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La obra narra la historia de los juicios de Salem en 1962, cuando catorce mujeres fueron condenadas a muerte por brujería.Isaac Hinojosa Cortesía

Las brujas de Salem aterrizan en Quito el 18 de octubre

La afamada obra teatral se estrena en el Teatro Victoria

El reverendo Samuel Parris ora al pie de la cama de su pequeña hija Betty. Es 1692 y la primavera se ha abierto paso entre los crudos estragos del feroz invierno de Massachusetts. No es un hombre amable, y a más de ser clérigo, ni sus parroquianos tienen palabras cálidas para con él.

Su sobrina Abigail interrumpe sus rezos y entra a la habitación junto a Susanna Walcott, una vecina que trae noticias; las peores noticias. “El doctor Griggs manda a decir que no logra encontrar en los libros de medicina lo que aqueja a Betty”, dice. Añade, sombría: “me manda a decirle que podría buscar la causa en algo sobrenatural”.

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Con esas palabras, se desatan los Juicios de Salem, un oscuro episodio en el pasado de las primeras colonias americanas, donde cerca de 300 personas fueron acusadas de brujería y diecinueve fueron condenadas a muerte.

Esta es la historia que narra Las brujas de Salem, aclamada pieza del teatro clásico que se estrena el viernes 18 de octubre en el Teatro Victoria de la capital.

Juan Pablo Acosta, director de la puesta en escena, señala que, pese a tratarse de una pieza escrita en 1952, es una obra que se ha mantenido en el imaginario colectivo, y que es incluso más pertinente hoy que hace veinte años.

“Las Brujas de Salem aborda un tema que no ha perdido vigencia: llos seres humanos juzgándose los unos a los otros. No es algo reciente, es tan viejo como la humanidad misma. Hoy en día, no obstante, es incluso más pertinente que antes, porque las redes sociales han hecho que ese deseo de juzgar al otro recrudezca y hasta se celebre. Hay gente que siente que la posibilidad de esconderse detrás de un teclado le da derecho a juzgar y atacar a los desconocidos y a los amigos desde una falsa superioridad moral”, reflexiona.

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La obra se estrena en el Teatro Victoria con una apuesta escenográfica que trae la obra al presenteCortesía

La obra, agrega, busca llevar a esa reflexión y al cuestionamiento propio en la audiencia. “El teatro tiene que servir para algo más que entretener, y en este caso, presentamos una obra que es una crítica social que se mantiene vigente en relación a los juicios que hacemos los unos a los otros”, dice.

La obra se presentará de jueves a domingo hasta el 31 de octubre en el teatro, ubicado en el sector de El Pinar Alto, al norte de la capital.

Traer el pasado al presente

Y si bien la obra mantiene el texto original de la pieza del dramaturgo Arthur Miller, Acosta señala que la escenografía y el desarrollo escénico cuenta con la esencia propia del Teatro Victoria.

Desde mi punto de vista, el teatro clásico no se debe topar. Los textos están perfectos tal y como están. Además, los derechos de autor impiden la modificación de los textos con excepción de la actualización de palabras o pequeños recortes. En mi caso, siento que montar piezas clásicas y traerlas a lo contemporáneo no depende de la adaptación del texto, sino de la puesta en escena”, asegura.

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En el caso de Las brujas de Salem, la pieza arranca con una escena de danza en el que se ve a las jóvenes del pueblo balando, el acto por el que luego son acusadas de brujería. También se incorpora la danza butoh, un estilo creado en Japón después de la Segunda Guerra Mundial que sirve para expresar el horror sobre la escena.

“Siento que la danza es un código importante que estamos añadiendo para ofrecer contexto a los que está sucedido en la escena. También hemos añadido un coro de brujas que se encuentran fuera de escena, en la audiencia, y que cantan una sección de la ópera Macbeth. La idea es que estos elementos ayuden a traer la obra a la actualidad y rompan con los preconceptos que tiene el público sobre qué es el teatro clásico”, añade. 

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Un elenco de dieciocho actores conforman la puesta en escena.Cortesía

Pasión por el teatro clásico

Desde sus inicios, el Teatro Victoria se ha dado a conocer por su labor para recuperar y montar piezas del teatro clásico, entre ellas 'Los Menecmos' y 'El fantasma de Canterville'.

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Para Acosta, esta propuesta busca revalorizar piezas cuyos montajes en el país prácticamente había desaparecido. “El teatro clásico se han mantenido en el tiempo por su calidad y su universalidad. Shakespeare, Euripides, Sofocles tienen textos que hablan del amor, de la pérdida, de la venganza, son emociones que nos mueven como seres humanos”, dice.

En el caso de las Brujas de Salem, agrega, ponerla en escena, ha sido un gran reto. “Todo actor profesional sabe que es una obra top y que montarla y hacerlo bien es un testimonio al buen trabajo actoral”, dice. Para esta puesta en escena, el elenco cuenta con dieciocho actores que han ensayado durante cinco meses. Scarlett Cisneros y Javier Taco protagonizan la puesta en escena dando vida a Abigail Williams y John Proctor respectivamente. 

Una polémica pieza

Estrenada en 1952, Las brujas de Salem fue recibida con fuertes críticas, pues en ella el dramaturgo, Arthur Miller, ofrecía paralelismos con el gobierno estadounidense de la época que, liderado por el senador Joseph McCarthy, desencadenó un extendido proceso de delaciones, denuncias, procesos irregulares y listas negras contra personas sospechosas de ser comunistas.

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En 1950, dos años antes de la publicación de la obra, Miller fue víctima de esa “caza de brujas”, cuando fue acusado de tener “simpatías comunistas”. Llevado ante la Comisión de Actividades Antiamericanas, este se rehusó revelar los nombres de los componentes de un círculo literario sospechoso de tener vínculos con el Partido Comunista, por lo que juzgado y se le retiró el pasaporte.

Tuvo que esperar ocho años hasta que la sentencia fuera anulada.

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