Flix Pussy Cola: “La música depende de nuestra cronología de vida”
El grupo quiteño pisa fuerte en la escena musical local. Ni tan mal es su nuevo sencillo
Irreverentes, divertidos y algo estruendosos. Así es como se aprecia la dinámica de la banda quiteña Flix Pussy Cola. Su juvenil pasión los hace emocionar tanto por sus creaciones como por las vivencias que han creado juntos desde que tenían 14 años. Hoy, superando los 25, repetirlas les permite apreciar cuánto han madurado -artísticamente- desde entonces. Porque juntos son todavía ese grupo colegial lleno de bromas internas que, aunque poco entendibles, contagian de buena vibra.
Lucas Ortiz, Joaquín Andino, Sebastián Jarrín y Gabriel Patiño son los integrantes de esta agrupación que han logrado una identidad gracias a las letras cargadas de humor e ironía, que les permiten conectar con la generación Z.
En su trayectoria han compartido escenario con Molotov (MX), Él Mató A Un Policía Motorizado (ARG) y Usted Señálemelo (ARG), importantes bandas rock de América Latina. Pero también lo han hecho junto a Rocola Bacalao, a quienes consideran uno de sus referentes en el ámbito nacional.
Este recorrido artístico inició en el 2017 de manera más formal, ya alejados de las aulas estudiantiles. Su inclinación por la música los ha impulsado a buscar recursos para hacer proyectos caseros, aunque con cada año que pasa se van profesionalizando. “Hemos logrado hacer nuestras maquetas con nuestros equipos. Se puede hacer música con poca plata pero cada vez invertimos más”, cuentan.
Y así como han crecido en producción y calidad, también lo han como individuos. Sus letras han empezado a dejar atrás las incertidumbres adolescentes y ya se perfilan con la adultez y la vida fuera de la universidad. Ni tan mal es muestra de ello. Lanzada el pasado 28 de febrero, es una canción que habla de desahogo emocional, comparando lo vivido con la crisis social que atraviesa el país.
El nuevo EP llega pronto, pero antes hay que conocer cómo crean estos cuatro músicos que destacan a nivel nacional.
Cuando era un plan de panas...
¿Es posible apostar por crear música en Ecuador?
Sí, es posible. Ya no se necesita tanta plata para hacer canciones. Pero también es cierto que ninguno vive de nuestra música. Además porque somos cuatro. Lo que ganamos lo reinvertimos completamente para producir, salir de tour.
¿Cuándo se dieron cuenta que podían sostener el proyecto y dejar de ser amateur?
Creo que la primera vez que fuimos a Cuenca en 2019. Un poco después del EP Rock and Rola.
Se dieron a conocer en todo el país cuando llegó la pandemia ¿Fue difícil empezar así?
De alguna manera las redes sociales nos catapultaron. ¡Estuvimos hasta en el QuitoFest en línea! No nos hundió, nos mantuvimos.
La gente puede creer que son muy nuevos, pero llevan muchos años juntos…
Sí. Este año son 10 años desde que tocamos juntos por primera vez, pero no nos llamábamos Flix. No nos sentimos como una banda de 10 años. Empezamos en una etapa en la que esto era un plan de panas.
¿Ha cambiado mucho desde entonces?
Separamos nuestra trayectoria como músicos de la de la banda. Porque tenemos una década tocando y mejorando, pero como banda somos más nuevos.
¿Y en cuánto a canciones?
Sí, mucho. Hay temas de la etapa de antes de nuestro primer EP (2018) que ya no tocamos. ¡Era malísimo! Era muy inmaduro, básico. ¡Malo!
¿Les tienen cariño a esas canciones?
Son muy malas. Si las escucháramos ahora, nos mataríamos de risa. Pero estamos orgullosos de cómo hemos crecido.
¿Por qué se llaman Flix Pussy Cola?
El primer nombre del grupo fue Colón Camal, por el bus que utilizaban para llegar a sus ensayos. Ese quedó rápidamente en el olvido. También usaron Nos Pasamos De La Y. Pero el origen de Flix Pussy Cola está en la biblioteca del colegio en el que estudiaron y del que no dicen el nombre, en donde había un libro infantil que lleva por nombre el titulo Flix. El resto es un juego de palabras que había en la historia de dos gatos y su hijo, un perro pug. Irreverentes desde siempre.
“Aún nos sentimos como los chamitos de la escena. Pero con nuestro último disco comenzamos a decirle adiós a esa etapa. Por eso se llama Chao, chicos. Habla de madurar, crecer, trabajar. En una de las canciones decimos: ‘He madurado, se siente fatal’ . Estamos en punto musical más crecido. Nuestra música está ligada con la cronología de la banda”.
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