La cara del Quito que ignoramos

“La primera vez que vi al doctor Arce fue en una foto”, recuerda María Fernanda Mejía en la primera línea de Albergue. La emotiva crónica periodística, publicada bajo el sello Animal sin plumas, se lanzó recientemente en el marco de la Feria Internacional del Libro de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).

La obra continúa con una detallada descripción: “Era septiembre de 2013. Había una protesta fuera de la Asamblea Nacional. Los reporteros, como siempre, conversaban con muchos manifestantes, pero había una persona a quien nadie entrevistaba. Mi amigo le hizo una foto”, continúa.

En ella se plasma a un hombre enternado y con gafas, un hombre que, explica la autora, no destacaba hasta que uno acercaba la imagen a sus gafas, donde claramente se leía lo siguiente: “Real 3D”.

“¿Vienes?”, le preguntó Carlos Noriega, el autor de la imagen. Apenas se desocupó, ella fue. Ese fue el primer encuentro de ambos comunicadores con quien se convertiría en el protagonista de esta obra, que se adentra en el rostro ignorado de la capital.

El libro tomó siete años en escribirse y narra los períodos que los creadores compartieron tanto con el doctor Arce como con su entorno.

Originario de Morona Santiago, este llegó a la capital a los 46 años, convencido de compartir un mensaje divino que creía recibir desde niño y que lo autodenominaba Rey del Universo o Rey de la Paz Mundial.

Introducirse en la realidad del doctor Arce también implicó introducirse en el albergue San Juan de Dios, donde el personaje residía desde 1997, y seguirlo a su punto de estancia cotidiano: los exteriores de la Asamblea Nacional, donde cada martes esperaba una coronación que no llegaba.

“El doctor Arce es el hilo conductor para contar la historia de una ciudad invisible, de poder mirar a estos personajes que vemos todos los días y que de tanto verlos se nos hacen invisibles. Son historias que nos invitan a ver”, señaló Mejía.

En este proceso de documentación, los autores se toparon con varios obstáculos, entre ellos la inconsistencia de las cifras de habitantes de calle que residen en Quito, problema que impedía construir un panorama certero sobre las realidades de esta problemática social.

“Cómo se contabiliza al habitante de calle es muy complejo, porque no hay un consenso en la medición. De paso, hay varias formas de habitar la calle, es decir, personas que están de paso y por eso se quedan en un albergue, o que están en la calle, pero no duermen en la calle, y eso también hace muy difícil la medición”, explicó Mejía.

A la par de la historia del doctor Arce, la obra también plasma otros relatos; el de un agricultor convertido en artista, el de un misterioso fugitivo con un oscuro pasado, y el de una mujer a duras penas subsistiendo a través de la prostitución.

Pero lejos de ser sórdidos, Mejía y Noriega cuentan estas historias con respeto, acercando al lector a las realidades que obvia desde la empatía.

Esta característica, explica Mejía, fue uno de los aspectos más importantes en el proceso de escritura, pues quería alejarse del sensacionalismo. Lo mismo ocurrió con las fotografías que acompañan la obra.

“Teníamos muy claro que no queríamos exotizar al habitante de calle, sino retratarlos con el mayor respeto y sin dar pie a burlas o a graficar situaciones que podrían ser incómodas para ellos”, agregó Noriega. Una obra que, sin duda, logra todos sus cometidos.   

• Título: Albergue
• Género: Crónica
• Editorial: Animal sin plumas

BIOGRAFÍA DE LOS AUTORES. 

María Fernanda Mejía nació en 1983. Es periodista y escritora de no ficción. Labora como docente de Lenguaje y Comunicación en la UDLA.

Carlos Noriega es fotógrafo. Su trabajo se ha publicado en medios nacionales y extranjeros. Es autor del libro ‘Diez cartas medicadas’.