Los cachos de bovino, un multiuso indígena
En la tradición andina, el cuerno se usaba en rituales y de medio de comunicación. Hoy sirve como herramienta y de adorno
El cuerno bovino, a pesar de ser elemento que genera enigma, es materia prima para la elaboración de objetos e incluso sirve de abono, por sus nutrientes.
Se cree que como instrumento musical, esto se inició en Latinoamérica. Los indígenas kichwas de la Sierra son quienes más lo utilizan, incluso los yachak -sabios, guías espirituales- los emplean en los rituales y los músicos sacan melodías, dice Daniel Salazar, promotor cultural.
Según el historiador Pedro Reino, ancestralmente las bocinas las elaboraban de los cachos de todos los animales, pero tenía más valor si era de un toro y lo llevaban siempre los cuidadores.
“El pueblo panzaleo, que es muy pacífico y dedicado a la agricultura, desde sus antepasados tocaba el cuerno a los dioses para que siempre abunde la producción en el campo. También para dar ánimo a su gente”, indica Salazar, quien añade que el instrumento solo podía ser tocado por los jefes de familia, porque representan el poder dentro del hogar. También era utilizado por los jefes guerreros. Si alguien más lo hacía, podría ser expulsado por la comunidad porque el instrumento era considerado sagrado.
El uso del instrumento se resiste a desaparecer en las comunidades y pese a que ya no se usa para convocar a la gente, aún se mantiene para los rituales y así atraer las buenas energías mediante su sonido. Aunque ancestralmente el cuerno era usado como instrumento de comunicación, en la actualidad los artesanos le sacan más provecho y lo utilizan como herramienta para elaborar decenas de objetos.
En Píllaro, el cacho se lo emplea más para fabricar las máscaras del tradicional desfile de los diablos. Pero también se procesan peinillas, floreros y cornetas que las utilizan los músicos, en especial de las bandas de pueblo.
Marco Campaña también es artesano y reconoce el valor que le tenían los guerreros ancestralmente a los cachos, en especial porque se comunicaban entre las tribus. Dice que ahora se representa a los guerreros, pero con las máscaras que elaboran en las diabladas pillareñas, donde el principal elemento son los cuernos.
El yachak Daniel Salazar insiste en que es sinónimo de buenas energías. El cuerno debe ser obtenido del ganado bravo porque su carne es sagrada, ya que comen solo plantas naturales y de las ubicadas en el páramo, donde la contaminación no llega.
El arte de curar los cuernos
El cacho, churo o bocina, como se lo conoce en las comunidades indígenas de los Andes, es sometido a un proceso para desinfectar y quitar el mal olor y así poder utilizarlo. Se debe colocar agua hirviendo, luego formol y dejar durante un día. Luego se los lava con agua caliente y detergente para quitarles el olor fuerte del formol. Después el proceso sigue con el ensamble del cacho hasta lograr arrancar el sonido mediante el aire, explica yachak Daniel Salazar.
En las comunidades andina
Las sociedades indígenas quechua-hablantes de la Sierra (cordillera andina) de Ecuador cuentan, dentro de su acervo organológico, con dos tipos de trompetas naturales denominadas bocina, clarín o quepa. Una de ellas, empleada sobre todo por los Kañari (provincia de Cañar) y los Salasaca (provincia de Tungurahua) y conocida como bocina churo, es una trompeta corta: un cuerpo hecho de varias secciones de cuerno vacuno unidas entre sí formando una media circunferencia, a la cual se añade un largo y grueso pabellón de caña guadua.