Formarse sobre las tablas: el teatro como escuela para la actuación y la vida
Con el teatro, los jóvenes se forman para actuar, cantar, bailar y para ser capaces de afrontar la vida.
Sobre un escenario, los niños aprenden a actuar, pero también a enfrentar sus miedos, expresarse con confianza y trabajar en equipo. En Guayaquil, cada vez más academias de teatro están formando a una nueva generación de artistas a los que, además, se les enseña a cantar y bailar, y a desarrollar habilidades esenciales para la vida.
Hoy en 'Me pica la lengua': Sofía Caiche, Alejandra Jaramillo y Karla Torres
Leer másDesde la memorización de guiones hasta el control del cuerpo, la voz y el trabajo en equipo, el teatro infantil y juvenil se ha convertido en una herramienta integral para la formación artística y personal. Pero, ¿cómo influye esto en los jóvenes? ¿Qué habilidades desarrollan más allá de la actuación?
Desde la infancia, puede ayudar a potenciar habilidades como la comunicación, la confianza y la empatía. Según José Vergara, director del departamento de arte del Centro de Estudios Espíritu Santo, “el teatro puede convertirse en un aliado para los padres y para los docentes en el camino a formar el carácter de los pequeños”. A través de la interpretación y el trabajo en equipo, los niños aprenden a expresarse mejor y a desenvolverse dentro y fuera de las tablas.
Uno de los beneficios del teatro es la capacidad para fortalecer la escucha activa. Marlon Pantaleón, director ejecutivo de Estudio Paulsen, destaca que “aprender a escuchar es quizás una de las tareas más difíciles que el ser humano puede darse a hacer, pero es un entrenamiento para toda la vida”.
En el escenario y en la vida cotidiana, saber escuchar permite construir mejores relaciones y desarrollar habilidades sociales esenciales. En este sentido, el teatro se convierte en un espacio en el que los niños pueden explorar su expresividad y aprender a interactuar con mayor seguridad.
Hugh Grant se reencuentra con Reené Zelleweger
Leer másPara que esta formación sea efectiva, es fundamental que los docentes tengan un enfoque adecuado. María Auxiliadora Vázquez, a quienes sus alumnos de la Unidad Educativa Paul Rivet llaman Miss Lola, resalta la importancia de los juegos teatrales en la enseñanza. “Trabajo de manera práctica con ejercicios teatrales, juegos que terminan en ejercicios de escritura, de movimiento, de voz, incluso para estar sentaditos en la banca”, explica. Estas dinámicas permiten que los niños se involucren activamente y pierdan el miedo a expresarse frente a un público, una habilidad clave para su desarrollo académico y social.
Más allá del aula, el teatro también plantea un desafío: romper con estructuras rígidas que limitan la creatividad. Vázquez menciona que muchos niños están acostumbrados a seguir reglas estrictas y que, al enfrentarse a ejercicios de improvisación, sienten desconcierto. “Son como pequeños robots que dicen ‘hay que sentarse’ y están todo el tiempo así. Cuando les pido que se acuesten en el piso, me miran sorprendidos, como si fuera algo prohibido”, cuenta. Sin embargo, al soltar estas barreras, los niños descubren un espacio en el que pueden explorar, imaginar y desarrollar su autenticidad.
Y aunque muchas veces estas dinámicas empiezan en el aula de clases, terminan despertando la curiosidad de los jóvenes por la actuación, lo que los lleva a prepararse en el teatro de manera profesional.
Los testimonios de jóvenes actores
Danna Idrovo interpretó a Mirabel, protagonista de Encanto en la adaptación musical que presentó el 25 de enero la Escuela de Artes Escénicas Jana en el Teatro Sánchez Aguilar. Y aunque canta desde muy pequeña y antes de llegar a Jana estuvo en la academia de Yanina Murga, la joven confiesa que los nervios igual se hacían presentes cuando pisaba el escenario.
“Cuando uno se sube al escenario, como que uno se llena de adrenalina. Aunque no lo crean yo podía estar bailando, brincando y aún así estaba súper nerviosa, pero me gusta haber llenado al público con mi energía y demostrarles el mensaje”, confiesa.
De igual forma, Manuela San Juan, quien le dio vida a Isabela, cuenta que le costó mucho interpretar su personaje, porque tiene algunas notas altas y complejas como en No se habla de Bruno, canción en la que no solo se enfrentó a su solo, sino también a bajar desde un columpio flotante mientras cantaba. A pesar de eso, Manuela, quien participó en las adaptaciones de Pinocho y La bella y la bestia, sueña con personificar a Glinda en algún montaje de Wicked.
Talleres de la Empresa Pública de Acción Social y Educación en colaboración con Estudio Paulsen, el programa de formación actoral que tiene el mismo estudio y la Escuela de Artes Escénicas Jana son algunas de las opciones para los jóvenes que buscan formarse en el cabildo porteño. Esta última opción acaba de cerrar su temporada con dos adaptaciones musicales.
El grupo de los más pequeños, con alumnos que van desde los 6 a los 15 años, presentaron Encanto en dos presentaciones llenas de padres orgullosos y amantes de la película de Disney. Por otra parte, los más grandes (de 16 a 24 años) hicieron ‘sold out’ en la comedia musical de La familia Addams, que se presenta hoy 30 de enero.
La participación de jóvenes en estos talleres gratuitos demuestra la demanda existente por aprender teatro, mientras que las exitosas adaptaciones dejan a la vista que su talento y dedicación es producto de estudiar lo que en verdad les apasiona.
Para seguir leyendo EXPRESO sin restricciones, SUSCRÍBETE AQUÍ.