Cultura

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Ritual. El agradecimiento a la Madre Tierra contempla una danza y música singular.patricia oleas / EXPRESO

Indígenas llevan el simbolismo en sus rituales

En algunas comunidades festejan el florecimiento y otras fiestas. La pandemia cambió la forma de hacer las celebraciones

La pandemia cambió la forma de celebrar algunos eventos que coincidían con el carnaval en la provincia de Chimborazo. Tradicionalmente estos festejos son una explosión de alegría y euforia que refleja la diversidad de esta zona andina.

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Si bien, este año, las celebraciones masivas fueron postergadas, y todo quedó en pausa para evitar incremento de contagios, en algunas comunidades cumplen con sus actos tradicionales y simbólicos, en lo íntimo. En ciertas comarcas estos eventos se toman hasta cuatro días más después del feriado de carnaval.

En estas fechas, en la Gran Nación Puruhá viven la fiesta del Pawkar Raymi, considerada la más grande celebración. El Sisay Pacha, según el calendario agrofestivo, es la fiesta del florecimiento, y a pesar de no poder realizarse actos públicos, los rituales se cumplen en el interior de la comunidad.

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Danzas. El vestuario que usan en las celebraciones tiene un significadopatricia oleas / EXPRESO

“La esencia de la celebración es de miles de años, es la reciprocidad y agradecimiento a la naturaleza y al gran dador de vida, a través de ritualidades, de las tonalidades que se generan a todo lo relacionado con este festejo, es muy complicado suspender lo que se realiza dentro de la familia para conmemorar”, manifestó José Parco, coordinador del departamento de Interculturalidad del GAD Municipal de Riobamba, que mantuvo reuniones con representantes de todas las parroquias rurales para poder difundirles sobre las normas de bioseguridad que deben emplear durante sus celebraciones.

La fiesta del florecimiento dura siete días y se preparaba con meses de anticipación. Cada día está marcado para un ritual que con el paso del tiempo ha ido variando de comunidad en comunidad, pero su esencia se mantiene intacta.

La nación de los puruhaes mantiene sus celebraciones con sus mitos, creencias y atuendos y las viven con música, danzas y mucha alegría.

En esas prácticas se dan baños, muy temprano, para limpiar y equilibrar la energía. Luego, ataviados con las mejores galas, se reúnen con la comunidad para el encuentro de personajes: wiracochas, warmitukuskas, pendoneros, kulta kucha, katiks. Ellos van de casa en casa y y en una visita que dura entre 30 a 40 minutos, cantan y danzan al ritmo del tambor. Luego comparten comida. El miércoles, tras terminarse el feriado de carnaval, en ciertas comunidades entregaron el Camari como reconocimiento a las autoridades. Visitar lugares considerados sagrados es infaltable en estos tiempos.

Alajahuán, en el cantón Riobamba, es la muestra más palpable. Hasta allí migran miles de familias de diferentes ciudades para danzar, ofrendar y jugar a los gallos. Esto se practica el jueves después de carnaval.

El sacrificio del gallo rojo consiste en enterrar la sangre del animal en la tierra, como símbolo de agradecimiento. Así festejan todas las bendiciones de la Pachamama, danzado, riendo y sirviéndose la comida típica como cuy, papas, habas, tostado, que siempre están acompañados de la chicha de jora. 

El disfraz tiene su significado

Los personajes de estas fiestas no son un disfraz, sino un simbolismo dentro de su cosmovisión. Por ejemplo, warmitukushka es el reconocimiento a la parte femenina que todo cari (macho) posee. Wiracocha es el dios que habita en el Hanan Pacha (mundo de las divinidades), creador del todo, modelo del conocimiento universal andino. Lo representan con un sombrero blanco con varias cintas de colores que significan los rayos del Inti (Sol). Los ponchos de colores son la expresión de la Pachamama (Madre Tierra), la floración de las chacras y así otras prendas también simbolizan algo.