Ocio

Bertha Serrano
Bertha Serrano.JUAN FAUSTOS // EXPRESO

Bertha Serrano: “Mis negocios me siguen emocionando como el primer día”

En diez años ha logrado crear tres marcas y una academia desde donde ayuda a mejorar la calidad de vida de los demás.

El aroma de comida preparada como en casa impregna el olfato de quienes transitan por la calle Panamá. Mientras unos se preguntan de dónde proviene, hay otros que ya saben la respuesta: del restaurante Tania.

Allí se cocinan platos con recetas ancestrales, todo en medio de una decoración hogareña. Una de las esquinas está matizada por el color de rosas provenientes de Tumbaco que los comensales pueden adquirir para decoración o agregar a sus bebidas.

Aquel es el más reciente emprendimiento de la quiteña Bertha Serrano (31), quien recibe al staff de EXPRESIONES para explicar que este proyecto llegó luego de cumplir diez años en su camino en los negocios. “Este va dedicado a mi madre”, dice orgullosa. De ahí la razón del nombre de este restaurante.

Cuando habla sobre lo que ha cosechado en esta década, vuelve la mirada hacia sus inicios. En ese entonces, con apenas 21 años, tenía claro que ganar dinero por el simple hecho de hacerlo, no la llenaba. Ella quería aportar su granito de arena al mundo. Así nacieron Fulgore, Serratosa y, ahora, Tania. Todos ellos tienen elementos en común: dar protagonismo a lo hecho en Ecuador, hacer que prevalezca la calidad y la durabilidad frente al costo, así como también buscar el bienestar de sus trabajadores. Y en eso consiste su lema: ser socialmente responsable.

Empezó sola y hoy va de la mano con 120 personas que forman su staff directo e indirecto. “No solo yo crecí, sino todos. Somos un solo puño”.

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Entre fábrica y textiles

Un espacio de la calle Circunvalación Sur, en Guayaquil, es matizado por el ambiente rosa de Fulgore. Aquel fue su primer emprendimiento dedicado a la elaboración de indumentaria, calzado y accesorios.

Más allá del diseño a la vanguardia, resalta el trabajo artesanal que hay detrás de la marca. “Lo fabrican desde cero y con amor”, agrega Bertha sobre su equipo.

Aquel sueño inició hace diez años, y con el tiempo, en el 2014, Bertha pudo tener su propia fábrica. “Empezamos en un espacio de 600 metros cuadrados hasta que luego vino la posibilidad de expandirnos”, comenta.

Ese concepto es el inicio de Serratosa Textil, su segundo proyecto, con el cual se dedica a fabricar productos no solo de Fulgore, sino pedidos de diferentes tiendas departamentales del país, con un equipo compuesto principalmente por mujeres y cabezas de hogar.

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Bertha Serrano
Bertha Serrano junto a su hijo.JUAN FAUSTOS // EXPRESO

Si ella brilla, todas pueden

En ese camino entre Fulgore y Serratosa fue descubriendo su gusto por crear negocios desde cero. Haberse caído y levantado forman parte de esa experiencia ganada que tanto le gusta contar.

Hace dos años decidió crear su propia academia. “Ayudo a las demás a conocer el mundo textil, de marroquinería y de zapatos. Que sepan qué deben hacer para ir por el camino correcto”.

Lo hace a través de cursos online y semipresenciales (desde su fábrica). La mayoría de sus alumnas son diseñadoras que recién empiezan y no saben cómo estructurar su marca.

“Es toda mi experiencia en diez años resumida en estas clases y una forma de agradecer lo que me ha dado la vida. Es mi granito de arena a la sociedad para que otras también puedan cumplir sus sueños”, comenta.

Es por eso que comparte todo lo que sabe. “Hay quienes se sorprenden y me preguntan si no tengo miedo de que me copien. Pero creo que si todas nos unimos y vemos un solo horizonte, cada quien podrá poner su esencia”, precisa.

‘Slow food’ con alma ancestral

Fue a inicios de este mes cuando abrió las puertas del restaurante Tania. Sin embargo, todo el trabajo detrás empezó hace un año.

Antes de contar esa aventura, hace un paréntesis en la historia. “Desde el 2015, mi madre dejó su anterior trabajo y se dedicó a ayudarme en la parte administrativa de mis otros negocios. Vio mi sueño como si fuese el suyo”, cuenta.

Pasaron los años y durante el 2021, Bertha vio la oportunidad de alquilar un local en la calle Panamá, sin tener claro en qué lo iba a utilizar. “Fui a verlo con mi mamá y cuando entramos vi su cara de emoción. Y le dije había llegado la hora de ponernos a trabajar en su sueño”, nos cuenta mientras se le quiebra la voz al recordar.

El lugar empezó a tomar color en sus manos. Fue decorado con un ambiente hogareño y personalizado con un menú que es parte de la historia de vida de Tania, su madre. Ella es de Loja y creció en el pueblo de Alamor. Por eso hay platos en homenaje al lugar donde nació. Para muestra, un botón: las empanadas rellenas de queso hecho desde cero, con leche recién recolectada y cuajada con recetas ancestrales... “Cuando estructuré el modelo decidí hacerlo con la cultura ‘slow food’, para rescatar las tradiciones de comunidades y lo fusioné con el tema de mercadito, donde la gente puede comprar flores que provienen de Cotopaxi”.

Durante un año, 72 personas construyeron y diseñaron el local de forma que se puedan contar las historias que hay detrás de cada plato. Y qué mejor que hacerlo desde el centro de la ciudad, el mismo corazón de Guayaquil.

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“Dejé de verme como emprendedora”

Cuando habla de cómo logra balancear sus días entre ser esposa, madre y dirigir tres negocios, hace énfasis que es debido a su entrega.

“Me enorgullece que gente de mi equipo haya mejorado su calidad de vida”, dice, pues acepta que sus emprendimientos no solo se ejecutaron por sus ideas, sino que están sostenidos por el trabajo de personas que han dado todo de sí.

En cuanto a la clave para crecer en estos diez años, insiste en que está en empezar a verse como empresaria, no como emprendedora. ”En ese momento entendí la responsabilidad que conllevaba tener negocios, tener un personal bien remunerado, ofrecer calidad…”, enumera.

Pero hay algo más. “Como líder cuido mi salud mental y la de mis colaboradores”.

Si bien empezó sola en su cuarto en la casa de sus padres, ella ya tenía su tribu. “Siempre estuvieron apoyándome, mi familia, mi enamorado que ahora es mi esposo, y mis amigas”. Y hoy, diez años después, a pesar de las dificultades, la ven haciendo realidad todo lo que antes era un sueño.

“Cada vez que veo mis negocios me sigo emocionando como desde el primer día y sigo con las mismas ganas de superarme. Dios no me dio hijas, porque ya tengo a mis niñas”, concluye.

Más de ella

  • Está casada y es madre de dos niños.

  • Es ingeniera en Marketing con mención en Branding.

  • Se especializó en Diseño Sostenible en la Central Saint Martins, que forma parte de la Universidad de las Artes de Londres, Inglaterra.

  • Ha tomado cursos de estructura y administración de negocios.