
Carla Colombara: “Con comida italiana te enamoras o firmas un gran negocio”
La propietaria de Carlo & Carla lleva la tradición italiana a otro nivel gracias al legado familiar presente en cada plato.
Desde el mediodía, la esencia de Italia se vive en cada bocado que sale de la cocina de Carlo & Carla, un restaurante que traslada al alma de La Toscana.
La historia detrás del lugar es tan rica como su menú. Carla Colombara, ingeniera en Negocios Internacionales con mención en Marketing, creció entre fogones y viendo a su padre, el chef Carlo Colombara, comandar la cocina con maestría.
El primer paso en Plaza Lagos, lo dieron en 2010, cuando abrieron Rosticería Di Carlo, un pequeño local que rápidamente se volvió un éxito. Dos años después, decidieron ir por más y en 2012 nació Carlo & Carla. “Fue un gran reto, pero confiábamos en que iba a funcionar”, recuerda ella. Con su acogedora decoración, este rincón de dos pisos fusiona lo rústico con lo contemporáneo, mientras ofrece una propuesta de más de 80 opciones, además de una selección de 150 etiquetas de vino que elevan la experiencia.
Pero más allá de la comida, hay una esencia que se mantiene intacta: la de un negocio familiar que honra sus raíces. “Mi papá era mi mejor amigo y mi socio. Extraño su presencia todos los días, pero su legado sigue vivo”, dice con orgullo sobre el Carlo Colombara quien falleció en 2020. Hoy ella está a cargo junto con su esposo, quien es sommelier, y hacen que el restaurante sea uno de los puntos de referencia para los amantes de la cocina italiana.
La entrevista
Cuando uno llega a Carlo & Carla, la carta está llena de mariscos. ¿Eso viene del ADN del restaurante?
¡Sí! Si vienes aquí, te vas a dar cuenta de que hay muchos mariscos en el menú. Mi papá siempre decía: “En Ecuador tenemos los mejores mariscos del mundo”. Y tenía razón. Tenemos pulpo, cangrejo… Por ejemplo, preparamos un risotto de cangrejo espectacular, espaguetis con pulpo, canelones de cangrejo.
¿Cómo nació esa fusión entre la tradición italiana y los ingredientes ecuatorianos.?
Se dio de manera natural y fue aceptada increíblemente bien. Mi papá lo tenía claro: si cuentas con la técnica culinaria italiana y tienes ingredientes tan increíbles en este país, ¿por qué no fusionarlos? Aquí tenemos productos frescos todo el año.
¿Así era en su casa también?
¡Igualito! Él siempre decía que la cultura italiana gira en torno a la mesa: sentarse, compartir, comer sin apuro. Los domingos, por ejemplo, era imposible escaparse. Mi papá nos sorprendía con lo que había encontrado en el mercado. Nadie se levantaba antes de las cinco de la tarde.
Y pobre de aquel que dijera que estaba a dieta…
¡No existía esa opción! Nos pasaba que a veces queríamos descansar un domingo, pero él aparecía diciendo: “¡Tengo costillas!”. Y ya estábamos todos otra vez en la mesa. Es muy italiana esa tradición de compartir la comida.
Parece un restaurante donde pasan muchas historias, no solo almuerzos o cenas.
¡Exacto! Aquí te puedes enamorar, firmar un gran negocio o venir con tus hijos a comer pizza. Es un restaurante para todos, como me gusta decir. Hay espacio para cada momento.
En redes se ha visto muchos reels de ustedes, ¿cómo impactó la digitalización?
Nos hizo más presentes en la web y las redes sociales. Ahora tenemos una página donde puedes pedir sin intermediarios, es más barato para el cliente y eficiente para nosotros.
¿Es decir que para un restaurante es clave estar en todas las redes sociales?
Definitivamente. No basta con abrir el local. Hay que estar en las redes. Muchos quiebran porque no invierten en marketing. No puedes esperar que los clientes lleguen solos. Por ejemplo, Tiktok nos trajo clientes nuevos y revitalizó las noches.
¿Cómo logra mantener la innovación en el restaurante?
La clave es no estancarse. En un mercado con tanta oferta gastronómica, es fundamental innovar constantemente. Hacemos entre tres y cuatro festivales al año con nuevas creaciones y realizamos catas de vinos con maridajes únicos. También viajamos a Italia y otros lugares en busca de inspiración.
¿Siente que la gente está más abierta a probar platos auténticos?
El guayaco ha viajado mucho y ahora tiene una cultura gastronómica más amplia. Antes, se resistían a probar cosas nuevas, pero ahora piden burrata, pangora y platos internacionales con mayor frecuencia. Eso me encanta, porque significa que puedo ser más fiel a mis raíces sin preocuparme tanto por adaptar todo.
De tantos años de experiencia en el restaurante, ¿qué es lo que hoy más valora?
Para mí, el activo más importante es el personal. Si ellos están motivados, entonces hacen su trabajo con pasión. Son 30 empleados, 30 familias que dependen de este negocio. Sé que en Ecuador ser empresario es desafiante, pero cuando uno está apasionado por lo que hace, sigue adelante.
Ping - pong
- Si la comida italiana fuera una persona:
- Sería un amigo fiel. La comida italiana es confortante. Si estás triste, te comes unos ñoquis cuatro quesos y se te pasa. Pero también es seductora. Si quieres conquistar a alguien, nuestro soufflé de cangrejo tiene ese toque de confort y de seducción.
- El plato que le recuerda a su padre: Mi papá me hacía una polenta pasticciata.
- Es una harina amarilla, parecida a un tostito cuando lo comes. Él la preparaba en capas, como una lasaña, pero con polenta. Y, al cortarla, el queso mozzarella y la boloñesa se derretían.
- El postre estrella: El tiramisú. Lo servimos con un espresso, y es un clásico.
- Un hashtag:
- #Comeitaliano
- Un ingrediente que ame: El pomodoro.