La Mafia Andina, el grupo que ‘trafica’ cultura con rap en quichua
Taki Amaru y DJ Mic le dieron forma a este proyecto hace más de seis años. Aseguran que el movimiento está tomando fuerza en Ecuador
Dar visibilidad a una lengua milenaria en la actualidad, es digno de reconocimiento, pero adaptarla a uno de los géneros musicales más importantes de la historia es simplemente maravilloso.
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Leer másEllos entendieron la necesidad de rebuscar en otra profundidad la manera de comunicar, de ser, de estar. Y es precisamente en ese proceso de encuentro en donde nace La Mafia Andina, un grupo ecuatoriano de rap que combina el estilo surgido a finales de la década de 1970 en los barrios más marginales de Nueva York, con el folclore del quichua.
Una presentación los trajo hasta Guayaquil, desde Imbabura, para mostrar su talento en la Universidad de las Artes. Una vez terminado el show, llegaron hasta Centro Cultural Casa del Mango para compartir un encuentro mucho más íntimo.
Allí, con su vestimenta tradicional, sus pulseras y con uno que otro rasgo de su amor por el rock se presentó Taki Amaru. Colombiana de nacimiento, pero rapera y mujer quichua por convicción.
“Vengo de un proceso largo porque nací en Bogotá, mi familia es de allá. Crecí en Colombia y luego vine a Ecuador”, empieza Taki mientras se recuesta sobre un sillón y advierte estar cansada.
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Leer más¿Por qué el quichua? Es la interrogante de cajón ante alguien que no es originario de esta cultura. Ella responde de inmediato y sin dudar. “En todo ese proceso adolescente de descubrir identidades pude encontrar un espacio y una disciplina en el quichua, reconocimiento a mí misma”, cuenta con una calma envidiable.
Taki, quien antes bailaba y hacía teatro además de cantar, encontró en Ecuador “esa parte que me estaba faltando, en mis ideas, en mis corazonadas, en la forma en la que percibo el mundo”.
Siempre apegada al arte desde que llegó al país a los 14 años, decidió con el tiempo emprender La Mafia Andina, un proyecto arriesgado capaz de mezclar dos mundos. Este nombre, bastante particular, nació también de las improvisaciones que salían junto a José Miguel Dávila, mejor conocido como DJ Mic.
“Es la mafia del maíz, conservar las semillas originarias de aquí. Conservar la lengua y la comida que son dos soberanías súper fuertes que mantiene La Mafia Andina y que casi se tienen que traficar como una mafia porque en la cultura hegemónica se está perdiendo. Lo tenemos que meter a la fuerza como una mafia cultural”, explica DJ Mic para intentar que el resto comprenda el poderoso significado detrás de estas dos palabras.
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Leer másAunque para algunos pueda estar lejos de lo que acostumbran escuchar, Dávila asegura que no son ni será el único grupo que hace rap en quichua. Incluso, existen otros en Imbabura y en otros sectores de la Amazonía que tienen mucha acogida.
“Está empezando a tener mucho peso y está ganado interés. Es una de las expresiones más interesantes dentro del país, es la mezcla del rap universal, pero en quichua con pensamientos que solo salen de este idioma originario”, detalla el acompañante musical de Taki Amaru.
Entre la conversación y el sinnúmero de detalles, la pregunta acerca del papel que juegan las comunidades respecto a lo que ellos proponen es inevitable. Taki reflexiona y entiendo que hay muchas comunidades e individuos y la música es de gustos.
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Leer más“No a todos les gusta lo mismo. Pero sí siento que hay una acogida muy grande por parte de los jóvenes. Hay cariño por lo que hacemos”, continúa. Asimismo, cuenta que en su país natal, Colombia, también existen quienes les apoyan. Ha podido dar unas cuantas entrevistas, pero aún le falta llegar a presentar un show.
En esa necesidad intrínseca que tienen las bandas musicales en proceso de consolidación, las redes sociales pasan a ser el aliado primordial. Sin embargo, Taki no se siente muy cómoda interactuando con ellas. “Yo quisiera eliminar las redes sociales, es muy fuerte para mí. Si bien es un canal de comunicación, es un lugar que abarca demasiadas cosas y a veces cansa. No vibro con estar todo el tiempo exponiéndome”, cuenta casi que con malestar.
“Lo malo es que sin ellas no podemos tener visibilidad. Te hablo desde mi espíritu, es pesado”, finaliza, sin evitar mencionar que el anhelo de ellos y de muchos es poder tener mayor apoyo del Estado para que el proceso sea menos complicado.