Henry Avelino: "Creí que iba a morir"
La vida del excomunicador de Gamavisión estuvo en peligro por el coronavirus.
La vida del comunicador Henry Avelino ha estado en dos ocasiones en riesgo. La primera cuando sufrió un accidente de tránsito hace 12 años y ahora a causa del coronavirus.
¿Cómo vivió la cuarentena?
En dos palabras puedo resumir que fue una pesadilla. Días muy duros, muchas lágrimas, pero también mucha fe; una mezcla de emociones extremas. En mi casa caímos todos con la enfermedad, el caso más grave fue el mío. Estuve 14 días con fiebre y dos noches con oxígeno para lograr respirar mejor.
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Leer más¿Qué fue lo más complicado de esta etapa?
Aprender al paso cómo enfrentarla en todos los campos, ver cómo los insumos médicos y los alimentos subían de precio sin control, ver cómo los síntomas cada vez se agudizaban y, lo más duro, cómo rápidamente todos fuimos afectados.
¿Cómo empezó todo?
Al comienzo de los síntomas fui mal diagnosticado y esto hizo que la enfermedad se desarrollara. Recuerdo que llegó el 28 de marzo y la medicina no me hacía efecto. Ese día desperté con una apariencia de muerto y un color verde.
Además empecé con una tos terrible, me costaba caminar. Andrea Idrovo, mi esposa, me llevó a una clínica que trabaja con mi seguro privado; no me dejaron entrar, una enfermera salió a la calle y en mi carro me tomó los signos vitales. Nos dijo que ahí “no nos podían ayudar”.
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Leer másNo se imaginan lo que pasó por mi cabeza. En otra casa de salud me recibieron y me hicieron una tomografía. Ahí se vio que la tercera parte de mis pulmones estaba tomada por la neumonía.
¿Qué pasó entonces?
Tampoco pude quedarme internado porque ya estaba lleno el lugar y yo necesitaba oxígeno. Gracias a Dios compramos dos tanques, a un precio normal, considerando que podíamos necesitarlos antes de que empiece la emergencia.
Después los vendían a sobreprecio. Recuerdo que casi noqueado llamamos a uno de mis mejores amigos, él es médico y nos dio la receta después de ver la imagen de la tomografía. Esos remedios los conseguimos en el otro extremo de Guayaquil.
Al llegar a la farmacia de esa clínica encontramos la medicación después de una hora y media. Recuerdo que vi a un hombre que llegó a pedir ayuda escupiendo sangre. Estaba aterrado y casi noqueado en el asiento del carro. Pensaba que todo eso me iba a pasar. Regresamos muy preocupados a casa. Mi esposa manejaba con los ojos llorosos y sin retrovisores en el carro porque un día antes nos los robaron al pie de la vivienda.
¿Creyó que iba a morir?
Me pasó esa idea, dos noches me costó respirar, la última fue más dura porque mi familia sufrió mucho por mí; mi esposa oraba junto a mi cama y lloraba. Mis hijos (Isabella, Henry, Bruno y Miguel) en la sala también. Esa noche llamó mi primo Edmundo Ortega, que es pastor de la Iglesia Adventista a la que pertenezco. Hizo una oración de fe que tocó mi corazón; después de vivir con temor, tuvimos tranquilidad.
¿Es la segunda vez que se salva?
Siento que sí. Doce años atrás casi muero en un accidente de tránsito en el asiento del copiloto. Yo desperté del coma cinco días después en terapia intensiva, no viví la emergencia porque estaba dormido. Pero esta vez la viví al no poder respirar ni caminar y ver llorar a mi familia. Tuve el apoyo de amigos médicos de diferentes ramas. Ellos fueron ángeles atendiéndome no solo a mí sino a toda mi familia.
¿Sintió miedo?
Al comienzo me moría de miedo, después comenzamos a ver cómo Dios manejaba la situación.Yo traje el virus a mi casa, pese a tener las medidas de seguridad desde el inicio. Mis cuatro hijos pequeños fueron asintomáticos, mi esposa cayó pero no con síntomas graves. Ella fue nuestro motor y ayuda. Mis suegros Eduardo Idrovo y Jacqueline Ortega también estuvieron delicados.
Mi cuñado Eduardo pudo haber sido uno más en las estadísticas de fallecidos por ser asmático crónico, le dio COVID-19 pero milagrosamente fue asintomático. Ya todos estamos bien y somos negativos para la enfermedad. Esta experiencia me demostró una vez más el amor incondicional de mi esposa. Se contagió cuidándome, arriesgó su vida por mí; pasaron los días difíciles, ahora es momento de vivir agradecidos y luchar por nuestras familias. A Andrea la amo.
¿Ha retomado sus actividades?
Eso fue una terapia anímica, estoy haciendo teletrabajo. Soy docente en el ITV, enseño sobre Informativos de Televisión, locuto en radio I.99 FM en el programa 'Diálogo', además soy voluntario en radio Nuevo tiempo, la emisora de mi Iglesia, también trabajo como comunicador social de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil.
Con el abogado Eduardo Mendoza en I.99 FM estamos preparando algo chévere en comunicaciones, con la Orquesta creamos contenidos musicales para redes sociales de gran nivel con el maestro Dante Santiago Anzolini. Y con Alfredo Adum en el ITV tenemos el reto de las aulas virtuales con una plataforma de primer nivel. También estoy dando cursos online a profesores para que puedan dar sus clases con calidad, les enseño el uso de cámara, iluminación, sonido y solución de problemas.
¿Extraña la pantalla?
Mucho, porque siento que puedo aportar, me he preparado para aquello, pero estoy feliz con lo que hago ahora, si Dios quiere que regrese a la TV., Él va a dirigir ese camino. Lo importante es tener salud y fuerzas para trabajar.
¿Qué opina del cierre de programas y la salida de comunicadores?
Me da mucha pena ver que amigos y compañeros pierden sus trabajos y que la situación de varios medios es dura por la crisis económica y por la emergencia que trajo el coronavirus; sé que vamos a salir de todo esto y pronto todas las empresas se van a levantar.