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Geovanni Atarihuana: "Lavo platos contando de uno en uno"

Candidato a asambleísta, el quiteño asegura que su esposa e hijos son su pilar y que apuesta por ‘limpiar’ el legislativo.

Con pañuelo verde, amante de su familia y exestudiante del Colegio Mejía, Geovanni Atarihuana apunta a una cosa clara: “ir detrás de los peces gordos de la corrupción”. Desde su casa, en Quito, responde El Cuestionario sin amilanarse.

¿Qué significa su familia para usted?

Lo más importante en la vida. Y haría todo por ellos, hasta lo impensable. La familia más cercana, los hijos, mi compañera, mis padres, mis hermanos, somos muy unidos. Mi abuela materna, Mercedes Trujillo, fue una obrera textil, una matrona de la familia, y siempre nos enseñó la solidaridad de entregar lo poco que tenemos.

Con raíces lojanas, ¿cómo llega la familia a Quito?

Mi padre fue presidente de la FEUE (Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador) de Loja, pero él salió de aquella ciudad en el año 66. Mi mamá es quiteña. Se conocieron en las luchas estudiantiles en los 70.

Nos contaron que es hogareño…

Sí, bastante. Debe ser por compensación a la intensa actividad (…) Cuando tengo un espacio libre, regreso al hogar, a mi familia.

Y le gusta lavar los platos…

Contando de uno en uno (risas). Cuando nos casamos asumimos varias cosas que en la casa (de mis padres) no hacía (…) En la pandemia también la trapeada no faltaba. Me gusta además la cocina, una herencia de mi abuela y de mi papá.

Si pudiera echarle un poco de detergente a una institución del Estado para quitarle la suciedad, ¿a cuál sería?

A todas. Empezamos por la Presidencia y la Asamblea. Hay que fumigar, hay que desratizar las instituciones del Estado y aplicar la vacuna anticorrupción.

¿Qué tal para el deporte?

No tan bueno. En mi juventud jugué en un par de equipos en el sur de Quito, donde crecí. Era arquero e hincha de la Liga desde siempre.

¿Sería el legislador que va a tapar los goles de la corrupción?

Por supuesto. Vamos a atajar los goles de la corrupción.

Si le concedieran tres deseos, ¿cuáles serían?

Justicia social, a lo que nos dedicamos en la vida; salud para toda la familia; además de amor.

Nos contaron un hecho anecdótico en la Mitad del Mundo...

Salimos a dar una vuelta, había unas fritaditas cerca de lo que hoy es la Unasur y para comprar no preguntamos cuánto valían... (se acabó el dinero) y luego yo me moría de la vergüenza. La salvada fue que Jittomy (su esposa) tenía un amigo del colegio cerca y fuimos a buscarlo, salió la mamá y pedimos el pasaje de regreso (…) desde entonces siempre pregunto cuánto cuesta antes de comprar (risas).

Tirapiedras y a mucho orgullo

Estudiante del Colegio Mejía, ¿usted era de los que salían a las protestas?

Por supuesto. Toda la vida por el Mejía. Yo fui presidente del colegio en 1990, del Consejo Estudiantil. El Mejía siempre ha sido rebeldía, pueblo, un referente social... Tuvimos maestros extraordinarios que nos enseñaron no solamente la ciencia sino también el amor a la patria.

Alguna anécdota…

Múltiples. Convocamos a una jornada de la FESE (Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador), un paro por la tarifa estudiantil contra el gobierno de (Rodrigo) Borja y fuimos en una marcha multitudinaria todos los colegios de Quito, unas 10.000 personas. Nos reprimieron en la Plaza Grande, me cogió la policía, pero el gas lacrimógeno los afectó y yo me logré salvar. Un periodista de Radio Tarqui vio que me detuvieron, pero no que me solté. Entonces, en las radios de Quito anunciaban que el presidente de la FESE, Geovanni Atarihuana, estaba preso. No pasó. Yo seguí en la lucha todo el día.

Rafael Correa les llamaba los ‘tirapiedras’. ¿Qué dice usted?

Correa se montó en una campaña de la oligarquía contra nosotros queriendo deslucir el carácter combativo de la protesta. Nosotros siempre hemos hecho propuestas, hemos cuestionado con razonamientos y, obviamente, en defensa propia. David también lanzó una piedra a Goliat. Hay momentos en los cuales la rebelión del pueblo justifica la combatividad.

¿Y no le han dado ganas de lanzar una piedrita a algún político?

Ganas no han faltado (risas), pero más de un buen argumento sí lo he dado.

¿Desde siempre en la política?

Desde los 13 años. Y la pasión política la encontré en el Mejía. Me incorporé a la juventud revolucionaria (…) y en la lucha con el pueblo conocí a mi esposa, Jittomy, nos hicimos enamorados en una huelga general de los trabajadores en el gobierno de Sixto (Durán-Ballén). La lucha nos unió y nos mantiene unidos ya 25 años.

"A la Asamblea le cambiaría todo"

Compartió un tuit que apoya la legalización del aborto. ¿Siente que está del lado correcto de la historia?

Por supuesto. Como militante de la vida, defendemos la vida, a las mujeres y la decisión sobre su cuerpo. Creo que es importante que avancemos en derechos. El aborto existe, lo que pasa es que ahora es clandestino y cobra vida de mujeres pobres. El paso que dio Argentina es un paso para América Latina.

Un tema polémico. ¿Qué les dice a los que piensan diferente?

Es indispensable pensar en la vida, no puede haber niñas que son obligadas a ser madres cuando han sido violadas, creo que podremos avanzar en la próxima Legislatura, por lo menos despenalizar el aborto en caso de violación. Habrá que seguir debatiendo, es un tema de salud pública.

Una de sus propuestas es llegar a los peces gordos de la corrupción…

Deben caer los de arriba, los que organizaron la banda, los tiburones, las ballenas... algunos están prófugos. También es importante luchar contra la impunidad.

¿Qué superpoder le gustaría tener para cumplir sus objetivos?

Lo que se requiere aquí es mucha fuerza y velocidad para combatir la corrupción y llegar a la gente.

¿Qué le cambiaría a la Asamblea?

Todo. Ha sido la peor de la historia, han hecho leyes contra el pueblo. Es una cueva de ratas y es indispensable cambiar de cabo a rabo (…) hay que cambiar la gente, los reglamentos y hasta los salarios.

¿Y qué piensa de aquellos que en las sesiones compran en línea?

Eso es una afrenta al pueblo. Pero es el precio de llevar a gente que no tiene compromiso, que está en cualquier otra cosa, que son marionetas y que no les importa. Y los más peligrosos son los que se han aprovechado del cargo: 60 de los 137 asambleístas involucrados en corrupción.

¿La Asamblea es la pecera más grande?

No es la pecera más grande. Hay otritos que están en Bélgica, otros que han hecho negocios multimillonarios.

PING PONG

¿Queso de piña o fritada? Queso de piña.

¿Rafael Correa o Lenín Moreno? Ninguno.

¿Yaku Pérez o Lenín Hurtado? Yaku Pérez.

Diezmos: Corrupción.

Sesión del pleno: Nuevo trabajo.

Padres: Referencia.

Quito: Mi ciudad.

Hogar: Mi familia.