Curon: terror gótico en un pueblo fantasma
La serie italiana de siete episodios incluye el suspenso y mundos paranormales bajo una dirección irregular.
Anna (Valeria Billelo), aterrorizada y siguiendo las instrucciones de Thomas (Luca Lionello), su padre, huye a sabiendas que han matado a su madre. Se radica en Milán. Tendrá su pareja y se convertirá en madre de los gemelos Daria (Margherita Morchio) y Mauro (Federico Russo). Diecisiete años más tarde, abandona a su cónyuge y vuelve a Curon; ansía ver a su padre, saber qué motivó su escape. Investigar. Él la recibe fríamente, es más, le pide que se vaya del hotel pues se niega a tener huéspedes. Anna logra quedarse y los gemelos, al día siguiente, parten al colegio donde son recibidos con hostilidad.
Mauro es tímido y con problemas auditivos, Daria es de armas tomar. Conocen a Miki Asper (Juju Di Domenico), a su hermano Giulio (Giulio Brizzi) y a sus padres, Klara (Anna Ferzetti) y Albert (Alessandro Tedeschi). Aparecerá Lukas (Luca Castellano) para complicar situaciones inesperadas. Pronto caerán bajo las influencias de un mundo sobrenatural.
Con siete episodios y la eventualidad, si la COVID-19 lo permite y la sintonía los obliga, de filmarse una segunda temporada a estrenarse en octubre del 2021, el televidente se hallará frente a un thriller que abarca mundos paranormales, de suspenso y que -a momentos- demuestra que la dirección de la serie es irregular, que desempolva la trama con algo de lentitud, abuso de un color repetitivo y una historia que abarca dos grupos generacionales: padres e hijos. Ambas viviendo, experimentando el terror de sus vidas, en su ayer, en su hoy.
El problema de Curon es que hasta los episodios sexto y séptimo, el argumento es presentado como si fuese la jugarreta del ‘si no te cojo, te caes’. Y no es que el director quiera mantener al espectador en constante zozobra, no: lo que anhela es mantener su atención y, en esa ambición, por darle al tema demasiado vueltas, alguien se levantará a buscar algo en la refrigeradora. Ojalá no lo hagan cuando esté de por medio Lukas y su padre, individuo que ama excesivamente al gato, mientras que Thomas pretende domesticar a un lobo.
La historia de Curon se afianza cuando los personajes emiten el calificativo alemán ‘doppelgänger’, que traducido al español se convierte en ‘duplicado’ o ‘parecido’. Allí comienza el surgimiento básico del argumento. Mientras tanto hay que prestar atención a lo que va sucediendo en cada capítulo, donde se van mezclando el pasado y el presente.
Las actuaciones marchan, pero es Luca Castellano el que tiene mejor rendimiento: sabe mezclar la sencillez de la juventud con la violencia del mal. El amor con el desengaño, la paciencia con la impaciencia. La chiquilla Morchio tiene fuerza actoral. Los demás, a satisfacción.
Nota al margen. La serie fue filmada en Curon, Venosta, localizada en el Tirol del sur italiano. El campanario, icono de la trama y del turismo, viene del siglo XIV. En los años 50, las autoridades resolvieron que era el sitio ideal para construir una represa y que el embalse unificase los lagos de Resia y Curon.
Esto llevo al pueblo a abandonar sus hogares, pues el agua inundó el territorio. Como recordatorio está el campanario; sus campanas le fueron quitadas, pero… aún se asegura que en las noches frías de invierno se escuchan sus tañidos cual presagio de muerte.
- Calificación: * * 1/2