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Fue la mano de dios, película de Netflix
La actuación de Filippo Scotti está llena de sensibilidad, autocontrol.Netflix

Fue la mano de Dios, alegría y desdichas entrelazadas

Su director y guionista, Paolo Sorrentino, alcanza gran profundidad en una maravillosa historia de ritmo sostenido.

Fabietto (Filippo Scotti) vive en Nápoles con sus padres, el banquero Saberio Schisa (Toni Servillo) y María (Teresa Saponangelo), ama de casa que gusta de las bromas. Comparte habitación con su hermano Marchino (Marion Jouvert), cuya ambición es convertirse en extra de una película de Federico Fellini. Su sexualidad se alborota cada vez que ve a su tía Patrizia (Luisa Ranieri).

Son los años 80, década en la que Diego Armando Maradona ingresa al Nápoli (1984), donde logra sus mejores actuaciones y triunfos a nivel de clubes. Pero Fabié, fanático del argentino vivirá una tragedia imprevista. El destino interviene, la alegría y la desdicha se entrelazan y el porvenir de Fabietto enfrenta nueva ruta: el cine.

Fresca, hermosa y profunda es 'Fue la mano de Dios', nueva obra maestra de su director y guionista Paolo Sorrentino, donde el ritmo es sostenido y la vida se manifiesta en todo su realismo total. Donde el argot futbolístico sirve cual metáfora: “Tiro libre es el poder de la perseverancia”.

Pero no es solo eso, también sirve para demostrar que la dirección es brillante en sus tomas, colores, de rapidez y diversidad tal, que le permite mostrar simultáneamente a sus personajes, desde el niño (parte del folclore italiano) que imparte bendiciones y milagros hasta los miembros que integran la familia Schisa.

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Todos ellos parecen brotar de un largometraje realizado por Fellini: mujeres obesas y galanes otoñales, rostros y personajes extraños. Diálogos que juegan con la verdad y actitudes humanas que son reflejos de una sociedad que ronda con la decadencia.

Y Sorrentino jamás se detiene, pues a cada instante muestra su estilo barroco, existencialista, cuestiona el poder y la religión sin olvidar, jamás, los instintos y secretos del ser humano.

Para confirmarlo están caracterizaciones como la de Betti Pedrazzi en el rol de la baronesa Focale, mujer posesiva, indiferente, exigente pero que, llegado un momento, no tiene reparos en demostrar sus anhelos sexuales. Luisa Ranieri como Patrizia es desinhibida, erótica; mujer que exhibe sin tapujos su cuerpo de mujer madura. Así, cada uno de los personajes se convierte en la mente del espectador en alguien digno de su propio largometraje.

Filippo Scotti es una revelación y ya ganó un premio como tal, pues su actuación está llena de sensibilidad, autocontrol. Sabe enarbolar sus silencios. Su rostro es maleable y puede reflejar sus sentimientos sin proferir palabra alguna. Él brinda la mejor actuación masculina del filme. Llamativo es Ciro Capano en el rol del cineasta Capuano. Él representa con certeza al director irascible, seguro de su verdad, franco y despectivo, pero que termina siendo un gran consejero.

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Sin lugar a dudas 'Fue la mano de Dios' merece obtener los galardones a los que diversas instituciones han postulado cual película del año. Estará representando a Italia en la próxima ceremonia de los Óscar en la categoría Mejor Película Internacional, antes “en idioma extranjero”.

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