Cultura

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Exhibición. A un costado, aparece Felipe Wampash, de nacionalidad shuar y fundador del Jardín Botánico Jintim.Yadira Illescas / EXPRESO

Un jardín que es santuario más de 14.000 especies medicinales

En una comunidad rural de Pastaza, una familia está dispuesta a proteger las especies vegetales

Una pareja shuar quiso ir más allá de solo promover el turismo comunitario en el cantón Puyo, de la provincia de Pastaza. Ellos son Felipe Wampash y Rosa Mashumar, quienes quieren preservar los conocimientos ancestrales sobre el valor de las plantas.

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En Pastaza mantienen el Jardín Etnobotánico Jintim, donde se han dispuesto a conservar el bosque para proteger también el conocimiento ancestral.

Felipe contó que el jardín se ha convertido también en un centro donde acuden los estudiantes para conocer sobre la gestión ambiental y promover un turismo sustentable, él es considerado un gran chamán.

Dentro del jardín conservan plantas milenarias, entre ellas la guayusa, a la que le atribuyen poderes sanadores y energizante. Se han identificaco en este sitio más de 14.000 especies de plantas medicinales y una gran variedad de plantas ornamentales y frutales.

Está situada en el kilómetro 62, parroquia Simón Bolívar, en la vía a Macas.

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Excursión. Un grupo de turistas recorre uno de los senderos internos del jardín, habitado por fauna y flora silvestre.Yadira Illescas / EXPRESO
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Los visitantes a más de conocer los nombres de las diferentes plantas y sus beneficios, también pueden disfrutar de baños terapéuticos con las mismas hojas y raíces del jardín.

Otras de las opciones es realizar observaciones de aves y terapias para desintoxicar el organismo.

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“Nuestros abuelos y padres solo se curaban con las plantas de la selva y ellos vivían sanos. Ahora con tanta modernidad es que solo queremos estar en los hospitales o comprando medicinas. Pero la selva es sabia y nos da el alimento y la medicina”, mencionó el propietario.