Llevan cuatro siglos de fidelidad en Macas
Recuerdan a la Divina Protección. Cada año reviven suceso que ocurrió hace décadas y se lo atribuyen a la Virgen María
A la par de su deliciosa y tradicional gastronomía, así como sus conocidos ayampacos, seco de guanta, pinchos de chontacuro, las chichas de chonta o de yuca, en la ciudad de Macas del cantón Morona, de la provincia del mismo nombre, mantienen vigente su devoción hace más de 400 años.
Valdivia respira arte e historia en sus calles
Leer másComo lo vienen haciendo desde hace más de cuatro siglos, al mediodía, el pueblo macabeo escuchará el repique de campanas y es el momento que los priostes de las festividades entregarán los diferentes donativos en especies, comestibles y monetarias al párroco.
Este acto que se desarrolla al mediodía de cada 17 de febrero, forma parte de la herencia ancestral en esta localidad del Oriente ecuatoriano. Esta recordación en Macas continúa mañana 18 febrero, cuando en la Catedral de la ciudad se celebre solemnemente a la Virgen Purísima, porque ella con su milagroso resplandecer protegió al pueblo de Macas. Así se recordará este suceso que forma parte de la historia de esta localidad oriental.
Al empezar la novena se rememoró que hace centenares de años, el 5 de agosto (fecha en que la iglesia recuerda la milagrosa nevada, en Roma, en el sitio donde se levantó la Basílica a la Virgen de la Nieve), una luz impidió el ataque que unos guerreros nativos pretendían contra un grupo de creyentes que estaba en misa en el antiguo templo.
Según los registros históricos, entre los creyentes que acudieron al templo estuvieron los hermanos Rivadeneira, quienes rezaban ante la Virgen.. La madre de estos, María Dolores, quien era ciega y se había quedado en casa, pudo abrir los ojos y habría visualizado la presencia de nativos con intenciones de atacar la casa de oración.
Del relato de aquella habitante, hasta la actualidad, ha trascendido que los shuaras huyeron despavoridos al ver frente al templo a una señora muy elegante y detrás de ella a un ejército de soldados. Las lanzas y objetos abandonados de la tribu reflejaban el inexplicable hecho, por lo cual los creyentes se comprometieron a realizar actos de agradecimiento a la Virgen, en cada agosto.
La jurada del 21 de noviembre se inició en 1592 por un inexplicable suceso con un cuadro, en blanco y negro de la Inmaculada Concepción, que un año antes habían llevado a Sevilla (actual cantón Morona).
En aquel noviembre, una mujer que limpiaba la imagen que estaba en una ermita junto al río Upano, observó que el cuadro tomaba color. Aquello fue considerado un milagro. Otro gesto de protección divina a esta localidad de parte de la Madre Celestial ocurrió en febrero. Los ancestros contaban que a mediados de este mes hubo días de intensas lluvias con truenos y descargas eléctricas lo que causó temor en la población.
La misa con medidas de bioseguridad
Debido a la pandemia de la COVID-19, este año, las fiestas religiosas en el cantón Morona se cumplen con distanciamiento, sin aglomeraciones. Se permite la presencia de un centenar de feligreses en el templo. Franklin Galarza, alcalde y prioste principal para la renovación jurada de este año, mencionó que la novena a la Madre Purísima comenzó el 8 de febrero con los actos religiosos y las jornadas de solidaridad. Además de la autoridad municipal otros 39 priostes se encargan del cumplimiento de las medidas de bioseguridad dispuestas por el Consejo de Gestión de Riesgos Cantonal en estos actos tradicionales.