Quito: Se presenta un clásico teatral con un guiño local
El musical La novicia rebelde tendrá una temporada en el Teatro San Gabriel, de la capital. Inicia el viernes 28 de junio
“Son estas cosas tan simples y hermosas como la luna, el mar y las rosas… las que debiéramos más recordar cuando la vida nos hace llorar”. Las primeras notas de Mis cosas favoritas evocan un suspiro en la audiencia. La melodía, y otras como ‘Do-re-mi’ y ‘Adiós, adiós’, clásicos de La novicia rebelde han acompañado a generaciones de niños y niñas tras el estreno de la premiada película en 1965.
Pero antes de ser un filme, ‘La novicia rebelde fue un musical’, y antes de eso una historia real, de valentía y resiliencia; la de la familia Von Trapp.
Desde el próximo viernes 28 de junio, la capital será sede de esta emblemática historia, esta vez en manos del elenco de la compañía Forzavú, que montarán sobre las tablas del Teatro San Gabriel este clásico, uno de los más populares del teatro musical a nivel mundial.
Este narra la historia de María, una novicia que es enviada desde la Abadía de Nonnberg, en Salzburgo, a cuidar a los siete encantadores hijos de un comandante de marina austriaco, el capitán Von Trapp. A través de la música y el amor, María transforma las vidas de la familia Von Trapp, mientras descubre su propio camino hacia la felicidad. No obstante, la idílica familia se ve plagada por el arranque del conflicto armado, y debe tomar difíciles decisiones para salvar su vida.
Gabriel Morán, director de Forzavú, señala que la puesta en escena tomó cerca de un año en concretarse, pues para ello se solicitaron los derechos internacionales de la obra.
La novicia rebelde es mucho más que un musical; es una historia atemporal que resuena profundamente con el público contemporáneo. Aunque está ambientada en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, la obra ofrece una narrativa de amor, familia y valentía que sigue siendo relevante hoy en día, afirma.
Forzavú, escuela de coros y teatro musical, empezó a funcionar en 2015 como un coro formado por catorce amigos, que ha evolucionado para convertirse en una comunidad vibrante de más de ochocientas personas, abarcando edades desde los 4 hasta los 80 años.
“Es gracioso porque nunca imaginamos tener un elenco tan grande. Cuando empezamos, nuestra única intención era tener un espacio donde cantar juntos”, recuerda Morán.
Sin embargo, con el crecimiento del elenco, la compañía decidió abrirse al teatro musical, interpretando desde entonces piezas como In The Heights, Rockin’ Choir y Candel City.
En el caso de La novicia rebelde, la obra contará con un elenco de veintiún artistas. Isabel María Pallares dará vida a María Reiner, y Mike López, al capitán Von Trapp.
Gabriela Andrade, directora de la obra, señala que mientras que los derechos establecen el guion y los temas, también deja abierta la posibilidad de ofrecer guiños a lo local.
“Lo genial de tener una licencia, es que tienes una guía, ya sabes de lo que va. Pero tienes la posibilidad de ponerle ‘tu firma’, tu esencia. En este caso, el montaje, lo corporal y la gestualidad, generado a través del teatro clown es la firma que yo he puesto en la obra”, dice.
Esta agrega que, montar una pieza tan emblemática es un arma de doble filo, pues si bien su fama atrae a una nutrida audiencia, el apego emocional que tiene el público, también ofrece un recto a los actores.
“Es la primera franquicia que voy a dirigir y es difícil montar algo que ya existe, porque sabes que la gente ya tiene claro qué va a suceder. Justo por eso, el casting es vital y hay que tener gran calidad, para ofrecerle al público algo que le impacte”, asegura.
La obra se presentará del 28 de junio al 6 de julio. El 7 de julio, día de la última función, la pieza se interpretará junto a un coro en vivo con más de doscientas voces. El ingreso tiene un costo de $ 15, $ 20, $ 25 y $ 30 según la localidad.
El teatro musical, un ‘hit’ con el público nacional
“El público ecuatoriano no está acostumbrado a las obras de teatro de más de una hora, menos al teatro clásico. No hay una identificación con ese tipo de puesta en escena, y esa característica cultural le ha permitido al teatro musical imponerse”, reflexiona Gabriela Andrade.
Y efectivamente es así. Según el Observatorio de Artes Escénicas, los musicales generan un 60 % más de público que las obras dramáticas, en Quito y Guayaquil.
En la capital, solo en lo que va del año, distintos elencos han montado Cabaret, La doble y única mujer y Todos quieren ser Madonna, mientras que en el Puerto Principal se alista para lo que resta de 2024, La vida es hoy y Legally blonde.
Las carteleras también han atraído a cuantioso público con otros éxitos de Broadway como Mamma Mía!, Vaselina, Jesucristo Superestrella y los locales El musical de JJ y Amante a la antigua.
“De cierta manera, el teatro musical te lleva del realismo a la fantasía. Te engancha a través de la música, y te transporta dentro de la historia”, agrega Andrade.
La familia Von Trapp, realidad versus ficción
La historia de la familia Von Trapp saltó a la fama en 1949, cuando María Augusta von Trapp accedió a escribir The Story of the Trapp Family Singers, narrando la historia de la familia. El libro se convirtió rápidamente en un best seller.
Una década después, Howard Lindsay y Russel Crouse transformaron el libro en un guion teatral, surgiendo así el musical La novicia rebelde y, posteriormente, la película del mismo nombre, que obtuvo el Óscar a mejor película en 1965.
Sin embargo, existen varias distinciones entre el libro y sus ficciones. La principal de ellas es que existían diez niños Von Trapp, no siete, y que no huyeron de Austria de la manera que lo describe el musical o el filme. La hija María indicó en una entrevista en el Opera News en 2003, que “nosotros le dijimos a la gente que nos íbamos a Estados Unidos a cantar. Y no atravesamos montañas con nuestro pesado equipaje e instrumentos. Nos fuimos en tren, fingiendo nada”.
Los Von Trapp viajaron a Italia, no a Suiza, pues tenían un contrato con un agente de reservas estadounidense cuando salieron de Austria. Contactaron al agente desde Italia y pidieron los pasajes para su viaje. Curiosamente, otra discrepancia es que María no se enamoró del capitán, sino de sus hijos. “Verdaderamente no estaba enamorada. Lo quería, pero no lo amaba. Sin embargo, amaba a los niños, así que de cierta forma me casé con los niños… Poco a poco aprendí a amarlo mucho más de lo que he amado antes o lo que amaré después”, dijo en una entrevista.