Juan Pablo Castro revive al teniente Veintimilla

¿Cuándo fue la última vez que leyó una novela en menos de veinticuatro horas? Normalmente, quienes han padecido esta extraña experiencia, hallan que cerrar el libro es una imposibilidad, pues para hacerlo deben saber cómo terminará la trama. La incertidumbre no soporta la espera prolongada.

Y en ‘La máscara del alacrán’, la sospecha, la intriga y la oscuridad se unen para crear justo el vertiginoso túnel por donde un lector es capaz de perderse irremediablemente.

La obra, lanzada esta semana en la capital bajo el sello Litterae de la Universidad del Azuay, retorna al tambaleante mundo del teniente Veintimilla, cuya primera aparición se dio en 2016, en la novela ‘La curiosa muerte de María del Río’.

Esa obra, primera novela policial del escritor Juan Pablo Castro Rodas, llevó al lector a las sórdidas profundidades de un caso donde nada era lo que parecía, y donde la víctima era todo menos pura, noble y santa.

Sin embargo, su inesperada conclusión dejó al antihéroe de esta historia en un debate ético, cuyo peso lo lleva a tomar una dura decisión.

Ahí arranca ‘La máscara del alacrán’, con un teniente que ha decidido reinventarse, hasta que otro extraño caso lo devuelve a las fauces del crimen.

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En esta ocasión la víctima es e Dr. Alfonso García Brito, un viejo coleccionista de arte, de gustos decadentes y perversos.

Sin embargo, a diferencia de la primera novela, aquí la realidad se cuela por los poros, con el trasfondo de la historia ofreciendo un espejo a la realidad nacional; masacres carcelarias, coches bombas e impunidad.

“Nuestra historia contemporánea es compleja, vivimos en una sociedad que se está desmoronando, vivimos rodeados por a violencia. Con ese trasfondo es válido cuestionarse qué sentido tiene la ley o los mecanismos falibles de la justicia”, señaló el autor durante el lanzamiento de la novela, en el barrio de La Mariscal.

Y es justo esta pregunta la que al escritor supuso un reto en el proceso narrativo, como señala. “La novela policial tiene como punto inicial el intento de descubrir un delito, pero ese punto de partida luego se convierte en un pretexto para indagar en las aristas de la realidad. En este caso, más que la construcción del delito, el reto me parecía la construcción de este paisaje exterior, que debía tener un marco realista y que afecta el desarrollo de la historia. Es una apuesta estética”, afirma.

Lejos de ofrecer al lector una historia predecible o basada en las fórmulas habituales de la novela negra, Castro Rodas aprovechó para crear una trama donde el protagonista y la historia evolucionan, cambian e incluso van hacia lo onírico, y donde el humor negro tiene cabida.

“En Ecuador no existe una tradición de novela policial, la tradición la va construyendo uno como lector y toma un poco de las vertientes americanas y europeas. Sin embargo, esa ausencia permite que uno tome las licencias que necesita y que cuenta la historia que uno quiere contar sin remilgos”, asegura.

Y ahí, la construcción del teniente Veintimilla es crucial, fue en una clara ruptura con iconos como Sherlock Holmes, el personaje cree en lo fortuito e incluso lo irrisorio.

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“Creo que lo que hace distinto a Veintimilla, es que, si bien aplica un método de trabajo que tiene un elemento de la razón, tiene mucho de la invención y de la fractura con la realidad. Es un personaje que cuestiona el método científico y que acepta sus propios elementos fantasiosos como una forma de investigación”, señala el autor.

Sin duda una novela para no perderse.

¿Quién es Juan Pablo Castro Rodas?

Nació en 1971. Es licenciado en Comunicación social, máster en Literatura, y doctor en Literatura Latinoamericana por la Universidad Andina Simón Bolívar. Ha publicado las obras ‘Los años perdidos’, ‘La curiosa muerte de María del Río’y ‘Miss Frankenstein’, entre otros.

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