Los montuvios 'curan' con la tierra recolectada de las ‘casitas’ de insectos
En Quinsaloma, en la provincia de Los Ríos, utilizan remedios naturales para las enfermedades de la piel
La naturaleza muchas veces ha sido la ‘farmacia’ en los pueblos del país. En los hogares del campo riosense no faltan los secretos en cuanto a recetas naturales para curar las dolencias.
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Leer másEn toda casa de campo en Los Ríos, hay insectos que crean su hábitat alrededor de las viviendas; ante esto, el hombre ha logrado sacarle provecho a la situación, siguiendo una creencia que se transmite de generación en generación.
En el cantón Quinsaloma, del recinto La Industria, Telmo Isidoro Vite, de 87 años, comentó que los tiempos no han cambiado en cuanto a cosas a las que todavía le tienen fe, y que aún les sirven para curar dolencias.
El adulto mayor explicó que en los bordillos de las casas de campo, existe un bicho o insecto parecido a la avispa, que construye casitas de tierra en las que ponen sus huevos y se reproducen.
Es considerado un remedio casero desde tiempos remotos, que fue siendo legado de generación en generación. Actualmente, según Vite, los jóvenes no se dan cuenta de la existencia de las casitas de tierra de los mencionados insectos, ni para qué sirven.
En los filos de las casas o en las vigas de madera, los insectos construyen sus ‘viviendas’, que tienen el tamaño del dedo de una persona. La tierra curativa se puede sacar sin temor de picadas de los bichos; de ahí extraen el componente para sanar el empeine, que sale en la piel.
Para esto, don Telmo, detalló que no existe mucha ciencia, puesto que solo necesitan machacar la tierra construida por los insectos y agregarle un poco de puro, para que se forme una especie de lodo, que luego será aplicado en la parte afectada. Si lo hace en una hoja de plátano es mucho mejor, asegura.
“Tengo 87 años de vida y mi abuelo nos curaba con esta sustancia cuando teníamos empeine, era totalmente efectivo que se nos sanaban las heridas insoportables, que se nos producía rasquiña y que no nos dejaba la vida en paz”, expuso el hombre de campo.
Explicó que la vida en el monte no es nada fácil y que siempre les tocaba improvisar con las cosas que tenían cerca, porque hace más de medio siglo no había casas asistenciales cercanas, donde se pudiera acudir y sanarse.
“Era una verdadera calamidad y nos la arreglábamos a como pinte”, expuso en sus términos el adulto mayor. Mariana Tapia, dijo también conocer sobre esta técnica ancestral que sirve para curar heridas desde que era niña, ahora les transmite los conocimientos ancestrales a sus descendientes.
La sexagenaria indicó que a pesar de que en la actualidad existen muchos recursos para que la gente se sane del empeine, prefiere acudir a lo tradicional, por lo que cuando un insecto empieza a construir su hogar lo deja en su labor, sabe que tarde o temprano lo podrá utilizar.
Jairo Vera, miembro de la Asociación de Montuvios de Los Ríos, expresó que desde hace siglos el hombre necesitó del campo para adquirir sus propias bondades y así salir adelante Según Vera, hay saberes que se transmiten desde los mayores y han servido para curarse de una forma natural. Con el pasar del tiempo se han convertido en parte de su cultura.