Los influencers: ¿Se puede confiar en ellos?
La Unesco publicó un estudio que indica que el 62 % de los creadores de contenido comparten información sin verificar
Un estudio publicado por la Unesco reveló que el 62 % de los creadores de contenido digital no verifican la información antes de compartirla con sus seguidores. Aquello pone en juego la ética de un sector en crecimiento, sobre todo porque ellos se han consolidado como una fuente de información para muchas personas.
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Leer másEl informe Behind the Screens (Tras las pantallas) se hizo en colaboración con la universidad estadounidense Bowling Green State y analizó la actividad de 500 creadores de contenido de 45 países y ocho regiones lingüísticas diferentes.
El 41,6 % de los encuestados expresaron que la cantidad de ‘me gusta’ o reproducciones es un criterio para determinar la credibilidad.
Por medio de encuestas y entrevistas hechas entre agosto y septiembre de 2024, los investigadores determinaron que los influencers, en su mayoría jóvenes menores de 35 años (categorizados como ‘nano-influencers’, con entre 1.000 y 10.000 seguidores), tienden a priorizar métricas de popularidad por encima de la precisión informativa.
Los influencers son personas activas en redes sociales que, por su estilo de vida, valores o creencias, ejercen un influjo directo en cierto número de seguidores. Además expresan opiniones sobre diferentes temas y se han convertido en embajadores de marcas. Pueden ser clasificados según la red social en la que se encuentren, la industria a la que se dediquen (como moda y belleza, entretenimiento y humor, viajes, salud y bienestar, cocina) y por el contenido que produzcan.
“El contenido más compartido suele ser el más negativo”
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Leer másSegún Juan Carlos Salazar, gerente de ENGAGE, Agencia de Influencer Marketing, “muchas personas con acceso a redes sociales, no solo los influencers, tienden a compartir información sin verificar su autenticidad. Esto responde a una necesidad psicológica: la búsqueda de interacciones como likes, comentarios y reproducciones, que generan microdosis de dopamina en el cerebro. Esta respuesta química activa el centro de placer, creando un deseo constante de replicar esa sensación. Por ello, muchos priorizan el contenido polémico o sensacionalista, ya que es el que más interacciones produce, relegando la verificación al último lugar de sus prioridades”.
Considera que en el caso de los influencers, esta problemática se amplifica. “Su rol como líderes de opinión los coloca en una posición de influencia directa sobre sus audiencias, quienes suelen asumir que ‘si ellos lo comparten, debe ser verdad’. En Ecuador, particularmente, tienden a usar la polémica como herramienta para sobresalir, generando controversia a través de temas conflictivos que aseguren mayor atención. Esta estrategia puede parecer efectiva en el corto plazo, pero tiene un costo elevado en términos de desinformación y daño social”.
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Un aspecto preocupante, para Salazar, es que el contenido más compartido “suele ser el más negativo: noticias alarmistas, desinformación... que apelan a las emociones de las audiencias. Este tipo de contenido no solo desinforma, sino que tiene un impacto directo en la salud mental de quienes lo consumen, provocando cuadros de ansiedad, neurosis e incluso depresión. La exposición constante a estas noticias termina alterando la percepción de la realidad, fomentando una visión pesimista del entorno. En Ecuador, la polémica en redes no solo genera interacción, sino que muchas veces polariza aún más a las audiencias, debilitando la confianza en las plataformas”.
Además, la propagación de datos falsos “contribuye a la polarización social y política. En lugar de generar un debate constructivo, este tipo de contenido divide aún más a las comunidades, al reforzar sesgos cognitivos y prejuicios. Esto no solo afecta a nivel individual, sino que también compromete la estabilidad social, al promover narrativas extremas o ideológicamente cargadas”.
Estima que es crucial que tanto los creadores de contenido como las audiencias tomen conciencia del impacto de compartir información sin verificar. “La responsabilidad no recae únicamente en los influencers, sino en los usuarios de redes sociales. Fomentar una cultura de verificación, basada en la búsqueda de fuentes confiables y el pensamiento crítico, es un paso esencial para contrarrestar la desinformación y sus efectos negativos en la sociedad”.
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El estratega en comunicación Carlos Ibáñez sostiene que para “influir, la credibilidad es esencial. Publicar noticias sin verificar su veracidad puede perjudicar, a largo plazo, la reputación de un influencer o creador de contenido en el ecosistema digital.
Sin embargo, esta responsabilidad también recae en los seguidores. Es un error pensar que la popularidad equivale a credibilidad. Un influencer con miles de seguidores no siempre es una fuente confiable”.
Agrega que es tarea de todos verificar lo que se lee en redes sociales. “No debemos asumir que todo lo publicado es cierto. Consultar medios de comunicación u otras fuentes confiables nos ayuda a confirmar si lo que comparten los creadores de contenido es veraz o, al menos, coherente con la realidad. El problema no radica solo en publicar información sesgada, sino también en que los seguidores la comparten en sus propias redes. Esto amplifica la difusión de la ‘información’, ya que los algoritmos la consideran interesante y la muestran a más internautas, convirtiendo un dato erróneo en tendencia o viralidad”.
Según Carlos Ibáñez, la situación actual exige que plataformas digitales e influencers prioricen la verificación de datos y fuentes confiables. De esa manera, indica, se evita “la desinformación y se protege la integridad del discurso público y a las audiencias”.
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“Estamos en los tiempos de la hiperconectividad, en los que quien llega primero gana el juego. Quien tenga mayor número de visualizaciones o comentarios será quien acapare la atención y su cuenta bancaria será la que se incremente”, opina el estratega digital Carlos Zúñiga.
Cree que ya no importa quién dijo la verdad, “sino quién la dijo primero. A cuántos artistas y políticos hemos visto ‘fallecer’ a diario por medios que lo que quieren es ser visitados para subir en las listas de los buscadores como Google o Bing. Con la IA (inteligencia artificial) se agrava aún más esta situación. Cada vez se nos hace más difícil distinguir lo real”.
Hay que dejar de creer en todo lo que “nos aparece en las redes y ser más incrédulos cuando veamos encabezados y videos no comunes. Acudamos no solo a una fuente, sino a varios canales noticiosos y verifiquemos antes de asimilarlas y peor compartirlas. Las noticias falsas cobran vida al ser multiplicadas por personas que no valoran la reputación de la verdad”, considera.
"Yo pongo mi cara"
Según el comunicador y creador de contenido Marco Guadalupe, “en redes sociales hay mucha información falsa, creo que Facebook es la red donde principalmente se difunden esas noticias porque el público por su edad (es mayor) cree cualquier cosa”. También se ha dado cuenta de que “las noticias falsas suelen salir de cuentas que no muestran ningún rostro. En mi caso, yo cuento una información y pongo mi cara cuando la digo. Estoy consciente de que si digo algo equivocado, la responsabilidad directa le caerá a Marco Guadalupe”.
Él estudió Periodismo, pero tiene claro que mucha gente que hace noticias en redes no estudió esa carrera y “no sabe que hay que tener en cuenta algunas cosas antes de soltar una información. Sin embargo, cuando no he logrado comprobar algo en medios escritos serios que son mi fuente principal, lo que hago es decir en el video que la información no es oficial o no está verificada al 100 %, para que la gente que lo vea sepa que se puede tratar de un chisme”.
Se metió hablar sin saber...
En marzo de este año, la presentadora ecuatoriana Alejandra Jaramillo, quien ahora vive en Estados Unidos y tiene 4,1 millones de seguidores en Instagram, se volvió tendencia en redes sociales tras difundir un video en el que afirmaba que “el sol no tiene absolutamente nada que ver con el cáncer”.
La declaración surgió en medio de una entrevista que hizo al influencer Carlos Stro, quien es conocido por ser escritor de libros sobre alimentos y dietas cetogénicas.
El video generó polémica en internet y acumuló comentarios en los que sus seguidores afirmaban que el sol sí tiene influencia en el desarrollo de esta enfermedad.
Fue criticada por hablar sobre temas de medicina sin poseer ningún título profesional. Era necesaria una base científica. Ella mantuvo su posición.
"Es mejor ser influyente"
La deportista y expresentadora María Teresa Guerrero, quien ahora es parte del reality de cocina Master Chef Celebrity, opina que “no es lo mismo ser influencer, que influyente. Con lo que escribimos y decimos tenemos una gran responsabilidad las personas públicas con una cantidad considerable de seguidores. No cualquiera puede ser influyente, pero sí influencer. Mucha gente nos sigue. La primera es la persona que inspira a otros a ser mejor. Es preferible ser influyente”. La Flaca tiene 1,5 millones de seguidores en Instagram.
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