Andrés y María: La noche de los grillos bajo su lupa
La obra se presenta en la tercera sala del Teatro Sánchez Aguilar y se mantiene en cartelera hasta el 28 de mayo.
Hay personas que, sin llevar la misma sangre, se vuelven familia. Esa es la relación entre los actores Andrés Crespo y María Ortega, quienes protagonizan la obra La noche de los grillos.
Esta puesta en escena se está llevando a cabo en la tercera sala del Teatro Sánchez Aguilar. Desde allí hacen que los asistentes conozcan una historia muy sentida, creada a partir de la cuarentena.
Andrés y María se conocen desde niños. Incluso antes de poder hablar ya eran amigos. Así lo cuentan a EXPRESIONES. Por eso, siempre han mantenido el contacto. Y tras varios intentos (no concretados) de escribir algo para las tablas, por fin lo plasmaron.
Fue a través de largas llamadas telefónicas que armaron el guion y luego, con calma, le dieron forma. Así llega esta obra que ya se encuentra en cartelera.
Les mostramos la entrevista con estos creativos que dejaron claro que para entender a sus personajes, también hay que conocerlos a ellos.
Todo va a estar bien: la obra en la que el público elige su rol
Leer más¿A qué hora se despertó?
Andrés: A las 04:30. Casi nunca lo hago tan temprano
María: Yo a las 06:40. A las siete de la mañana ya empiezo a hacer ejercicios.
¿Son personas ‘matutinas’?
A: Yo soy indistinto. Nunca tengo una hora fija para nada.
M: La vida me ha obligado a serlo. Pero no es mi naturaleza.
Entonces no son esclavos del despertador…
A: Yo lo uso cuando de verdad tengo que ir a un lado. Pero yo no tengo horas.
M: No, yo sí lo soy. Esa cosa tiene que sonar para que me despierte.
¿Cuál fue su primer pensamiento del día?
A: Yo pensé que era un error levantarme porque tenía recién que trabajar a las 08:30.
M: “Quiero cinco minutos más para dormir”.
¿Cantan en la ducha?
A: A veces canto. Puede ser también en el carro.
M: No lo hago, pero sí escucho música. Tengo un playlist que se llama ‘Sublime’ y tiene canciones de ópera que me relajan y me dan una energía rica.
¿A qué huele Guayaquil?
A: Al estero Salado con marea baja, a grillos muertos y a orine rancio.
M: Huele a todo lo que dice Andrés. Pero un olor que a mí me recuerda a Guayaquil es el del café, como el que hacían en la casa de mi abuela por la tarde.
¿Ser actor es pasión o sacrificio?
A: Yo no soy actor. No sabría contestar esa pregunta.
M: Pasión.
¿Se han reencontrado con algún amor de adolescencia?
A: Yo sí. Me saqué la pica y me la sigo sacando cada que puedo. Siempre es bueno un ‘remember’.
M: Esto es Guayaquil. Soy amiga de todos mis amores de adolescencia. No han sido reencuentros.
¿Alguno fue el amor de su vida?
A: No.
M: No. Para nada.
¿Les tienen miedo a los grillos?
A: No me preocupan los grillos.
M: No los quiero tener cerca para nada. De mi ventana para afuera.
Y las noches de Guayaquil con hartos grillos…
A: Todo bien con ellos.
M: Me gustan como suenan.
¿Con qué película están obsesionados?
A: Estoy obsesionado con Lo invisible, de Javier Andrade. Me indigna y me encanta al mismo tiempo.
M: Me encantó The French Dispatch.
¿Lo último que leyeron?
A: Estoy leyendo La historia política del Ecuador, de Osvaldo Hurtado.
M: Acabo de terminar Te llamo porque es noviembre, de Mariela Manrique.
¿Se saben todo el guion de la obra o se equivocan?
A: María dice que se equivoca, pero es mentira. Ella misma lo escribió. Y bueno, no es que yo me equivoco; estoy encontrando un nuevo camino en el texto.
M: Me lo sé, pero hay una frase en la que me equivoco.
¿Qué historia no se han atrevido a contar?
A: Nunca me ha interesado mucho interpretar la oscuridad humana. Nada de asesinos en serie ni pedófilos.
M: Hay muchas que no me he atrevido a contar. Pero siempre pienso si lo que voy a hacer va a lastimar a alguien que quiero.
Son 10 años del Sánchez Aguilar. ¿Qué vistieron en la fiesta?
A: Me vistió Gustavo Moscoso.
M: Me vestí yo misma con algo de mi clóset.
¿Escribir y actuar es su propia supervivencia hablando de ustedes?
A: Sí. Claro que sí.
M: Cuando escribo algo es mi necesidad de sobrevivir.
Volviendo al amor, ¿cuál es su momento más romántico?
A: Espero que sea este sábado. Para eso sirven las obras, para fabricarse momentos románticos. ¿Tú crees que yo hago esto por gusto?
M: Cuando me pidieron matrimonio con un chupete a los 25 años.
¿Qué es lo más sagrado de su vida?
A: ¡Qué pregunta más…! Sin duda alguna mis hijos y mis obras, que son otros hijos.
M: Mis hijos. Tengo dos.
¿Están viviendo como lo imaginaron hace 30 años?
A: Yo nunca me he imaginado cómo podría ser mi vida. Siempre he sido inmediato.
M: No. Soy una sorpresa para mí misma. Yo me veía casada, con tres lindos hijos y mi pelo rubio alisado.
Su siguiente meta es…
A: Hacer cine en Guayaquil. Ya tengo un guion con Daniel Llanos llamado Estero en llamas. Y hay otra película con Andrés Martínez que se llama El estero.
M: ¡Quién sabe! Por el momento, seguir.
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