta la historia; y la pausa, como una oportunidad para observar, indagar y aprender.
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Al ingreso, un enorme mural detallando una cocina recibe a los visitantes. Ahí, el sonido de los platos, música y el ruido de una tetera transportan a quien ingresa a la casa de la infancia. Y justo eso es lo que Zapata buscaba.
A partir de su archivo personal y del pasado colectivo, aflora un desvío hacia lo íntimo, donde surge la consciencia de lo femenino, de la pérdida y de los estados de quietud, bajo un tono romántico y melancólico.
“Quería mostrar a esas mujeres invisibilizadas por la historia que han hecho los trabajos de cuidado y de afecto sin protagonismos por el patriarcado. Quería que ellas fueran esas protagonistas, las mujeres de mi historia y que resuene con quienes vayan a visitar la muestra”, señala.
La muestra cuenta con una treintena de obras que detallan a mujeres en lo cotidiano; lavando la ropa, tomando café, regando sus plantas y rodeadas de preguntas. ¿Soy parte de una cadena de inequidad con las mujeres? ¿Qué historia de mis ancestras marca mi vida en el presente?, cuestiona desde los muros la artista al público.
Las obras están intercaladas con textos del libro Estancias, de la escritora Alicia Ortega.
El retrato de una mujer desgarbada, sentada sobre su cama, pertenece a una serie cuyo fragmento señala: “Cuando el tiempo transcurrido me incumbe. Cuando ese tiempo es mío. Cuando es el de los míos. El tiempo ajeno es tiempo detenido. Es historia. Es tiempo acontecido...”.
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Leer másEn otro muro, donde priman las obras que recogen los lazos familiares entre abuelas, hijas y nietas, un texto de Ortega indica: “La distancia afectiva con esas fotos me permite ejercer una mirada contemplativa. Puedo fijarme en ellas con detenimiento y preguntar por los detalles que despiertan mi curiosidad. Detalles que enseguida olvido. Veo la cara, vestimenta, los entornos. Frente a las fotos de mi madre solo puedo guardar silencio y extrañeza”.
La acogida ha sido un éxito, explica Paulina Vega, educadora del museo: desde su apertura, más de 3.000 personas han acudido a verla.
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A la par del recorrido, una serie de actividades han sido parte de la puesta en escena, entre ellos talleres de foto bordado dictados por Zapata.
“Me ha impresionado la respuesta de la gente. Hay quienes han llorado y me han dicho que se sienten muy conectados porque les recuerda a sus madres y abuelas. Eso me parece hermoso, hay algo muy especial en que, a través de las imágenes, la gente se pueda identificar con su propia historia”, dice la artista.
Ancestras está abierta de miércoles a domingo, de 09:30 a 17:30, hasta el 30 de diciembre.
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A través de sus obras, Zapata aborda sus propias opiniones sobre ser mujer, lo cotidiano, el pasado, y sus críticas al machismo y a la sociedad conservadora.
Para ello, la experimentación ha sido clave en lo que a la técnica se refiere.
Graduada de la carrera de Artes Plásticas en la Universidad Central del Ecuador, se especializó en el uso de técnicas bidimensionales, como la pintura, pero eventualmente fue hallando su lugar en otras como la ilustración digital y el bordado.
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Leer más“La pandemia fue como ese espacio para aprender cosas nuevas e indagar en inquietudes que tenía. Fue muy interesante empezar a trabajar con la ilustración digital y con el bordado porque encontré formas de expresión que complementaba la investigación que venía haciendo en el pasado familiar y en la mujer”, señala.
En Ancestras, hay obras elaboradas en óleo, acrílico, animación, ilustración digital, bordado y murales intervenidos, entre ellos uno en el que destaca una cocina gigantesca.
Su obra a futuro, explica, piensa mantenerse en esa línea, indagando en una diversidad de técnicas para hallar su voz.
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Leer más“Hablo sobre tabúes, como la menstruación de la mujer, el sexo, la soledad, de las cosas que nos dicen a las mujeres de cómo debemos comportarnos y eso lo muestro en mis obras. Y muchas chicas se sienten igual. Es chévere que mis obras se conecten con otras mujeres”, indica la artista.
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