La crítica: 'Me llamo Gennet', un homenaje a la vida
La cinta dirigida por el español Miguel Ángel Tobías llega el viernes 13 de diciembre a las salas de cine de Ecuador.
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Leer másCarmen Concuera (Miriam Díaz Aroca) va con frecuencia a Etiopía (África), pues su hija está casada con quien es embajador de España en Adís-Abeba. Carmen, de fuertes raíces católicas, pasa la mayor parte de su tiempo en el orfanato Madre Teresa de Calcuta situado en esa capital y donde conoce a Gennet, una niña de siete años quien, debido a una infección, quedó sorda y ciega. Entre las dos crece un vínculo muy fuerte y Carmen decide adoptarla y llevarla a Madrid, con el apoyo del padre Juan (Miguel Ángel Tobías). Su ayuda y tenacidad hace que Gennet logre comunicarse debido a las enseñanzas de Pilar (Ángela Molina) y su aprendizaje del alfabeto manual o sistema factilológico. Se convertirá en una mujer independiente y será la primera persona sordo-ciega europea en conseguir un título universitario. Este es el argumento de 'Me llamo Gennet'.
Con el sistema de ‘voces en off’, la historia va desarrollándose con tristeza, afecto, ternura y esperanzas. Gennet sorprende como actriz, pues su naturalidad ante las cámaras asombra. Su rostro refleja en todo momento el desconcierto de su vida, para luego ser imagen de la satisfacción que deben tener los seres humanos cuando vencen sus temores e inconvenientes físicos: Gennet termina siendo una triunfadora.
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Leer másÁngela Molina, por un tiempo musa de Almodóvar, es la profesora. Ella llena su rol con absoluto control, no solo actoral, sino que demuestra haber aprendido el lenguaje de señas, tan vital para las personas que sufren esa fatalidad. Miriam Díaz Aroca, en el papel de la madre adoptiva, va más allá de su caracterización, ya que ha colocado su alma en el sitio preciso de su interpretación, especialmente cuando el destino le entrega el inesperado final.
Podría suceder que, al ver 'Me llamo Gennet', usted necesite enjugar lágrimas. No tema hacerlo, pues el cine también debe ser conmovedor, más aún cuando no refleja espejismos sino la absoluta realidad.
Calificación: * * * *