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Renunció al mundo corporativo para dedicarse a lo que le apasiona.Fotos: Cortesía

Kristel Álvarez: “No hay que subestimar el negocio de la belleza”

De trabajar en una agencia de publicidad pasó a tener una academia de micropigmentación y ayuda a otras mujeres a emprender. 

En 2016, sin nada que perder, Kristel Álvarez renunció al trabajo de dependencia en una agencia de publicidad donde había laborado durante doce años. Con el dinero de la liquidación más el ahorrado, abrió en Entre Ríos, su primer estudio de micropigmentación.

Así, en aquel año del terremoto cambió la dirección de sus días hacia lo que en realidad le apasionaba.

Con muebles traídos desde su casa, y una inversión aproximada de cinco mil dólares para la compra de equipos, empezó a practicar procedimiento para cejas, labios y pestañas que permite lucir siempre maquillada.

Tras 8 años en el negocio, es hoy en día una gurú cuando se habla de micropigmentar. No se guarda nada. Le gusta compartirlo todo no solo en reels o videos para su cuenta de Instagram sino también en sus talleres donde acompaña a las emprendedoras a dar esos primeros pasos hacia la independencia.

Para convertirse en una empresaria, conferencista y presidenta del gremio de micropigmentación en Ecuador, la experiencia es su carta de presentación. Inició emprendiendo y en esa búsqueda por despuntar, aplicó su bagaje en el mundo publicitario para que sus servicios suenen no solo en Guayaquil sino en otras ciudades.

En este diálogo con Expresiones cuenta cómo fue dejar el mundo corporativo en busca de nuevas oportunidades y desafíos.

De la publicidad a la belleza

Kristel no empezó con título bajo el brazo. En ese entonces era estudiante. “Empecé como asistente de Eduardo Maruri durante mis años de universidad. Estuve en toda la transición de él en diferentes cargos, desde la presidencia de la Cámara de Comercio hasta del Barcelona SC; y me fui formando en temas empresariales y gremiales”

Al graduarse como Licenciada en Relaciones Públicas y Comunicación Corporativa en la UEES, la promovieron al área de RR.PP. en la agencia de publicidad Maruri y luego a ser ejecutiva de cuentas. “Durante las vacaciones, destinaba mi sueldo para viajar al exterior y capacitarme en belleza. Me apasionaba, pero hasta ese momento lo veía solo como un extra”.

El primer destino fue en Los Ángeles, EE.UU., para un masterclass con Mario Dedivanovic, maquillador de Kim Kardashian. Ahí los conoció a ambos. Luego, con el boom de la micropigmentación o maquillaje semipermanente, se especializó en la PhiAcademy (Serbia), Fleekbrows (Vietnam) y con Natalia Yeremenko de Ucrania para  abrir ese nicho en Guayaquil. Ese fue  el momento de renunciar a la agencia.

“Vi la oportunidad y me lancé. A veces las personas desprestigian diciendo: “Ah, es solo una maquilladora… una lashista (persona que coloca pestañas) o la que micropigmenta. El negocio de la belleza está subestimado. Y la realidad es quienes se dedican a esto, pueden ganar más que un sueldo básico, e incluso igual que una doctora o abogada. Por ejemplo, si por el servicio cobra $100 y atiende de dos a tres clientes al día, saque cuentas de cuánto logra al mes"

Con eso vino la apertura de sus estudios, luego la academia que lleva su nombre, la presidencia del gremio de micropigmentación y un camino entre conferencista y jurado en competencias nacionales e internacionales.

“Creo mucho en las 'diosidencias'. Para mí nada es una coincidencia. Todo lo manda Dios. Y lo hace ocho años soñaba, hoy me permite transformar vidas”. 

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En 5 preguntas

Antes de embarcarse en sus proyectos, ¿cuál era su objetivo?

Lo que yo aprendo, lo enseño. Ese ha sido mi lema… Y quiero que la micropigmentación se profesionalice y el negocio de la belleza deje de ser subestimado.

Empezó siendo todóloga. ¿Hoy para cuántas personas ha podido generar empleo?

A los tres meses de emprender, ya pude generar empleo. Empecé con una asistente. Hoy tengo una persona que maneja las redes, otra que es coordinadora académica, la secretaria , la administradora, cinco artistas que son mi extensión y hacen lo mismo que yo.

¿Cómo transformó su vida este negocio?

El mundo empresarial no es fácil… Yo me divorcié hace dos años. Hoy puedo decir que mi hobby, que luego se convirtió en trabajo, es lo que actualmente me ha permitido no solo crecer profesionalmente sino a mantener mi familia. Si no hubiera emprendido y no hubiese podido ser la proveedora de mi hogar. Es lo mismo que influyo a mis alumnas y me enorgullece verlas siendo dueñas de sus negocios y mejorando su calidad de vida.

¿Y con la micropigmentación también cambia la vida de más mujeres?

¡Por supuesto! ¿Quién no quisiera lucir más tiempo maquillada? Las personas que se ven mejor, se sienten mejor. Lo he comprobado no solo en clientes, sino en pacientes con cáncer, a quien les realizo gratuitamente y, con el aval del doctor, tratamientos para devolverles las cejas que han perdido durante su lucha. Esto es parte del programa Vuelve a ser tú, que lo realizo con Solca.

¿Qué recomienda antes de emprender para no caer en un prueba y error?

Analicen los números. Primero fijen el valor que cobrarán por servicio, luego hagan el ejercicio de cuántas clientas necesitan al mes para lograr tener el mismo sueldo que ganan en su actual trabajo (si logran hacer más, pues mejor) Determinen cuáles son sus gastos fijos, como agua, internet, pauta en publicidad. Luego cuánto quieren ganar ustedes, es decir, su sueldo. No pueden tomar el negocio como caja chica, porque ahí es cuando pueden quebrar. Hay  que saber administrar. Y lo primordial: si  no se actualizan, se quedan en el tiempo.

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