Civil War: Una película que por poco no es ficción
Alex Garland lleva a la gran pantalla una de sus profundas inquietudes. El thriller muestra el derrumbe de Estados Unidos
Las road movie suelen ser películas que conducen el viaje personal de los personajes a la par del de las carreteras. Son inspiradoras en gran parte de su guion mientras que sortean los problemas que surgen en el camino. Pero en Civil War, aunque hay un largo viaje por tierra, la desolación se enmarca y profundiza minuto a minuto.
El más reciente título del escritor y director Alex Garland llega convertida en una especie de pesadilla hecha realidad. La cual ya está en las salas de cine de Ecuador. Es una guerra civil en Estados Unidos se ha desatado ya por un par de años y un grupo de periodistas, de varias levas, van tras una entrevista con el presidente de la nación. Es la actriz Kirsten Dunst (Lee) quien interpreta a una insensible - pero no cínica- fotógrafa de combate que ha capturado atrocidades y la desestabilización en todo el mundo, quien comienza a ser golpeada por el horror en su propia nación.
La búsqueda de la verdad la lleva hasta el límite, acompañada de otros tres periodistas, para conseguir una historia. Pero es mucho más que solo una declaración, es perseguir el cambio.
Kirsten Dunst, enamorada del guion
En la carrera de Kirsten Dunst hay varios títulos importantes, y se podría decir que hay dos generaciones que han crecido con su trabajo. La actriz de 41 años empezó como estrella infantil. A los 8 años ya era dirigida por el mismísimo Woody Allen, y en su cinematografía hay producciones como María Antonieta, Triunfos Robados, Spiderman y Talentos ocultos. Pero cuando le llegó el guion de Civil war sabía que era lo que necesitaba. “Mi corazón se aceleró mientras leía el guion, porque sentí que nunca había leído algo así antes”, cuenta la protagonista.
Al día siguiente de tener en manos la obra tuvo una videollamada con Alex Garland y se sumó a la producción. “Recuerdo haberles dicho a mis amigos: ‘Dios, realmente quiero esta película, realmente quiero tener este rol. Nunca he hecho algo como esto’”.
Aquí es Lee, una aclamada fotoperiodista, que ha recorrido el mundo y de cierta forma los conflictos bélicos ya no la atemorizan, aunque en sus fotografías quede impregnada su sensibilidad.
Para este rodaje llevó el trabajo hasta el interior de su hogar. Para un fotógrafo, la cámara es como una extensión de su cuerpo y Kirsten lo entendió de tal forma que se inmiscuyó en su intimidad. “Tengo dos hijos, así que simplemente les disparaba a mis niños todo el día porque siempre están corriendo, incluso lo hice con mi familia en Navidad”, a lo que añade. “Fue simplemente buscar sentirme cómoda sosteniendo la cámara, sintiendo que era algo natural”.
Dunst trabajó estrechamente con el fotógrafo de la película, Murray Close, quien hizo las tomas sorprendentemente conmovedoras que aparecen en la trama y estudió las obras de fotógrafos de guerra como Don McCullin.
Antes de que comenzara la producción, el elenco se reunió durante dos semanas de ensayos, repasando el guion y vieron documentales sobre la guerra siria. “Vimos esas películas, analizamos cada escena juntos en el ensayo, cambié pequeñas cosas del diálogo aquí y allá, y nos unimos”, cuenta la rubia, quien también aprovechó los desoladores escenarios tomando fotografías.
La inquietud más personal de Alex Garland
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Leer másEl director Alex Garland, afincado en Londres, escribió esta película en 2020, meses después de que comenzara la pandemia, mientras los posibles futuros que parecían ciertos desaparecían y nos adentrábamos en una realidad muy diferente.
Los miedos que le empujaron a escribir la película en ese momento se acentuaron a medida que pasaba el tiempo. “Empecé a escribir a partir de un sentimiento de ira y ansiedad, y luego cualquier sensación de frustración que tuve durante el borrador original del guion nunca desapareció. De hecho, ha aumentado”, afirmó el creativo.
Es con este sentimiento de paranoia sobre una sociedad fracturada, cuyas costuras se han desgarrado cada vez más, que acentúa su talento en una obra que dura en pantalla 109 minutos.
Con este filme se podría considerar que Garland hizo un nuevo tipo de película de guerra estadounidense. Civil war es un thriller de acción con varias observaciones de los conflictos armados y violentos y que funciona como una premonición incendiaria.
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Leer másLa historia transcurre en Estados Unidos, pero podría pasar en cualquier nación del mundo. Y si lo ve con detalle, la situación de Ecuador tiene cierto paralelismo con varias de las razones que provocan esta conmoción social.
Civil war se estrena durante un año electoral en Estados Unidos, lo que también podría suponer un buen movimiento de marketing, que explica por qué va a la cabeza en la taquilla de ese país. En su primer fin de semana de estreno superó los 25 millones de dólares.
Garland pone en las salas esta ficción para que los espectadores la comparen por sí mismos. Aunque la trama (y para los corazones más positivos) se puede ver como distopía, es en realidad una descripción visceral y convincente de cómo se ve y suena realmente la guerra.
Los motivos de este enfrentamiento no se cuentan. El planteamiento inicia en medio del caos que tiene a ciudades como Nueva York convertidos en refugios. Pero a lo largo de los minutos en pantalla, se puede rastrear qué ocurre en este país. Es la desintegración de una nación que ha perdido su historia en común y un conjunto de principios compartidos.
“¿Qué clase de estadounidense eres?”, pregunta un soldado anónimo, interpretado por Jesse Plemons (esposo de Kirsten Dunst en la vida real), en lo que puede ser la escena más memorable y angustiante.
La protagonista es optimista frente a este panorama desolador. “Es impactante y también parece totalmente normal. Esta mierda puede suceder, esta mierda sucede”, señala sobre el impacto que puede provocar un problema político que separe a un gobierno de su pueblo. Sin embargo, incluso en medio de la brutalidad con la que se expone, Dunst ve una cierta esperanza en la película. “No creo que podamos llegar a estar tan mal, pero soy optimista”. Y subraya: “Esto es lo que sucede cuando las personas ya no son vistas como seres humanos”.
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