Autocine: una nueva vida que regresa a los clásicos
Durante el mes de Guayaquil, se programó la proyección de cuatro cintas bajo este formato.
La posibilidad de divertirse fuera de casa ha quedado rezagada a un plan especial, casi convertido en privilegio. Con el distanciamiento social como nuevo dictamen de conducta, el ingenio nos ha volcado a nuevas alternativas. O, quizá, a retomar prácticas que habían quedado como algo del pasado.
El domingo anterior, Policentro tuvo cierta esencia vintage en su establecimiento, pero con tecnología de punta. El Policine-auto se llevó a cabo en su playa de estacionamiento. Este invento que data de 1933, y fue muy popular entre los años 40 y 50, tuvo ahora mayor calidad y sonido y, para quienes lo pudieron vivir en Guayaquil en sus años de gloria, fue regresar a su infancia y juventud.
El cine al aire libre es una alternativa pensada para que las familias puedan tener un reencuentro fuera de sus hogares. Y es que el auto de cada una de las cien que presenciaron Grease (Vaselina, 1978) era como ver una representación de la sala de cada una de ellas. Comían sus bocadillos, se acostaban o usaban sus celulares y se acomodaban con almohadas.
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Leer másMedia hora antes de que inicie la cinta, programada a las 19:00, hubo una intervención musical. Quizá el evento también sea un predecesor de un auto-concierto. Iván Henríquez interpretó clásicos del rock y pop en inglés, en su mayoría. La gente bajó los vidrios de los autos y se escuchaba algún coro lejano al quedarse contenido en el interior de los vehículos. Los aplausos ya no fueron palmadas. Ahora las bocinas de los autos hicieron más bulla y así despidieron la intervención musical, y también al sol que cayó cuando empezaron los comerciales previos a la cinta.
Es el segundo año consecutivo que Policentro hace eventos de cine al aire libre. Esta vez también tuvo como excusa el aniversario 41. El año anterior fue un día de campo ambientado también en su parqueadero.
La primera escena de Grease hace suspirar a cualquiera, ya que se sabe que vendrá una gran historia de amor. “Danny, esto es todo”, le dice Sandy tomando la cara de su galán en la playa. Él le responde: “Claro que no, Sandy, es solo el comienzo”, para saltar a la recordada cortinilla de animación que introduce a la película, acompañada de la canción Grease de Frankie Valli.
La película, protagonizada por Olivia Newton-John y John Travolta, está llena de canciones que ahora son clásicas y que las actuales generaciones han escuchado aunque no sepan su origen. Ese fue el caso de Maribel Cox y su hijo Andrés Suárez. “Me he visto Grease un montón de veces y me sigue gustando”, comentó mientras ayudaba a subir al pequeño al techo de su camioneta para que tenga una mejor visión. Cuando esta se acabó, Andrés intentó imitar los pasos de Danny con la coreografía de We go together.
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Leer másDel otro lado del estacionamiento estaba Lenín Tenesela, quien recordó su adolescencia en la provincia de Esmeraldas al estar en un cine abierto. “Eran muy populares los cines al aire libre. Entre los años 1984 y 1986 todavía quedaban algunos abiertos. Esta vez vine con mis hijos, que se entusiasmaron porque vieron la noticia en redes sociales”.
Los asistentes a esta proyección, que tenía una pantalla led y dos racks de sonido con seis bocinas cada uno, un equipo muy usado para conciertos, ya no tenía fallas por los rollos de filme o un sonido interceptado por las radios de los autos, lo que hizo sencillo para las nuevas generaciones ver la ‘peli’. El centenar de autos llegaron con puntualidad y así mismo partieron del estacionamiento. Con el final de la función, los motores se encendieron y parecía la continuación de la carrera de Danny Zuko y sus amigos. Eran las 21:00 y las vallas que se habían instalado para la llegada en orden, se habían retirado para que todo fluya. La magia del cine se fue con la luz de la pantalla.