Cristina Reyes: "Estoy derretida de amor"
La parlamentaria andina confiesa que con Patrick Mitaz es el hombre con el que quiere todo: matrimonio e hijos.
A esta hora, Cristina Reyes ya está en Ecuador. Volvió procedente de Colombia, donde celebró sus 40 años y su novio, el empresario quiteño Patrick Mitaz (41), le propuso matrimonio en Bucaramanga, además le regaló un anillo de zafiros con diamantes. Llegó a esa ciudad el 26 de agosto, el día de su cumpleaños, y luego viajó a Bogotá, desde donde conversó con EXPRESIONES.
Cristina Reyes acepta casarse con Patrick
Leer más“Con mi novio nos conocimos en noviembre del 2016, fue un flechazo. Desde que nos miramos nos quedamos enamorados. Cada uno vivía situaciones personales complicadas. Fue un amor que no se pudo dar. Nos reencontramos antes del encierro por la pandemia en 2020. Siempre nos recordábamos con amor y nostalgia y nos preguntábamos por qué no nos dimos la oportunidad cuando la vida nos las dio. Yo fui la tonta que no tomó la decisión en ese momento”, cuenta la parlamentaria andina.
La pareja está muy enamorada y por ello decidió no esperar más para contraer matrimonio. “Estamos en casi la mitad de la vida, así que hay que decidirse por el amor. Creo que si antes no di este paso es porque no existió un amor tan intenso como el que siento ahora. Siempre prioricé mis asuntos profesionales, he sido muy libre, independiente y trabajadora y decía que estaba casada con mi país. Cuando me hizo la propuesta le dije en uno de sus oídos que se casaba conmigo, pero que tengo grandes sueños y que también está el Ecuador”.
Aunque todavía no hay fecha, lo más probable es que la ceremonia civil se lleve a cabo este año y la eclesiástica posteriormente. A la también abogada y exreina de belleza le gustaría vestir en la boda civil como las novias orientales, de rojo. “El color ideal, algo diferente. Esta sería la gran celebración. En la religiosa respetaría las tradiciones y llevaría un traje sencillo. Esta sería íntima”.
La llegada de los hijos queda en manos de Dios. Tiene claro que las mujeres tienen un reloj biológico. “Ser madre nunca fue mi prioridad, pero si Dios me da esa bendición, bienvenido sea y estoy abierta a esa posibilidad. Yo con este hombre quiero todo, no solo casarme sino formar una familia”.
Confiesa que “a esta altura de la vida se valora la nobleza de las personas, él ama a su familia, es empático frente al dolor de los demás. Muy detallista y amoroso. Respeta mi espacio y mi tiempo, es alegre, la gente lo quiere, no es celoso. No imaginé la reacción de la gente.
Creo que cuando me propuso matrimonio, muchas mujeres gritaron el ‘sí acepto’ conmigo. Para mí casarme nunca fue aspiracional. He sido una mujer durísima, pero estoy derretida de amor. ¿Qué puedo hacer?”.