La era de las remakes
Esta tendencia genera críticas acerca de la falta de originalidad en los creadores de contenidos. Pero, ¿realmente escasean las ideas?
Hace ya un par de años es cada vez más frecuente ver series o películas que son remakes o tienen que ver con productos audiovisuales del pasado. Inclusive, esta tendencia genera críticas acerca de la falta de originalidad en los creadores de contenidos. Pero, ¿realmente se trata de que escasean las ideas?
Las remake o la profundización de un universo ficcional no encuentran su explicación en una sola respuesta: son varias las cosas a tener en cuenta para comprender esta tendencia.
Quizás la razón más expuesta a las críticas sea la de pensar en las remakes como un sendero seguro por el cual transitar. Un filme que ha probado tener éxito en el pasado, tiene probabilidades de arrastrar un público asegurado a la sala de cine, si hubiese una remake de este. Por un lado, tenemos la nostalgia y por otro lado una renovación del público. Jóvenes que acuden al cine a ver cintas que aún no han visto. El caso de Disney y sus remakes realistas es quizás el ejemplo más claro en este aspecto.
Esto puede sembrar ciertas críticas a los realizadores pero también debería interpelarnos a los espectadores, quienes aparentemente decidimos ver una historia conocida, en lugar de arriesgarnos a ver algo en donde tenemos todo por descubrir.
Otro de los motivos que justifica este tipo de creaciones es la profundización de un universo narrativo. Esto no aplica tanto a las remakes, sino generalmente a los productos relacionados a sagas. Star Wars sea probablemente el ejemplo más contundente para entender esto. El producto de George Lucas ha sido abordado desde todo tipo de formatos. Hay hasta videojuegos que tienen sus narrativas propias dentro del universo de Star Wars: son productos nuevos pero que no abandonan, ni la estética ni este mundo. Esto genera un consumo dentro de la inmensa base de fans de la saga y a la vez permite agrandar, profundizar y matizar el universo fantástico. El confort sigue existiendo pero hay más espacio para los riesgos.
Otros casos, aún más indirectos, son las referencias. Hay personajes como Freddy Krueger o sagas como las de Back to the Future que reciben ‘homenajes’ en centenares de series o películas. Aquí podemos señalar el caso de Stranger Things. La serie de los hermanos Duffer es un compendio de referencias a series y películas de la década del ochenta. El modo de filmar un plano, la paleta de colores, la vestimenta de los personajes e inclusive sus tramas. Todo está atravesado por productos icónicos de aquella época. Esto hace que la nostalgia por esa década aumente y a la vez, genera un nuevo público que encuentra atractivo lo de volver hacia el pasado a rescatar viejas glorias.
Las razones son varias pero estamos en una época en la cual es muy difícil (al menos en el cine) separar el pasado del presente. Esto nos pone en un plano complejo como espectadores: por un lado, tenemos la posibilidad de volver a vivir o experimentar desde cero, creaciones que están relacionadas con momentos dorados del consumo audiovisual. Por otro lado, este paradigma nos vuelve más conservadores a la hora de exponernos a ideas completamente nuevas.
Las remakes deberían invitarnos a buscar un equilibrio que nos lleve a ser espectadores más maduros. Podemos disfrutar de lo que fue, profundizar lo que ya vimos y también arriesgarnos a ver nuevas historias. Porque la creatividad no solo hay que exigirla al creador: esa es la clave para obtener cada vez mejores piezas.