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Concierto de Guardarraya en la Plaza de Toros de Quito.
El público se emocionó y vivió a plenitud la celebración de 25 años en la escena musical.Franklin Jácome//EXPRESO

Guardarraya: la banda quiteña repasa toda su historia en un recital

La agrupación festejó sus 25 años de música con un festival en la Plaza de Toros de Quito. El público los recibió emoción

Minutos antes de las 22:00 del sábado 22 de junio, mientras la agrupación quiteña Guardarraya se alistaba para tomar el escenario, la Plaza de Toros vibró al son de la canción Feliz cumpleaños. La melodía, que resonaba desde las distintas localidades habilitadas para el recital, fue el inicio de una emotiva celebración a la que el público se unió para homenajear a esta emblemática banda.

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“¡Gracias! ¡Gracias!”, respondían conmovidos los músicos Jason De la Vega, Andrés Caicedo, Álvaro Bermeo, Felipe Andino y Mateo Crespo, quienes conforman el quinteto. Con esta primera muestra de cariño, los artistas empezaron su intervención. Gritos y vitoreos acompañaron los primeros acordes de Chuchaqui, uno de sus temas más populares, que cantaron junto a la enardecida audiencia.

Pero esta festividad empezó horas antes, a las 16:30, con la primera de una serie de intervenciones que fueron parte del festival con el que se concretó el festejo. El comediante y actor popular Carlos Michelena inauguró la velada con un monólogo cómico que abordó la cotidianidad y la política.

Los fanáticos del fútbol disfrutaron del partido de la selección nacional en pantalla gigante, antes de las presentaciones musicales y acudir a una feria gastronómica que se desarrollo en los exteriores de la plaza.

De ahí en adelante, el festival se encendió con presentaciones musicales de todo tipo de géneros, que incluyeron los nombres nacionales La Máquina Camaleón, Carlos Cortés, Lolabúm, Swing Original Monks y El Retorno de Exxon Valdés.

Conforme la noche avanzaba, el público se fue sumando al encuentro, hasta que Guardarraya tomó el escenario ante una Plaza de Toros a punto de reventar. Durante un poco más de una hora, la banda interpretó algunos de sus temas más conocidos, como Lero lero, La diabla, Quitarán di áhí y Hoy.

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“Un cuarto de siglo es algo que no se puede dejar pasar. Es un hito que queríamos marcar y queríamos hacerlo con la gente que nos sigue, que nos quiere y a la que le hace sentir algo nuestra música”, indicó Mateo Crespo.

Las melodías que interpretaron ofrecieron algo para todos, pues decidieron cursar desde sus primeros temas, creados a fines de los años noventa, cuando nació la banda, hasta las de Me fui a volver, su último álbum hasta la fecha.

En el encuentro también participaron músicos como Denisse Santos, de la banda Can Can, y Alejandro Vásconez, violinista de la Orquesta Sinfónica Nacional.

“Ponemos nuestro corazón en sus manos”, le dijo Crespo al público. Los músicos agradecieron la lealtad de su audiencia, que los despidió con una ovación.

Sin embargo, el recital no terminó con la sentida despedida, sino con más música, pues después de la intervención de Guardarraya el escenario quedó a cargo de la agrupación Don Medardo y sus Players, que puso a bailar a los asistentes al son de cumbia.

Quito, escenario de tristezas y alegrías para Guardarraya

Para el público, ser parte del festejo es un encuentro con un pasado que marcó épocas cruciales de la juventud y la adolescencia. Así lo señala Andrés Martínez, quien asistió al recital junto a sus amigos. “Guardarraya es un clásico de la época del colegio, de la universidad. Es la banda quiteña por excelencia, porque no solo habla del amor o de la alegría, sino que te habla de la ciudad y te identificas con eso”, dijo.

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Y es así que desde sus inicios, poco después del feriado bancario, los músicos se centraron en crear canciones y letras que retrataran vivencias de sus integrantes, con historias propias y ajenas. Su estilo musical se caracteriza por la fusión entre varios ritmos de rock, progresivo, electrónico y alternativo, con un toque melancólico y con influencias latinoamericanas, andinas y folclor ecuatoriano.

Nunca optaron por encasillarse en un único género musical, y siempre se refirieron a su identidad como una ‘chaufaina’ musical, lo que ha hecho a que sus fans vayan desde los 45 hasta los 20 años, como se evidenció en el festival. “No hemos hecho muestra carrera pensando en lo que está de moda”, indicó Bermeo.

Desde el 2000 han lanzado los discos Guardarraya, Chistes y roces, Quitarán di áhi y Me fui a volver, así como el Vivo y pandémico de 2021, que reúne algunos temas emblemáticos.

Una sorpresa en el camino

El encuentro es también un punto final y el inicio de una nueva etapa para la agrupación, que adelantó que pronto tendrá un nuevo álbum: un disco sinfónico que grabaron a fines del año pasado en el Teatro San Gabriel.

Tras esta presentación, Álvaro Bermeo explicó que volverán a trabajar juntos en la elaboración de nuevos temas. “Siempre está la posibilidad de salir a tocar a otros escenarios internacionales o volver a otros en los que ya hemos estado. Un faro que siempre nos ha jalado ha sido grabar nuevos discos. Entonces, no sería raro que nos concentremos en uno nuevo”, manifestó.

La experimentación, ejercicio clave

Una de las curiosidades de la agrupación es que entre sus múltiples fans, hay numerosas personas con discapacidad auditiva. Lo que parecería una contradicción para una banda musical, se generó en 2019 con 1537 señas, un proyecto de conciertos traducidos a lenguaje de señas.

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La iniciativa nació cuando la intérprete de lenguaje de señas Jennifer Benítez contactó a Bermeo y le solicitó permiso para interpretar Mi niño para personas con discapacidad auditiva. Cuando el músico escuchó la propuesta decidió no solo interpretar esa canción, sino su repertorio completo.

“Si íbamos a hacer algo así de significativo, lo íbamos a hacer a lo grande y bien”, dijo el cantante. Cinco años después, él considera la propuesta como una de las iniciativas “más creativas y conmovedoras que ha hecho la banda”.

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