A cielo abierto: La danza se toma las plazas quiteñas
Agrupaciones de cinco países son parte de la décima edición del festival artístico A cielo abierto
Una mujer sentada sobre el suelo observa a la audiencia. Atrás de ella, un cuadrado con cinta blanca en el piso y un globo la aguardan. Mientras se levanta, un sermón inteligible suena en el fondo.
Ha empezado Un hermoso pecado, obra de la coreógrafa coreana Ji-Eun Lee e interpretada por la bailarina Lizeth Samaniego, que aborda las identidades que adoptan las mujeres a lo largo de su vida, incluso en contra de sus propios deseos. La pieza inaugura la décima edición del encuentro de danza A cielo abierto, que arranca esta noche en la Plaza Borja Yerovi.
Agrupaciones ecuatorianas, chilenas, mexicanas, brasileñas y colombianas participan en este festival que se extenderá hasta el 18 de agosto y tendrá como escenario principal las plazas del centro y centro norte de Quito.
Patty Salcedo: castañuelas en honor a Guayaquil
Leer másFernando Cruz, director del encuentro, explica que la idea de tomar el espacio público surgió en 2013 con la primera edición, que se llevó a cabo al sur de la urbe. “Cuando iniciamos había demasiadas restricciones para usar el espacio público. Entonces decidimos suplir ese acceso sacando la danza a las calles y plazas de Quito con nuestros cuerpos como único escenario”, comenta.
Sin embargo, asegura que, previo a ello, él y sus colaboradores ya habían pensado en la idea de asumir parques, plazas y edificios patrimoniales para llevar a cabo intervenciones culturales. “Desde el inicio, queríamos indagar en el uso de espacios no convencionales y promover la descentralización del arte, especialmente de la danza”, afirma.
Y la propuesta dio resultados, pues su acercamiento a las distintas comunidades y el auge de su público permitieron generar convenios con las autoridades de turno y ampliar el índice de espacios con los que contaban en la agenda.
“Hemos experimentado diferentes e infinitas formas de encuentro con estos espacios y estas comunidades. De esta manera hemos visto cómo el arte puede cambiar la vida de una comunidad y generar nuevas experiencias e interés”.
Para esta décima edición, A cielo abierto trabajó con las administraciones zonales Manuela Sáenz (Centro Histórico) y La Mariscal para llevar su programación a espacios como la Plaza Grande, la Plaza Chica, la Plaza San Blas y la Plaza Borja Yerovi. A la par, algunas de sus presentaciones también se llevarán a cabo en la Sala de Artes Escénicas Espacio Vazio, el Centro Cultural Casa Pradera, el Centro Cultural Metropolitano y en el teatro de la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador.
“Creemos firmemente que el crecimiento de la danza en Ecuador está en las calles, en la interacción con los diversos públicos, espacios y realidades”, dice Cruz.
Una creciente convocatoria
Para la décima edición, el encuentro abrió una convocatoria internacional que recibió 305 propuestas. De estas, treinta y siete fueron seleccionadas, entre ellas agrupaciones de Guayaquil, Cuenca y Loja, así como numerosas propuestas capitalinas, entre ellas de bailarines de la Compañía Nacional de Danza y de estudiantes de la carrera de Danza de la Universidad Central del Ecuador.
El año pasado, el festival obtuvo un Fondo Iberescena, lo que permitió ampliar la convocatoria, y que ha ayudado a que esta nueva edición cuente con una mayor acogida. “Este es un festival autogestionado por el que recaudamos fondos y trabajamos todo el año, sin embargo, con mayor visibilidad, cada vez tenemos más postulantes y más espectadores”, asegura Cruz.
La nutrida agenda del encuentro ofrecerá obras a diario hasta el 18 de agosto, todas de carácter gratuito. Este también cuenta con talleres como el que ofrecerá la artista brasileña Violeta Pena, quien dirigirá una Residencia de Creación.
Sandra Bullock pierde a su pareja por una complicada enfermedad
Leer másLlegar a toda la ciudad
Para Cruz, seguir expandiéndose es una meta continua, que espera concretar en los próximos años. “Queremos llegar a otras plazas y parques de Quito, a otras administraciones zonales, y que cada vez se sume más público”.
Añade que, para que esto suceda, también esperan concretar financiamiento o auspicios permanentes que permitan cancelar honorarios a los artistas, pues en la actualidad el encuentro cubre hospedaje, transporte y alimentación. “Eso sería lo ideal. Además, contar con auspicios fijos nos permitiría traer a Quito propuestas más diversas y exponentes de mayor trayectoria”, explica.