Influencers: ¿Cuánto importa la calidad de sus contenidos?
Las nuevas figuras públicas nacen en redes sociales y sus contenidos son cuestionados por ser diversos en forma y fondo.
Con los recientes acontecimientos suscitados respecto a la generadora de contenido Luisa Espinoza, se ha abierto un debate que parece inquietar las fibras más sensibles. Hoy en día, cualquier persona que cuente con un smartphone y una buena técnica de marketing puede llegar a ser influencer. Pero, ¿hasta dónde llega su poder y por quién, o quiénes, debe dejarse influir la sociedad?
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Leer másEl avance de la tecnología y el crecimiento de las redes sociales han abierto puertas que nos permiten acceder a otras vidas a través de una pantalla. Con ello, llegaron los denominados influencers, personas que muestran su estilo de vida y actividades diarias en internet para atraer la atención de los usuarios y captar cientos de seguidores.
En muchos de los casos, la inmediatez lleva a los usuarios a consumir contenido en redes sociales sin mayor conocimiento. Hacer scroll en Instagram o Facebook es una actividad mecánica en un momento de ocio y no siempre se hace el ejercicio de preguntarse por qué vemos lo que sale en pantalla y en qué manera puede impactar en nuestra vida.
Según Anthony Luzuriaga, experto en marketing, existen tres categorías para clasificar a los influencers: los microinfluencer, que tienen entre 1.000 y 50.000 seguidores; los macroinfluencer, de 50.000 a 500.000 seguidores; y los megainfluencers, con más de 500.000.
Tiene 3,2 millones de usuarios y es la plataforma preferida para despegar como influencers y creadores de contenido.
En Ecuador, el crecimiento de estas figuras públicas es cada vez más relevante y por ende sus responsabilidades también crecen. Recientemente, el Servicio de Rentas Internas (SRI) estableció que deberán pagar impuestos por sus actividades a partir de este año, lo que involucra por primera vez el ámbito legal.
Hacer viral un reel o un tiktok no resulta un asunto verdaderamente complicado si se cuenta con los elementos necesarios. El verdadero reto para los creadores de contenidos está en desafiarse continuamente a sostener su nombre con actos que generen confianza y cercanía. La credibilidad que se genere en el público es un aspecto primordial para proyectar una incipiente carrera.
Como consumidores, también existe un reto: cuestionarse. Porque el juego de la ‘fama’ y el entretenimiento son dos caras de la misma moneda y EXPRESIONES aborda el tema desde distintas perspectivas.
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"Quienes alcanzan un gran grupo de personas que siguen su trabajo y que están pendientes de lo que publican tienen un poder de influencia abismal. Que el contenido sea bueno o malo no determina que seas o no un influencer y el término estaría bien empleado en ambos casos". Así opina el influencer Kevin Alcívar, quien presume de 17.300 seguidores en Instagram.
Reconoce, sin embargo, que eso es un arma de doble filo. "Así como puedes ayudar con contenido de calidad, puedes también perjudicar a tu audiencia con contenido que no vale la pena. Muchas veces, estas figuras no miden el impacto que tienen, lo ven solo como un negocio".
En cuanto al tema de Luisa Espinoza, por ejemplo, quien ha sido acusada de presunta pornografía infantil, afirma que "uno puede hacer con su cuerpo lo que desee, pero meter a otras personas, en este caso que involucra supuestamente a menores de edad, y presuntamente utilizar a su comunidad de seguidores para comercializar es de lo peor".
¿Qué puede ayudar a definir la audiencia que quieres obtener para ser un influencer de valor? "El contenido que vas aportar a tu plataforma. Somos responsables de lo que compartimos”.
- "LA CULPA TAMBIÉN ES DEL CONSUMIDOR"
Anthony Luzuriaga, especialista en gestión de contenidos, analiza también a los seguidores. “Seamos claros: cada quien determina lo que quiere consumir en internet. Hay mucha gente indignada porque llaman influencer a cualquiera pero, en realidad, y tal vez para mala suerte de muchos, sí lo son. Cualquier persona que influya, para bien o para mal, a su comunidad, puede ser llamada influencer".
Visto así, a la hora de marcar responsabilidades, afirma que no es todo culpa del generador de contenido, también lo es del consumidor. "Cada uno es libre de ver y hacer lo que quiera con su red social, hasta que interviene la ley, por supuesto. En cuanto al contenido (legal) para adultos, es terrible ver cómo el morbo vende muchísimo en redes sociales. A la gente le gusta porque no es común verlo. Cuando se topan con algo así, impacta mucho más y genera mucho alcance. Obedece también a un problema de educación y cultura”.
- CREDIBILIDAD Y CONFIANZA
Guillermo Alva, experto en Marketing, recuerda que un influencer es un comunicador que refuerza las propiedades de un producto o servicio. Desde su punto de vista, debe tener algunas características importantes, como "ser un experto que pueda contribuir con conocimiento sobre lo que está tratando de comunicar o vender. Es por esto que precisa ser alguien con credibilidad y que transmita confianza a un público determinado".
Lo ideal, insiste es que los mensajes que transmite sean creíbles. "El tema reputación es importante, aunque quedó lastimado y en cuanto al golpe que ha recibido el gremio, la mejor manera de recuperarse es reforzar el rol que cumplen a través de las redes sociales, reorientarlo a un mensaje positivo, transmitir una mejor imagen y desligarse para poder decir ‘esto no es influencer’".