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Karen Sosa, cantante lírica esmeraldeña que estudia en Rusia
No importa dónde esté, Karen siempre está dispuesta a mostrar sus raíces.Cortesía.

Karen Sosa: canto lírico esmeraldeño que encanta a Rusia

La vocalista ecuatoriana se encuentra en país más extenso del mundo perfeccionando su técnica y lleva como bandera la música de su tierra.

Kursk, en Rusia, es una de las ciudades más al occidente de ese país, cercana a la frontera con Ucrania. Desde allí, EXPRESIONES conversó con la ecuatoriana Karen Sosa Limones. Esta charla surgió luego de uno de sus conciertos en esa urbe. 

Por la diferencia de horario, era casi medianoche allá. “Fue la celebración del Día de la Juventud, un evento en una de las plazas más importantes de la ciudad donde vivo. Fue junto a toda una delegación de artistas de la universidad en la que estudio”.

Ella es esmeraldeña y tiene 28 años. Su prodigiosa voz la llevó a cruzar el mundo y ahora continúa sus estudios en la Universidad Estatal del Suroeste de Rusia. Es alumna de una de las más reconocidas intérpretes de la Federación de Rusia, Irina Filippovna Starodubtseva.

Su amor por el canto nació desde muy pequeña. No hubo diferencias entre aprender a hablar y a cantar. Sus recuerdos familiares siempre estuvieron rodeados de tocadas. “A mi casa llegaban muchos músicos, amigos de mis papás. Eran guitarristas, cantantes, danzores. Desde que estaba en el jardín tengo fotos con micrófono en mano. Ese ambiente influenció en mí”.

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Su talento hizo clic con sus familiares cuando, a los cuatro años, una amiga de sus padres que cantaba en un coro de la capital de su provincia, se ofreció a llevarla a unas audiciones.

Me llevó donde el director. Él estaba con sus alumnas, ya unas adolescentes, y les estaba llamando la atención porque no afinaban. La amiga de mis papás me presentó y le pidió que me escuche cantar, pero él no estaba convencido, porque yo realmente era muy pequeña. Él comenzó a tocar teclas en el piano y yo las hice todas. Me fluía de verdad. Así que regresó a ver a sus alumnas y les dijo: ‘Una niña pequeña es más afinada que ustedes, una pequeñita’. Yo no entendía bien lo que pasaba, pero me quedó la sensación de que lo hice bien, de que algo bueno había dicho con su frase de que ‘sí tiene buen oído’”.

Con este encuentro se confirmó el amor entre la música y Karen. Nunca lo soltó. Pero no fue hasta los siete años que tuvo otra buena oportunidad para demostrar su talento. A esa edad conoció a quien considera su primer padrino artístico, el cantante lojano Agustín Ramón San Martín. “Él llegó a Esmeraldas con la intención de abrir un conservatorio. Ahora ya hay más, pero en esos años fue el primero”, recuerda la intérprete. Era el año 2001, cuando el lado musical estaba desolado pese a estar lleno de talento.

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En esa oportunidad fue su papá el que la llevó a esta especie de casting. Pero una vez más, por su edad, casi no fue escuchada. Aun así fue escogida y estudió con él por 10 años en el Conservatorio Municipal

Crecí cantando música tradicional de mi provincia y tocando instrumentos como la marimba, bombo, cununu y maraca. Esos estudios no eran de música clásica, como ahora que me especializo como cantante lírica. Era una cantante tropical. Y si ahora me ponen en un escenario a cantar una salsa, lo hago porque lo llevo conmigo”, cuenta con alegría sobre sus inicios.

Sus influencias son la música latinoamericana y folclórica, canciones de artistas como Mercedes Sosa, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez. Son autores a los que admira y a los que siempre le gusta rendir homenaje. 

En todas mis clases musicales y mis repertorios, que por lo general son seis o siete temas, siempre la última tiene que ser en mi propio idioma o con mis raíces. Por eso canto en mis exámenes albazos, sanjuanitos, jumbos, pasillos”. Esa identidad latina la lleva como bandera. Precisamente por esa razón, ganó en el 2021 tres categorías de siete en el Canto Latino Cyber Challenge, un evento digital estadounidense.

Orgullosa, afirma que su as bajo la manga siempre es empoderarse en su lado esmeraldeño, sacar su latinidad. En ese concurso presentó la canción Verde Esmeraldas, del autor Tácito Ortiz Urriola. “La idea de este concurso es presentar obras de artistas latinoamericanos con arreglos inéditos. Ese es un bolero muy esmeraldeño y me vestí con mi atuendo autóctono. La suerte es verde”.

Pero esto también la vincula con la investigación y el rescate de la cultura e identidad de su provincia. “En Esmeraldas hay mucha buena música, pero no está escrita. Este tema no tiene una partitura original. Esto es lamentable, así que hay que rescatarla”.

Está convencida de que hacerlo no es una tarea que solo corresponde a las autoridades, sino también a los nuevos intérpretes y músicos. “Tengo en mente seguir desempolvando música y hacer mis grabaciones. Es una obligación de los artistas mostrar la propia cultura en el país y llevarla al exterior”.

"NO CREO EN EL TALENTO"

Karen estudió Derecho en Quito por recomendación de sus padres, aunque sus sueños de artista jamás se perdieron. Solo le faltó un año para graduarse, pero regresar a concluir esa etapa no está en sus planes.

 “Yo no vuelvo. Si lo hiciera, no estaría siéndole fiel a lo que amo desde niña. Pudo ser cualquier otra carrera, pero igual me habría retirado”, cuenta entre risas. A escondidas, siempre estuvo en clases y cursos de canto. Así fue como ingresó a estudiar con su mentora, la maestra lojana Cecilia Tapia, quien le inculcó el amor por Rusia, al haber sido ella alumna en ese país.

También fue parte del coro de la Universidad Católica. Ya con esa experiencia, ingresó al Conservatorio Nacional de Música y, tras cuatro meses de clases para ser soprano, se retiró de las aulas de Jurisprudencia para darle rienda suelta a su talento.

La cantante tiene una máxima importante: “No creo en el talento. Creo que este es un 30 % de lo que se tiene y el otro 70 % es la disciplina y entrega”.

Allí también conoció a Larry Salgado, que era el director de la ‘big band’ de esta institución y canta música más popular con ellos. Tras graduarse en 2017, un año después ingresó al Coro Mixto Ciudad de Quito de la Fundación Teatro Nacional Sucre y también le llegó la oportunidad que la llevó a vivir actualmente en Rusia.

La vida de una cantante lírica debe ser muy disciplinada, llena de ensayos y estudios”, dice. Ella lo sabe y lo vive con gusto.

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