José Alvear Campodónico: "No soy de correas ni 'lazos', soy un libertario"
EXPRESIONES conversó con el empresario experto en seguros, quien retoma la política tras varios años de estar alejado de ella.
Empresario, político y amante de los caballos y del buen vino, José Alvear Campodónico es el invitado de hoy a El Cuestionario de EXPRESIONES.
Usted fue parte de las juventudes socialcristianas, pero decidió abandonar la política a temprana edad. ¿Por qué la retoma ahora?
En mi casa, desde muy pequeño se comió el tema político. Mi padre fue un hombre de vida pública, generador de proyectos de ley en el antiguo Congreso. De alguna forma me vinculó con el partido, en el que él y muchísimos amigos estaban.
Era muy joven.
Sí, tenía 21 años, era el menor de esa camada y me invitaron a formar parte de esta agrupación. En un principio acepté por novelería, quería estar cerca de esas personas a las que veía en la pantalla del televisor. Me llamaban mucho la atención e ingresé a las juventudes del PSC. De a poco me involucré y adquirí conocimiento en el tema político.
¿Pero por qué salió?
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Leer másPor discrepancias con el presidente del partido de aquella época, Pascual del Cioppo. El tiempo pone todo en su lugar y al final pudimos ver cómo terminó la historia. Nunca me identifiqué con el manejo de este dirigente. Así que acepté la invitación a formar parte de la Cámara de Microempresas de Guayaquil, de la cual fui su presidente.
Pero no duró mucho tiempo ahí y se fue a Argentina.
Estaba enamorado, me casé con la madre de mis hijas, de quien hoy estoy divorciado, pero me fui con ella, una psicóloga argentina. Viví cinco años en Buenos Aires, donde desarrollé mis negocios en comercio internacional.
Y así le dijo adiós a la política.
La metí en el congelador por un buen tiempo porque debía darle a mi familia una estructura y un patrimonio. Mi orden de prioridades cambió y me volqué a la empresa privada.
¿La política desgasta?
León Febres-Cordero decía que el electorado termina siendo muy ingrato porque olvida rápidamente. A la larga pierdes amigos, dinero y en algún punto, si no llegas lejos, pierdes tiempo.
Pero también hay gente que ha hecho dinero con la actividad política.
Esa no es la vía. La gente que está en política debe tener ‘expertise’ para aportar en beneficio de una comunidad. Hoy vemos a gente que no aporta nada, que solo vive para enriquecerse y servirse a sí mismo o a sus amigos. Es necesario que nazca una nueva casta de políticos. Tarde o temprano debemos involucrarnos todos y no dejar que los malos nos hagan creer que dependemos de ellos.
Usted es un capo en seguros de todo tipo, desde los de viajes hasta los seguros médicos. ¿Qué otras cosas lo hacen sentir seguro en la vida?
Mi fe en Dios. Me siento seguro con los pilares que me dieron mis padres, mi familia. Saber que hago las cosas con honestidad, pues puedo dormir con mi conciencia tranquila. Yo no le hago daño a nadie y si en mi camino puedo ayudar a alguien, lo hago.
¿Qué recuerdos tiene de su papá?
Los mejores. La relación que tuvimos sus hijos con él siempre fue de calidad más que de cantidad de tiempo, porque él llegaba de Quito cada viernes y era secuestrado por nosotros. Era un hombre muy querendón, nos íbamos de excursión a Colinas de los Ceibos, juntábamos a los amigos y formábamos una gallada. Era la época de los barrios, en los que te sentías seguro, sin temor a que algo te pasara.
¿Con qué se queda de él?
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Leer másCon el enorme amor con el que nos crio y con sus principios, valores y ética.
¿Y de su mamá?
La perdí muy pequeño. Recuerdo su ternura y su calma. No sé si ella desde arriba nos envió una mamá postiza que nos terminó criando, y a la que terminé queriendo como si fuese mi verdadera madre, a quien llamo ‘viejita’.
Y hablando de amores, ¿cómo está su corazón?
Bueno, estoy divorciado desde hace algún tiempo, pero tuve una época muy bonita y de crecimientos. Por mi exesposa siento un cariño enorme. Me ayudó en mis comienzos y, sobre todo, es la mamá de mis hijos, amerita respeto.
¿Y le apostaría de nuevo al amor, o prefiere seguir libre como el viento como esos barcos que van de puerto en puerto?
(Risas) Por el momento prefiero que bajen un poco los aguas y madurar un poco para replantearme eso.
Sus pasiones son la pasta, el vino y los caballos.
Pues sí, tengo una hermosa yegua de paso fino peruano, que se llama Amistad y pertenece al criadero del ingeniero Febres-Cordero. Me la llevé a Quito donde vivo y mi hija Sol heredó ese gusto por los caballos.
También sé que es maratonista y buen corredor.
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Leer másSí, estuve en la Maratón de Buenos Aires 42 K. Fue una manera de rendir tributo a una ciudad en la que viví cinco años y la pasé maravillosamente. Cuando corres una maratón tienes que darle un sentido, es más cabeza que piernas. Es lo mismo que hoy siento por Quito, una ciudad que me acogió como hijo y para la que solo tengo palabras de agradecimiento.
¿Y qué me dice del vino?
La sangre de Cristo.
Sangre que compartió en casa de Carlos Menem y Cecilia Bolocco.
Cuando Carlos Menem vivía en el departamento en Las Condes. En aquel momento, recién Cecilia había dado a luz a su hijo Máximo. Una mujer muy educada.
Aparte de seguros, ¿en qué otros ámbitos es experto?
Trato de perfeccionarme en calidad humana para tratar a las personas.
¿Volverá a la política?
Sí, me encanta como aporte al conciudadano. Y como te dije anteriormente, hay que involucrarse, no dejar espacio a las manzanas podridas.
¿Se considera un buen fruto?
Sí.
¿Y por quién sería comido?
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Leer más(Risas) Es una buena pregunta, pero si la respondo puedo tener problemas.
¿Hombre de lazos o de correas?
Ni lo uno, ni lo otro. Soy un libertario.