El ‘sacerdote de la lluvia’ traslada una corona pesada
Es el personaje principal de las festividades del Corpus Christi en los pueblos andinos. Es considerado patrimonio cultural intangible de la humanidad
El danzante es el personaje más emblemático en las fiestas ancestrales de los pueblos andinos.
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También son conocidos como ‘tushug’ o sacerdote de la lluvia. María Jerez, promotora cultural, dice que desde la antigüedad el danzante bailaba en los rituales en los que se rendía culto a los dioses como muestra de agradecimiento y gozo por las cosechas y la producción de maíz. Gozaban de prestigio.
Visten coloridos trajes y su baile es una especie de golpeteo de los pies que retumba en la tierra como reverencia.
Los danzantes se reunieron en San Andrés, parroquia de Píllaro; Tisaleo, Mocha y en Salasaka (Pelileo), donde mostraron que mediante la danza pueden agradecer, invocar y festejar durante la Fiesta del Sol o el Inti Raymi que se celebró hasta el 25 de junio de 2023 en estos cantones de Tungurahua.
El danzante es el personaje principal que llega ataviado con sus penachos y sus gigantescas coronas que pueden pesar hasta 25 libras.
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Ellos golpetean de manera sincronizada en la tierra al compás de las bandas de pueblo o los tambores andinos, sobre los zancos de 10 centímetros que llevan puestos. “Son la muestra de la fortaleza y el equilibrio”, explicó José Sisa, de 26 años, quien han heredado el legado de sus padres y abuelos.
El movimiento del cuerpo representa la manera en que cada uno está conectado con su espíritu. “El baile lo llevamos en la sangre. Lo aprendimos desde niños en nuestras casas”, sostiene Segundo Toapanta, de 45 años.
Toapanta explicó que el danzante lleva el traje más colorido y puede pesar hasta 50 libras, 25 de ese peso va en la cabeza. El traje de un danzante puede costar hasta 1.500 dólares. Quien viste al danzante se lo denomina humamarca. Se encarga de colocar la gorra de lana que protege las mejillas y barbilla cuando le colocan la corona. También se fijan cascabeles al cinturón que cubren la parte superior de las piernas.
Un gremio que ha sido formado para mantener vivas las tradiciones montuvias
Leer másEl pantalón y la enagua que son blancos y con encajes se colocan sobre la ropa y se anudan por la espalda. Después va el delantal y la pechera que van decoradas con monedas, joyas de oro, plata, apliques, perlas y dijes con valor sentimental y económico. Segundo Toapanta señaló que los danzantes bailan en pareja: huarmi (femenino) y cari (hombre), quienes utilizan tres pasos, uno para caminar largo, girar en las esquinas y para hacer los honores.
CON UNA REPUTACIÓN SAGRADA
Para el docente Moisés Chiluisa no se puede dejar morir esta tradición y se impulsa desde los más pequeños. “Es que la danza se conjuga con la ofrenda de los frutos dentro de la cosmovisión andina”, dijo. De acuerdo a Chiluisa, el danzante tenía reputación sagrada en la zona agrícola en la época del Tahuantinsuyo. Hace un siglo volvieron a retomar esta actividad, pero ya no con la misma veneración que tenían en la época del inca, sino que se convirtió en un personaje que acompaña con danzas a las fiestas del Sol.
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El personaje es celebrado y recordado en provincias como Tungurahua, Cotopaxi, Pichincha, Cañar, Chimborazo y Azuay. El danzante es considerado Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad y, además, es el símbolo durante la celebración religiosa del Corpus Christi, donde se fusiona con tradiciones, valores culturales ancestrales y folclóricos. Según historiadores, esta festividad es una celebración relacionada con la cosecha.