Laura Schinca: "Si el yoga me ayudó a mi, puede hacerlo en otros"
Esta instructora de yoga, emprende en clases donde ayuda a transformar la vida de mujeres y futuras mamás
Sentadas sobre su mat, un grupo de mujeres inhalan y exhalan con los ojos cerrados. Se dejan guiar solo con la voz de su instructora quien las hace conectarse consigo mismas.
Aquella es Laura Schinca (39) quien de modo profesional se ha dedicado a enseñar yoga desde hace más de una década.
En diálogo con Expresiones, cuenta cómo el ser emprendedora ha sido también un camino para forjar una comunidad de madres que aprenden a poner su cuerpo, mente y espíritu en armonía durante el embarazo. O como dice ella, logran gestar a consciencia.
De Argentina a Ecuador
Aunque nació en Argentina, siente a Ecuador como su hogar. Desde la cálida Guayaquil, Laura se mueve en sus diferentes roles donde están sus hijas, cónyuge y el emprendimiento.
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Leer másCuenta que al yoga llegó luego de un recorrido en prácticas holísticas como constelación familiar, regresiones, entre otros. Desde la adolescencia siempre se cuestionaba sobre aquello que no se puede ver a simple vista: las emociones. Laura cargaba una historia personal que debía perdonar y sanar.
"En realidad fue un poco causalidad. Yo había llegado a Buenos Aires luego de estudiar la universidad en España", dice sobre su licenciatura en Marketing, y agrega que en ese afán de encontrar un propósito mayor a sus días, se volcó a esta práctica. "Entré al curso 'El arte de vivir' de Ravi Shankar (un instructor de la India) Fueron cinco días en la cual estuve en una inmersión de depuración, practicando desde Yoga hasta respiraciones con sonidos. Y fue allí que pude experimentar el poder que tiene mover la energía en el cuerpo", recuerda.
Con 23 años, en ese entonces, se replanteó sus metas al ver que esto podía sacar su mejor versión, y ayudarle a sanar emociones. Empezó a practicar saludos al sol, así como también pranayamas y de a poco empezó a capacitarse más, hizo el profesorado en la Federación Argentina de Yoga, un título avalado por la Embajada de la India.
"Mientras iba aprendiendo me di cuenta que ya no quería vivir en una ciudad como Buenos Aires. Y casualmente allá tenía muchos amigos ecuatorianos, entonces en unas vacaciones surgió la posibilidad de viajar con ellos y de inmediato me enamoré del estilo de vida de acá", dice.
Si bien hubo ticket de regreso a su país, no le faltaron las llamadas desde Ecuador para trabajar, y fue entonces que sin pensarlo mucho hizo de Guayaquil su nuevo hogar, donde el yoga no faltó.
Gestando a conciencia
A su llegada a Guayaquil le ofrecieron dar clases en una escuela de yoga y de a poco empezó a hacer comunidad. "Fue como sentir que el yoga era una filosofía de vida y que debía compartirlo para que se multiplique. Si esto me hizo bien a mí, le podía hacer bien a otros", comenta.
Luego se abrieron muchas puertas y empezó a dar en varios estudios de la ciudad. Sus días eran entre Urdesa, Ceibos y Samborondón.
Laura atribuye que el mayor crecimiento en esta práctica se dio cuando queda embarazada de su primera hija. "Durante todos los nueve meses hice yoga y empecé a conocer la cantidad de manejos que había alrededor de los partos. Eso hizo que me cuestione cómo había tanta desinformación o información confusa para las futuras mamás".
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Leer másAquel fue el motor para que Laura se enfoque en dar clases de yoga prenatal y desde entonces siente que ha tocado corazones. "Me da gusto como las embarazadas han podido conectar consigo mismas y hacer florecer esa madre que esta dispuesta a nacer en esa semillita", refiere.
En esa nueva faceta dio clases en Mommy Care con Nathalie Zevallos y luego en Yoga Shala hasta que vino la pandemia y quedó embarazada de su segunda hija.
Allí comienza a sonar más su nombre y desde las clases online, pudo llegar a madres de otros países como Perú, Colombia, Venezuela, Argentina, Estados Unidos, Francia, entre otros.
“Fue una hermosa manera de direccionar mi energía, tratando de generar bienestar no solo para mí que estaba embarazada sino para las otras mamitas", expresa.
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Leer másSi se mira su Instagram destaca el post de su parto en el agua. "Fue en casa pero tenía un neonatólogo, una partera con experiencia... La clínica está a tres cuadras de donde vivo por si hubiera una emergencia. Entonces todo estaba planificado en esas 36 horas de labor. Fue bello pero intenso" cuenta sobre su experiencia donde confiesa que los años en el yoga fueron clave.
Al día de hoy, sigue impartiendo yoga prenatal y también integral para compartir su evolución. No solo en cursos presenciales y online, sino también en eventos donde tiene audiencias grandes.
Quien la escucha siente de inmediato toda la buena vibra que transmite. "La mayor responsabilidad y a la vez el mayor derecho que tengo es poder sostenerme en paz, salud, armonía. Aunque tuve etapas en mi vida que me marcaron, el yoga dio un orden, una estabilidad y sanación a mi vida", dice. Ese estado de goce y disfrute hace que otras se conecten con ellas sentadas sobre su mat.
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Leer másLaura cita las ventajas que da esta práctica en el embarazo:
Contribuye a mejorar la oxigenación de la sangre.
Aporta elasticidad y tonicidad muscular.
Ayuda a corregir posturas en la espalda.
Adicional, el yoga ayuda a vivir el embarazo de forma más consciente. Se aprende a respirar mejor, a tener mayor consciencia de los cambios que se dan a nivel físico y mental y asimismo a relajar el cuerpo para que en los momentos de tensión (como las contracciones) puedan conectar mejor consigo mismas.
Sobre ella
-Argentina
-Lcda. en Marketing. Diplomada en Gestión Comercial.
-Es profesora de Yoga Prenatal y post natal. Asimismo, yoga integral.