Josué Negrete y la poesía de lo íntimo
El docente quiteño ganó en noviembre el certamen del recital de poesía Ileana Espinel Cedeño.
El fallo del Festival de Poesía Ileana Espinel Cedeño leía: “el hondo y limpio lirismo con el que la voz poética ha configurado la gran metáfora de la Muerte al oponerla al proceso de la existencia en sus aristas más irremediables: nacimiento, desarrollo y defunción, conceptos al cual dialécticamente se adhiere el de la transformación de la materia en una nueva forma de vida”. Mientras tanto, Josué Negrete recordaba a las palomas.
O no en todas, sino en una. Llovía, y mientras las demás se refugiaban en las copas de los árboles, una de estas aves solitarias se mojaba sobre un cable de luz.
“Para mí la poesía no es una búsqueda de respuestas. Es algo que me atraviesa. Me quedo con estas imágenes y luego se convierten en palabras”, reflexiona el escritor de 23 años.
Este y otros fragmentos cotidianos plasman 'Bajo las ramas que caen, caen, caen', obra que se hizo acreedora al premio principal del certamen de poesía más importante del país en noviembre. Fue seleccionado entre cien trabajos.
Pero la relación entre el autor y la literatura nació en la infancia, junto a una madre que le contaba cuentos para dormir y se cultivó en manos de su docente de literatura de la secundaria, el también poeta Cristian López.
“Es curioso, pero en mi vida la literatura siempre ha sido algo colectivo. Algunos de mis libros favoritos fueron recomendaciones o intercambios con amigos. A los 16 años llegué a la poesía por Cristian, que era mi profesor, y luego en la Biblio Recreo por su bibliotecario, Adriano Valarezo, que también es poeta”, narra.
Este año, como si de un cierre simbólico se tratara, Negrete también empezó en la docencia, como profesor de literatura en un colegio de la capital. “Es como un bucle”, dice entre risas. “Pero quiero, al igual que fue conmigo, que mis estudiantes amen leer, que no lo vean como una obligación, y si eso implica que me salga un poco del currículo, lo hago”.
Por ahora dice “estar gozando” es triunfo en el certamen, y alistando un texto que quizás se convierta en un libro. “No sea si sea momento de publicar. Tampoco creo que ganar un premio, incluso este, sea la panacea, pero sí creo que es un aval de que voy por buen camino”.
Aquí los dejamos con uno de sus versos.
Pulso inasible
Los muertos de hace miles de años se expanden en la piel
gimo sobre ajenas flores que no me dejan descansar
no soporto el ritmo de la marabunta
devoro todo lo que está dentro de mí lo de afuera se me escapa
emulo un millón de lenguas para escapar de lo siniestro del vértigo anónimo
me vuelvo hembra con nombre de algún árbol.
la intemperie es una trampa llena de anacronías y delirios eróticos
hacia allá voy sin entender el porqué de mis bufones pasos
paisajes de otras dimensiones me esperan me digo me miento
claudico y resucito me equivoco y resucito solo para equivocarme otra vez
mientras escribo en las paredes de este prisma que se desarma intermitente.