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ED SHEERAN
Ante los tribunales quedó claro que el cantante británico Ed Sheeran no cometió plagio con su éxito Thinking out loud. Pero el tema queda sobre el tapete.de mayo.Archivo EXPRESO

Demandas en la música: ¿plagio o inspiración?

La reciente noticia sobre Ed Sheeran y su juicio ganado abre el debate sobre la creatividad y los compositores en la industria.

Está muy de moda en la industria musical hacer sesiones de composición para crear una canción o un álbum para un artista, en la que participen muchas personas. Y aunque esto no es justificación, es comprensible que cuando se escucha una pieza de una melodía, se quede en la cabeza y, sin querer, se la comparta como una idea... y hacer seguimiento a quién dijo qué, sí puede resultar complicado.

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Pero es la manera en la que ahora se mueve la creatividad. Además, esto viene acompañado por la presión que se genera de parte de las discográficas más grandes por hacer que los compositores escriban temas que se parezcan a otros hits ya que, en algunos casos, eso puede asegurar éxito. Además, provoca que las plataformas digitales como Spotify las captan mejor y más fácil gracias al algoritmo.

Se vive en una época en la que la nostalgia musical por el pasado está muy presente y las ganas de rescatar sonidos antiguos también. Basta con escuchar (y ver) los últimos lanzamientos de artistas latinos como Emilia, Corina Smith o Mau y Ricky, quienes hacen guiños en su música al clásico pop rock de los años 2000, así como la inspiración de su estética plasmada en los videoclips que presentan.

¿Cuándo es plagio y cuándo es inspiración? ¿Está preparado el negocio de la música para esto? ¿Bajo qué estándares un tema se puede considerar copia de otro? ¿Cómo va a actuar el sistema judicial ante esta ola de demandas? Solo queda esperar y ver cómo reaccionan los agentes pertenecientes a cada industria ante estos procesos.

  • UNA LARGA LISTA DE DEMANDAS

En 2014, Katy Perry fue demandada por el rapero estadounidense Flame (Marcus Grey) por su canción Dark horse. Él aseguraba que la artista había copiado su tema Joyful noise. En marzo del 2022, Perry ganó la apelación del juicio.

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Otro caso interesante es el de Dua Lipa, quien desde el lanzamiento del hit Levitating en 2020, con más de 700 millones de reproducciones en Spotify, ha recibido varias demandas por plagio. La primera vino del grupo Artikal Sound System, cuyos miembros afirmaban que la británica plagió su sencillo Live your life, de 2017. A estas se suman las acusaciones de los compositores L. Russell Brown y Sandy Linzer, autores de la canción de 1979 Wiggle and giggle all night, y la adaptación del español Miguel Bosé de 1980, Don Diablo. Hasta el momento, no se conoce cómo va el proceso de estas dos últimas.

En la lista, también está Drake, acusado en 2019 por el músico Sam Skully, quien señala que el rapero cogió beats de su tema Roll call, para incluirlos en la canción In My feelings.

Y los artistas latinos Nicky Jam, Ozuna y Daddy Yankee, entre otros casi 30, tampoco se han salvado. A principios de este año, recibieron una demanda por derechos de autor. La casa productora Steely & Clevie Productions los acusa del uso ilegal de elementos del ritmo del ‘dancehall jamaiquino’ de Fish market, lanzado en 1989, y que se conoce internacionalmente como el ‘dembow’.

  • BLURRED LINES, EL CASO MÁS CONOCIDO

Para muchos, fue esta acusación la que marcó un precedente en las posteriores demandas que se han hecho contra compositores y artistas. Robin Thicke y Pharrell Williams fueron demandados por la familia de Marvin Gaye al asegurar que la canción Blurred lines, publicada en 2017, era una copia Got to give it up, de Gaye, lanzada en 1977.

Cuatro años después, se obligó a los principales compositores a que pagaran 5 millones de dólares. En ese momento, el juzgado declaró que, aunque la melodía y letra de ambas canciones eran diferentes, el ‘feeling’ o el ‘vibe’ sí que eran iguales.

Ante eso, se levantaron muchos comentarios en contra, ya que no es un criterio objetivo para determinar la posible falta. Alrededor de 200 músicos firmaron un documento apoyando a Williams y a Thicke, argumentando que el caso sentaba un precedente negativo para la creatividad de los compositores y su capacidad de inspirarse en obras de otros. El fallo fue ratificado en 2018, después de una apelación.

Entonces surge la pregunta: ¿Es posible cuidar la inspiración y el trabajo de los compositores?