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Emil Jannings
Emil Jannigs obtuvo su galardón por su actuación en 'The last Command' y en 'The way of all flesh' en 1928.Archivo Granasa

Emil Jannings, primer Mejor actor de los Óscar, y su vida marcada por Alemania

Conquistó Hollywood, pero la llegada del cine sonoro y su colaboración con el régimen nazi lo condenaron al olvido

Dos interpretaciones memorables marcaron la carrera del suizo nacionalizado alemán Emil Jannings (1884-1950): The way of all flesh (El destino de la carne, 1927), de Victor Fleming, y The last command (La última orden, 1928), de Josef von Sternberg. Su papel protagónico en ambas producciones le valió el Premio de la Academia y lo convirtió en el primer actor principal en recibir la estatuilla. Esto ocurrió en 1929, en la primera gala de los Premios Óscar, celebrada en Hollywood.

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Su trayectoria en el cine comenzó en 1914 y, gracias a sus participaciones en películas de Ernst Lubitsch y F. W. Murnau, demostró un talento que lo convirtió en uno de los mayores exponentes del cine mudo.

Sin embargo, su éxito se vio truncado con la llegada del cine sonoro. Su marcado acento inglés fue un gran obstáculo, al punto de que su diálogo en Betrayal (Perfidia, 1929), de Lewis Milestone, fue eliminado por ser incomprensible. Ante esta dificultad, en 1930 regresó a Alemania.

La caída de su carrera

En su país adoptivo protagonizó una de las actuaciones más memorables de su carrera: la del profesor Rath, un hombre ingenuo que cae bajo el influjo de una seductora cantante de cabaret, interpretada por Marlene Dietrich (1901-1992). 

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La película, El ángel azul (1930), dirigida por Josef von Sternberg, se convirtió en un clásico. A pesar de que el cine sonoro no le favorecía, Jannings seguía gozando de gran popularidad en Alemania.

Su afinidad con el régimen nazi, considerada por muchos más una cuestión de conveniencia que de convicción, le permitió convertirse en director de la prestigiosa productora cinematográfica UFA. Durante ese período protagonizó varias películas de propaganda nazi con personajes históricos que exaltaban el principio de liderazgo, como Der alte und der junge König (El viejo y el joven rey, 1934) y Die entlassung (La destitución de Bismarck, 1942), entre muchos otros.

Tras la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, su carrera llegó a un abrupto final. Su reputación quedó irremediablemente manchada por su colaboración con el régimen nazi, y nunca más volvió a conseguir trabajo como actor.

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