Crítica de cine: 'El último escape', algunas razones para verla
Protagonizada por dos grandes estrellas del cine, Michael Caine y Glenda Jackson, llama la atención la sencillez del libreto
Inglaterra, verano del 2014. Bernard ‘Bernie’ Jordan (Michael Caine/Will Fletcher en su juventud), veterano de la Segunda Guerra Mundial, fue parte de los grupos que desembarcaron en las playas de Normandía (junio 6 de 1944). Al conmemorarse los 70 años de la histórica fecha y habiendo sido miembro de la Marina Real, se escapa del geriátrico en el que pasa sus últimos días.
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Vive junto a su esposa Irene Jordan (Glenda Jackson/Laura Marcus en su juventud), el amor de su existencia. A ella le informa que se marchará a Francia para reencontrarse con los fantasmas que llenan su mente, originados por aquel relámpago.
Al no encontrar boleto, se cuela en un grupo ya formado y recibe el apoyo de Arthur (John Standing). Encontrará al nazi Heinrich (Wolf Kahler) y buscará la tumba de su amigo Douglas Bennett (Elliot Norman).
La crítica de 'El último escape'
El argumento se basa en hechos de la vida real y llega al ecran actuado por dos grandes iconos del cine de las décadas que van de 1960 a 1999: Michael Caine, oscarizado en roles secundarios por Hanna y sus hermanas (1986) y Las reglas de la vida (1999); y Glenda Jackson, galardonada por Mujeres apasionadas (1969) y Un toque de distinción (1973). Ambos son intérpretes cuyos talentos se plasmaron en largometrajes que aún pregonan sus formidables aptitudes.
Ahora crean existencias que, no siendo producto de la imaginación sino de la vida, permanecen y permanecerán cual muestra de conmovedoras actuaciones, trabajos que aumentarán el latir de los corazones sensibles. El último escape es brillante, emocionante y tiene mucho de lo que Charles Chaplin pregonó: “Una sonrisa y después una lagrima”. Esto se debe a la humanidad de los personajes y a la emotividad impuesta en cada secuencia.
Jackson y Caine logran retratar constantemente a sus personajes. Él está en su momento cumbre en la escena que, abriendo las puertas del cementerio, al ver cientos de cruces exclama: “¡Que desperdicio!”. O cuando se refiere a la vida y opina que “nunca la hemos desperdiciado”. ¿Cuántas personas pueden afirmar eso en relación con sus remembranzas?, pregunta una revista digital. Glenda Jackson es genial, sobre todo cuando habla del pasado e incita a Bernie a que viaje, a que no se preocupe de ella.
El guion de William Ivory merece aplausos por su sencillez, lógica y diálogos precisos, espontáneos, frases que generan melancolía, realismo, que hace ver un solo hecho: envejecer con dignidad.
Así, este presente y su pasado brindan un formato de aventuras, cuyo drama no impide juguetear con esa comedia que germina en este viaje clandestino, que no quiere otra cosa más que hacer las paces con los remordimientos que la muerte de su amigo fraguó.
Dirigida con maestría por Oliver Parker, la película se convierte en un drama conmovedor en la que todos sus valores de producción y gran edición dan vida a la sencillez del libreto.
Debo mencionar que esta será la última película de Caine, pues informó no hará más películas, y Glenda Jackson murió el 15 de junio del año pasado. A más de su arte, del que se retiró en 1992, fue una gran figura política del mundo británico.
Calificación: * * * * 1/2
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