Los niños y adolescentes del pueblo puruwá se preparan en cine y teatro
Una actividad que sirvió para recuperar los saberes ancestrales
Las mujeres también han sido hieleras del Chimborazo, aunque a la posteridad solo ha trascendido la figura del hombre que realiza el duro trabajo de bajar hielo del coloso para comercializarlo en Riobamba. En una obra de teatro preparada por niños y adolescentes se cuenta la historia de estas comuneras invisibilizadas.
Este trabajo junto con un corto audiovisual fue parte de un proyecto cultural ejecutado en La Moya. Con la motivación de preservar la riqueza cultural de su comunidad y asegurar su permanencia en las nuevas generaciones, el grupo de realizadores aprendió cinematografía y teatro. Y como fin del proyecto presentó el corto de ficción ‘Yana Yacu’ y la obra ‘Las Hieleras del Chimborazo’, en el teatro de la Casa de la Cultura de Riobamba.
En un asiento entre el público estaba Vinicio Miñarcaja, tío de varios de los actores, productores y escritores de las obras. “Se han preparado bastante, les salió igualito cómo contaban nuestros taitas y mamas”, decía. Estos productos son el resultado del proyecto ‘Reactivación para la autodeterminación de las mujeres y niñas de La Moya’, impulsado por la Fundación Arte Nativo, con aporte del Ministerio de Relaciones Exteriores Internacionales de Canadá y el Centro de Solidaridad Internacional de Saguenay-Lac-Saint-Jean.
“Hemos trabajado cerca de dos años en la parte cultural, trajimos maestros de arte, de cine, de fotografía. Además, tuvimos la colaboración de Justa y Patricia Miñarcaja y Natalia Guashpa, guías nativas de la comunidad”, dice Piedad Zurita, presidenta de la mencionada oenegé.
El corto ‘Yana Yacu’ se basa en las leyendas orales sobre un protector del bosque que actúa contra quien quiere dañarlo. “Aprendimos de todo para poder escribir, nuestros profesores nos tuvieron mucha paciencia y filmamos en un bosque que hay por nuestras casas, y también en el museo”, indicó entre risas Álex Javier Miñarcaja, de 15 años, y quien estuvo de protagonista y cabeza de la filmación del corto.
Mientras que la obra de teatro alude a la memoria de una de las actividades con las que se mantenían las familias de esa comunidad del cantón Riobamba, desde antes de la época colonial e inclusive muchos años después. Es que la comunidad asentada en la zona baja del tayta Chimborazo tenía como principal fuente de ingresos el bajar el hielo del coloso y venderlo en las ciudades hasta cuando hicieron su aparición las congeladoras.
LAS HIELERAS
“En la memoria tenemos grabado a los hieleros, pero conversando con los ancianos y mirando la película que hace mucho tiempo vinieron a filmar del extranjero se puede ver a las mujeres que subían igual, ellas colaboraban también con ese arduo trabajo”, añade Piedad Zurita. En el relato se aprecia a las warmis (mujeres), su entrega y creencias, así como su función de proporcionar los alimentos para soportar jornadas de 12 y 13 horas de esfuerzo físico.
