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Escena de AnoraCortesía

Anora: El sexual cuento de hadas de Sean Baker

El jueves 16 de enero es el estreno en Ecuador de la cinta que dejó boquiabierto a Cannes

No tenía la aprobación de su madre para filmar su más reciente película, Anora. Y no es algo que necesitara, pero Sean Baker siempre ha tenido a su madre como una amiga y consejera. Sin embargo, esta vez no le hizo caso y valió la pena.

Anora (2024) se ha convertido en una de las películas más aclamadas del año pasado y la que más premios se ha llevado, aunque la señora Baker le haya dicho: “Sean, la gente no quiere ver eso” al teléfono.

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Esta opinión es contraria a los críticos de cine. El pasado 8 de enero, cuando contó esta anécdota, lo hizo precisamente sobre el escenario del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York, cuando recibió el premio a mejor guion. “Amo a mi mamá. Ella es la mejor y, de hecho, es por eso que estoy aquí, porque ella me introdujo al cine. Ella simplemente odia mis películas”, bromeó.

Pero quien sí amó su propuesta fue Cannes. Baker ganó con Anora la Palma de Oro, el máximo galardón en ese festival, y seguramente aspirará a posiciones relevantes en los próximos premios Óscar, las cuales se revelarán ahora el próximo 23 de enero, tras los incendios en California.

Pero esta cinta, que llega mañana 16 de enero a las salas de Ecuador, sigue una línea de interés particular para el director y guionista. Sean Barker, hace con Anora una especie de continuación de su largometraje de 2021, su película sexualmente explícita protagonizada por Simón Rex, Red rocket (Cohete rojo).

Anora y el trabajo sexual

En Anora aborda el tema del trabajo sexual, uno que él mismo considera que no debe ser criminalizado. También aborda los de clase y las diferencias salariales. Las locaciones y el diseño de producción subrayan estos asuntos de ingreso económico, que se entretejen sutilmente en la película. Todo lo relacionado con el estilo de vida de Iván, que está muy lejos de cómo vive y trabaja Ani, ambos personajes principales.

La producción de la cinta inició en enero de 2023. Rodaron 37 días en la ciudad de Nueva York y tres en Las Vegas. Las logísticas del rodaje presentaron desafíos: muchas locaciones diferentes, una historia y personajes multilingües, un calendario de rodaje exigente y los caprichos del clima invernal.

No obstante, todos los implicados la describen como una experiencia extraordinaria. Mikey Madison, quien da vida a Anora dice: “Cada persona –cada actor, cada miembro del equipo de producción y Sean– se volcó en cuerpo y alma en la realización de esta película. Fue increíble estar rodeada de ese tipo de energía”. La cinta integró elenco especialmente estadounidense, ruso y armenio.

Sean Baker quedó satisfecho con este equipo. “Este elenco estaba formado principalmente por actores profesionales y experimentados. Todos los días me ofrecieron sugerencias, ideas e inspiración. Fue un placer trabajar con todos ellos”.

Esta historia de amor, que es una forma moderna de Cenicienta con un príncipe descarriado, pone en la gran pantalla genera diversos niveles emociones.

La película evoluciona a través del drama, la comedia y el romance, casi como si fueran tres actos. Todo envuelto en escenas provocadores y gemidos entre el inglés y el ruso. 

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Convertirse en bailarina 

La preparación de Mikey Madison para el papel fue integral y multifacética. Trabajó con un coach de dialecto para perfeccionar el acento característico del área de Brighton Beach/Brooklyn, propio de su personaje, Ani. Además, estudió con un tutor de ruso y realizó una investigación exhaustiva, consultando libros, memorias, videos y vlogs de bailarinas para comprender a fondo su papel.

Su preparación física fue igualmente intensa: pasó dos meses entrenando con una coreógrafa, complementándolo con diversas clases de acondicionamiento físico y movimiento, como pilates, barra, ciclismo y estiramientos. Todo ello le permitió desarrollar la fuerza necesaria para ejecutar los trucos de pole dance que el guion requería.

“No soy bailarina en absoluto, así que fue genial desafiarme de esa manera”, comenta Madison. “La coreógrafa, que también es bailarina, me enseñó a moverme como una auténtica bailarina erótica. Eso me ayudó muchísimo no solo en términos de fisicalidad y sensualidad, sino también a aprender cómo comportarme y caminar con seguridad en tacones altos”. 

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