Premios Óscar: ¿Quién es Janet Gaynor, la primera mejor actriz de la historia?
En 1929, los Premios Óscar se celebraron en una cena privada con solo 270 asistentes y sin transmisión
Muchas cosas han cambiado desde la primera ceremonia de los Premios de la Academia, celebrada el 16 de mayo de 1929 durante una cena privada en el hotel Roosevelt de Los Ángeles. La gala, cuyo anfitrión fue el presidente de la Academia, Douglas Fairbanks, homenajeó los logros del séptimo arte en 1927 y 1928.
Las entradas costaban $5 y 270 personas asistieron al evento, cuya ceremonia de presentación duró apenas quince minutos. Los premios fueron creados por Louis B. Mayer, fundador de la Louis B. Mayer Corporation (actualmente fusionada con Metro-Goldwyn-Mayer). Fue la única edición de los Óscar que no se transmitió por radio ni televisión.
La Academia, fundada el 11 de mayo de 1927, contaba entonces con 36 miembros, entre ellos actores, productores, directores, escritores, técnicos… ¡y abogados! Hoy en día, son siete mil votantes, todos figuras destacadas de la industria cinematográfica.
La primera mejor actriz de los Óscar
La actriz estadounidense Janet Gaynor fue la primera ganadora de un Óscar, el cual fue adjudicado para los años 1927-1928, en reconocimiento por sus actuaciones en tres películas: El séptimo cielo, Amanecer, y El Ángel de la calle. pic.twitter.com/QdXRDTuEmP
— MEMORABLE (@EsMemorable) March 6, 2018
Pero esa no es la única diferencia. En aquella primera edición, se entregaron doce premios, algunas categorías hoy desaparecidas, y los ganadores se anunciaron tres meses antes.
Entre ellos estaba Janet Gaynor (1906-1984), quien obtuvo la estatuilla a mejor actriz por El séptimo cielo (1927), El ángel de la calle (1927) y Amanecer (1928). Años después, en 1937, volvió a ser nominada por Ha nacido una estrella.
Janet Gaynor es considerada la sucesora de Lillian Gish (1893-1993), pionera del cine mudo y una de las figuras más influyentes de la historia del séptimo arte estadounidense.
El aspecto frágil de Gaynor la llevó a interpretar papeles de chica ingenua y dulce, algo muy alejado de su realidad: ella era, en verdad, una muy sagaz mujer de negocios.
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