Jóvenes herederos del arte ancestral en la Península
En varias comunas de Santa Elena una nueva generación de artesanos toma la posta. Desde réplicas de cerámicas antiguas a finas esculturas en madera
En la comunidad de San Antonio, jurisdicción de la parroquia Manglaralto (provincia de Santa Elena), habita Frank Tomalá, hijo del reconocido escultor peninsular Silvino Tomalá. Frank es otro joven que sigue el legado de su padre.
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Leer másLos Tomalá laboran juntos en el taller familiar, en donde con su arte en madera efectúan maravillas con sus manos. Su talento los ha llevado a confeccionar las imágenes religiosas que se encuentran en las iglesias peninsulares, al igual que otras obras artísticas que se exhiben en galerías nacionales y del extranjero.
“Mi hijo aprendió el arte al ver cómo un tronco de árbol lo transformaba en una escultura. El chico se maravillaba y en ocasiones se ofrecía para ayudarme, así de a poco empezó a perfeccionarse. Me siento muy orgulloso de él. Ahora le pido que le enseñe a mis nietos para que el arte continúe”, comenta Silvino.
El octogenario Juan Orrala Domínguez es un reconocido artista de la cerámica ancestral, nativo de la población de Valdivia, al norte de Santa Elena. Su actividad la aprendió de la mano del arqueólogo Emilio Estrada a mediados del siglo pasado. Juan se siente orgulloso de que sus hijos Esteban y Jennifer continúen con su legado.
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Leer másJennifer Orrala Plaza, de 32 años, es la hija menor de Juan, la joven es ingeniera en Gestión y Desarrollo Turístico. Sus estudios universitarios los realizó para darle un valor agregado a la actividad de su progenitor y que ella aprendió desde muy pequeña.
En su tesis de grado, Orrala Plaza elaboró un proyecto en donde combina el arte de su familia con la actividad turística que tiene la península, la joven le dio impulso mediante el marketing a las artesanías de cerámica que ellos elaboran en donde resalta el toque cultural y ancestral.
El plan Jennifer le dio excelentes resultados y fue así como fundó ‘Arte Orrala’, su empresa familiar en la que ha podido hacer conocer sus artesanías en otros países. Considera que la calidad de las artesanías que se confeccionan en la península es de alta calidad, pero hace falta organización e impulso de promoción y comercio.
“Nosotros cuidamos, conservamos, respetamos y protegemos los saberes ancestrales, por eso se tiene muchas expectativas en el crecimiento cultural de la península y de manera especial en zonas como Valdivia que debería ser catalogada como el área cultural más importante de la provincia”, refirió Jennifer.
La joven ha recibido varias ofertas de trabajo en empresas dedicadas a otras actividades, pero ha preferido quedarse junto a su padre y su hermano Esteban para que el arte innato que ellos poseen no muera.
Jennifer es experta en elaborar vasijas, silbatos, las Venus y todo tipo de utensilios en barro, su técnica es la misma de su padre y sus creaciones son similares a las de sus ancestros que han sido encontradas en este lugar y que datan de cientos de años, “las artesanías en barro tienen mucho poder de recordación. Me siento orgullosa de seguir con el legado”, dice.
“Lo importante es que el arte, que es una herencia de nuestros antepasados, no muera. Por eso apoyamos las iniciativas de promover la elaboración de cerámicas en barro. No dejaremos que estas enseñanzas desaparezcan”, comenta Félix Lavayen Orrala, director de la Casa de la Cultura de Santa Elena.
Nieta de un ‘patrimonio vivo’ del país
En la comuna El Morillo, en el ala norte de Santa Elena, habita Lorena Orrala, otra heredera del arte de sus ancestros. La mujer, de 30 años, es la nieta de Cesárea América Orrala Suárez, era custodia de conocimientos lejanos provenientes de las cultura huancavilca y manteño. En agosto de 2013, el Ministerio de Cultura y Patrimonio le entregó el reconocimiento como patrimonio vivo del Ecuador. Una experta en la elaboración de utensilios de cerámica de barro con técnicas antiguas que aprendió de su abuela América, quien falleció el 3 de marzo de 2019. Ella le enseñó a Lorena como elaborar las vasijas con arcilla. “Se la amasa y con el lodo se le da forma al objeto que se va a elaborar, después se lo quema en un horno de leña”, revela esta joven mujer.