ONG aporta en la educación y recreación de comunidades

En una sociedad donde vivir estable y en óptimas condiciones es un lujo, María Luisa Piraquive logró aplicar estrategias para acceder a la población vulnerable y realizar intervenciones sociales que permiten trascender en su entorno. 

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Así se formó la Fundación Internacional María Luisa de Moreno, que actualmente, está distribuido en 42 países, bajo las líneas de países con Fundaciones Homólogas, países con grupos de trabajo y países que se adhirieron por medio del campus virtual.

En Ecuador, desde el 2012, la ONG trabaja con más de 1.000 voluntarios distribuidos en 18 provincias. “Seguimos el ejemplo de altruismo de la doctora María Luisa Piraquive que durante toda su vida se ha dedicado a educar y se ha preocupado por el bienestar y el progreso de las personas. 

Desde su niñez encontró muchas carencias en las familias, niños y hoy en la Fundación cristalizada en tres lineas estratégicas formales”, expresa Johan Guinand, vocero de la organización. Los programas se dividen en tres líneas estratégicas: ayúdanos a ayudar, familias productivas y ayúdanos a educar. En ayúdanos a ayudar se desprende el programa jornadas de apoyo dirigido a niños, adultos mayores y personas con discapacidad y familias.

Se trata de una iniciativa social que aporta al método ‘Descubrir la capacidad, una oportunidad’ con la entrega de mochilas, útiles escolares y dispositivos electrónicos a niños de comunidades vulnerables. Alrededor de 89.158 niños han sido beneficiados e inclusive en pandemia, la fundación no descansó y entregó celulares y otros aparatos tecnológicos que permitieron a los menores continuar sus estudios en modalidad online. 

“En la pandemia trabajamos muchísimo más porque nos vimos en la tarea de reinventarnos, de mirar como podíamos seguir sumando y llevar esa voz de aliento a las familias y lugares donde muchas personas creyeron que era el fin. Se gestionaron víveres y se trasladaron ayuda a nivel país”, comenta Guinand. 

La ONG involucra a adultos mayores

En el caso de los adultos mayores, los voluntarios se encargan de gestionar programas culturales que permiten divertir y alentar a los asilados. Dentro de este trabajo se han beneficiado a 1.000 adultos mayores con la entrega de kits de invierno para habitantes de la sierra, kits de aseos y víveres.

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“Hemos conseguido estos beneficios por autogestión. Nosotros nos manejamos con el voluntariado en la oficina. Ellos se reúnen con gestores, ejecutan acciones propias de voluntariado y labor con las empresas. Se hacen proyectos y programas que se les presenta a los empresarios. Se invita al público para que formen parte de la fundación con sus donaciones en especies o efectivos”, explica.

En el caso de los adultos mayores y familias se prioriza el material de motricidad para su progreso cognitivo. La línea de familias productivas se desarrollan capacitaciones presenciales y virtuales a emprendedores con el programa ‘Despertar Emprendedor y proyectos de capacitación en diferentes áreas y oficios como: belleza, repostería (el espacio con mayor acogida), corte y confección, pintura en cuadros, arreglos frutales y florales y sistema e informática. 

“Se han beneficiado a más de 8.000 emprendedores locales y a sus familias. Este espacio les permite generar ingresos y mejorar la calidad de vida de ellos y sus familias”, sostiene. Asimismo, la organización sin fines de lucro crea un campus virtual con educación gratuita para mayores de 16 años. 

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