Neal Moriarty y su Nueva Obra: Desde 'Infiernitos' hasta 'Toque de Queda
Los relatos de ‘Infiernitos de mi Cuaderno de Condenado’ reúnen las obsesiones del escritor quiteño Neal Moriarty
Una figura antigua, unos libros y un arma. Para la portada de sus relatos, el escritor Neal Moriarty (Richard Jiménez, nacido en Quito, 1988) eligió una fotografía con esos tres elementos. El título es ‘Infiernitos de mi cuaderno de condenado’ (Editorial CCE, 2023) y cada objeto se puede encontrar en su repositorio original, la Librería-Anticuario Renacer Cultural.
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Moriarty (que firma con ese seudónimo basado en el personaje beatnik Neal Cassady; Dean Moriarty en la novela ‘En el Camino’, de Jack Kerouac) tiene al coleccionismo como hilo conductor de los ocho relatos, o infiernitos, como los llama el autor, que acaba de defender una tesis de posgrado sobre el terror en la Universitat Pompeu Fabra.
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Leer másUno de esos infiernitos es “Día de muertos”, en el cual dos personajes sin vida cuentan sus historias trágicas, imbricadas por un ídolo, como el de la portada. En la primera parte (El muerto al pozo), uno recuerda que “los gabinetes de curiosidades de los nobles y burgueses europeos fueron los antecesores de los museos modernos”. En la segunda parte (El vivo al gozo), otro dice que “La muerte es más importante que la vida”.
Las enfermedades, las guerras, la voluntad propia o los efectos de perderse en el desierto también aparecen en el violento relato mencionado. Y dejan una pista de su próxima obra, que describió en el proyecto que durante cinco meses tuteló la escritora Mónica Ojeda (Guayaquil, 1988). Se trata de una novela titulada ‘Toque de Queda’ que contendrá cinco capítulos o cuentos del subgénero weird fiction (ficción extraña).
Dos ya fueron escritos por Moriarty, aficionado a reunir objetos, conservarlos y mostrarlos en los estantes y peceras del café Hard Books Aquarium, que mantiene en Calderón, al norte de Quito. Como escenario para la ficticia Librería Acuario, eligió la conflictiva ciudad de Guayaquil. En ese lugar se reúnen un grupo de amigos, que se protegen de la violencia, racismo y discriminación circundantes mientras editan una revista pulp que contiene sus historias y cuentos, “como un Decamerón moderno”, señala el escritor.
Para quien, como él, ha leído las novelas de Ojeda, la relación con esa idea de buscar lo distinto, abyecto y transgresor de la vida en la acumulación de ficciones salta a la vista. De hecho, en ‘Mandíbula’, Ojeda incluye un ensayo de su personaje, Annelise Van Isschot, escrito sobre las formas de horror en el que interpela con perversidad a su profesora de Creative Writing (Escritura creativa).
Neal Moriarty (Richard Jiménez)
En ‘Chamanes Eléctricos en la Fiesta del Sol’ hay un trasfondo de narcoviolencia, protestas y represiones. “Esto tiene que ver con lo que vivimos como ecuatorianos, latinoamericanos: el conflicto social”, señala Moriarty, que había leído ‘La Desfiguración Silva’ (donde aparece el pasado de Annelise) antes de que Jorge Carrión, codirector del Máster de Creación Literaria, decidiera que ambos ecuatorianos trabajaran juntos.
En esa novela hay una investigación y exploración sobre los Tzántzicos y la obra perdida de Gianella Silva. En el infiernito “Moneda de cambio” aparecen Ulises Estrella y Marcelo Tsé Tsé (Marco Muñoz y Estrella fundaron el Tzantzismo como movimiento cultural en los sesenta). “En el Ecuador fueron pioneros en importar la idea existencialista de (Jean Paul) Sartre”, explica Moriarty, que los estudió en la cátedra de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
“Puede creerse que estaban más presentes en el marxismo, pero también tienen ese lado de lo humano, del existencialismo que aterriza en lo social”. Y esa tradición transgresora es la que ha retomado.
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