Danza: 'Haram, relatos y lugares prohibidos' se presenta en Quito
El espectáculo recoge las historias de amor del mundo antiguo. La única función es el viernes 16 de febrero, a las 20:30, en el Teatro San Gabriel
En el 41 a.C., la reina Cleopatra recibió a un mensajero romano que la buscaba con urgencia. Traía con él un llamado: Marco Antonio, triunviro romano, la llamaba a Tarso para negociar el papel de Egipto en el nuevo orden del imperio.
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Consciente de la importancia de este encuentro para su pueblo, esta llegó a Tarso vestida de diosa y a bordo de un lujoso barco. Fue el inicio de uno de los romances más significativos del mundo antiguo, uno que incluso se convirtió en el centro de musicales, piezas teatrales y películas.
Ahora, Harim Compañía Ecuatoriana de Danzas Árabes la lleva a las tablas en la obra Haram, relatos y lugares prohibidos, una puesta en escena que da vida a esta y a otras emblemáticas historias de amor de Medio Oriente. Cuarenta bailarines participan en la puesta en escena, que recorre los caminos por los que transitaron Salomón y la reina de Saba, Sherezada, Salomé y sus siete velos, Isis y Osiris y más.
Damiana Levy y Susana Guevara, titulares de la compañía de danza, señalan que empezaron a elaborar el guion hace casi un año, tras concluir la puesta en escena de su reconocida obra Mozart en Egipto. “La obra aborda a través de la danza árabe historias de amor icónicas de esta región y que son parte del imaginario colectivo”, explica Levy.
Para capturar la esencia de esos relatos, las artistas dedicaron varios meses a investigar textos escritos durante la expansión musulmana, y hallaron que muchos de ellos eran tratados amatorios.
La imagen de Medio Oriente como un lugar de fantasía y de sensualidad ha llegado a nosotros en Occidente a través de Las mil y una noches, pero mucho antes ya existían estos tratados eróticos que hablaban ampliamente del amor y la sensualidad
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En ellos aparecen textos sobre los espacios sagrados de la época, como el hammam, el baño turco o el harem, donde solo podían ingresar las mujeres. Decidieron sumarlos a la obra, priorizando así el imaginario de lo prohibido y las intrigas.
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Leer másUna vez listo el texto, Levy y Guevara armaron la puesta en escena a través de una convocatoria para bailarines de danza contemporánea y ballet, que se sumaron a los bailarines de danza árabe que son parte de la compañía que dirigen. Los ensayos tomaron cinco meses.
“Ha sido un gran proceso colaborativo en el que todos los artistas han aportado con ideas para enriquecer la obra tanto en creatividad como en técnica”, señala Levy.
La única función de Haram, relatos y lugares prohibidos tiene lugar el viernes 16 de febrero, a las 20:30, en el Teatro San Gabriel, al norte de la capital. Las artistas esperan confirmar nuevas fechas de la obra en los próximos meses, tanto en Quito como en otras ciudades del país.
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- DE EGIPTO A LAS TABLAS CAPITALINAS
Conservar el realismo de la época es vital para las directoras, por lo que gran parte del vestuario y accesorios que son parte de la puesta en escena fueron traídos desde Egipto.
“Tenemos alfombras afganas, sables, vestidos... También hemos trabajado con un talentosísimo vestuarista nacional, Carlos Huera, que tiene mucha experiencia con la Compañía Nacional de Danza. Visualmente la obra es muy cautivadora, y es lo que estábamos buscando. Realmente logra enganchar al público”, señala Levy.
- REIVINDICAR LA DANZA ÁRABE
En abril del año pasado, las bailarinas montaron Mozart en Egipto, la primera obra de danza árabe de gran envergadura en presentarse en el país. Esta contó con la colaboración de sesenta bailarines y se estrenó en la capital y en Cuenca. Sin embargo, culminar el montaje no fue un proceso sencillo pues para conseguir los auspicios debieron laborar por meses y romper los prejuicios que existen alrededor de la danza árabe, como explica Guevara.
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Leer más“En el país, siempre se han visto como danzas de entretenimiento, relegadas a presentarse en restaurantes o en bodas. La gente no concibe que con las danzas árabes se puede recrear una narrativa como la de un ballet clásico, con un altísimo nivel técnico y donde se encuentra una historia visualmente muy atractiva”, reflexiona.
La obra fue un éxito, y tras ella pudieron ver cambios en la evolución de este arte. “No fue nada fácil. Nos tocó una pelea cuesta arriba pero, gracias a la acogida que tuvo Mozart en Egipto, no solo se puede ver un cambio en cómo el público percibe la danza árabe, sino que hemos podido ver cómo otros bailarines se están animando a montar obras completas y extensas y no quedarse solo en pequeñas interpretaciones”, agrega Levy.
Señalan que este nuevo montaje ha sido un reto porque las ha obligado a subir la vara de su primera puesta en escena y las ha obligado a salir de su zona de confort.
“Una presentación extensa tiene sus dificultades físicas, sin duda. Pero en este caso también explorar este tema del haram fue complicado porque, al contrario de lo que entendería el público por el tema de ‘lo prohibido’, no nos centramos en lo sencillo, en darle el poder de la belleza y la sensualidad a lo simple y lo que nos ofrece lo sensorial”, agrega.
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